Maribel Montero, nací en Ávila y vivo en Barcelona. Estudios de Magisterio y Filología Hispánica. Trabajé como comercial y gestioné el taller de escritura creativa “Laberinto de papel”. Tengo cinco libros publicados y una novela inédita “La mujer burbuja”, que espera su oportunidad.

Títulos: –Visión nocturna, libro de relatos. -Ávida vida, poemario. -Los tulipanes son siempre un buen comienzo, novela. -Asimetrías del fuego, poemario.-El aire arrebatado”, poemario

Redes sociales. Participo activamente en redes sociales: -Facebook: Maribel Montero -Twitter: Maribel_poesía -Instagram: montero. munoz.10

Tengo un blog literario: https://palidofuego-palidofuego.blogspot.com/

Quedé finalista en el concurso de poesía “ El umbral de la poesía” en el 2019. Organizo recitales de mi obra poética acompañada de otros rapsodas y de música de guitarra. Los sábados finales de mes convoco a otros poetas y escritores en el espacio literario titulado “Universos”

Participo en actividades literarias de plataformas sociales como “Gong Asociación de Derechos Humanos” y “El banc del Temps”. Colaboré con la revista Lasdoscastillas.com” En la revista multimedia “De Sur a Sur” Colaboré con la “Lliga Oncológica del Maresme” en sus libros de carácter social y altruista con dos de mis relatos. Colaboración con el Ayuntamiento de Valladolid en su libro para promocionar la igualdad de género “Ella, la igualdad”, con uno de mis relatos.

Soy miembro de algunas asociaciones de poetas como “Poetas en red” y “Laberinto de Ariadna” Miembro de la ACEC y de CEDRO.

Los poetas le cantan al aire,  “A la verdad del aire, como diría Alberti. Y César Vallejo nos habla de su naturaleza voluble:“Muchos días el viento cambia de aire”. También Ida Vilariño mostró su esencia en algunos de sus versos: “Y se estremece el aire con un dejo de vida”.  Nuestro Federico escribió sobre la fugacidad y los suspiros: “Ay, amor, que se fue por el aire”. En “El aire arrebatado”,  el nuevo poemario de Maribel Montero, el aire posee la elocuencia del devenir caprichoso, que se enseñorea del  espíritu y lo transforma, lo desarma o lo pule como el viento a la roca. El ritmo de sus poemas traza un encaje delicado; la vibración de su aura nos envuelve en su armonía. El verbo es aire y al aire se entrega. Palabra y silencio se sostienen en el aire. El primer y el último aliento, la vida y la muerte son del aire, y cobran protagonismo en este libro de poemas. El poemario está dividido en cinco partes. La primera de ellas está dedicada al otoño, con breves poemas que se pueden leer de forma autónoma o en conjunto. El título es “La respuesta está en el aire”. La segunda parte lleva por título “Somos criaturas del viento y el viento es salvaje”, y en ella podemos encontrar una reafirmación de la feminidad, su poder y su valor. También de su naturaleza vulnerable. En la tercera parte “Espíritu que naufraga en medio de un torbellino”,  los poemas parecen acusar el vértigo de los paisajes mentales más oscuros, de la locura, de la tristeza que se viste con las nupcias engañosas del silencio, y del silencio mismo cuando perturba y daña.  También de la necesidad de morir –esas pequeñas muertes diarias- para resucitar y encender nuevas hogueras. En la cuarta parte “Soñé por un momento que era aire”, los poemas son ligeros como el vuelo del águila que le sirve a la poeta para hacer un paralelismo con el vuelo que nos lleva a un estado de libertad. “Cuando el águila desafía las alturas y las corrientes destructoras contagia su pasión y el valor de sortear la fragilidad de la fibra y los segmentos corruptibles, para dominar sin ser devorado por el orgullo y las mareas destructoras. Finalmente en “Beber los vientos”, el amor toma protagonismo. Como letra de bolero, como música que viene de lejos o como los ríos remotos que cantan en las fuentes. También como reverberación de campanas, sin olvidar el deseo carnal, como el que sobrevuela el poema que acaba así : el aire acaricia a los niños feroces que en campos de manzanas muerden pulpas. También el aire puede ser lamento, queja o suspiro como en el poema “Memoramdum de faisanes”, donde el aire cuando besa, quema.

Si  la respuesta está en el aire, como dice la canción, los poemas de esta antología tratan de abrir ese abanico como una corriente de aire fresco que reanima con su verso libre. El aire propicia el vuelo: “La soledad tiene las alas de un pájaro/ cuando la vida ocurre dentro”.El aire es música y eternidad: “Respira el aire agridulce/ rosada caracola son de mar para el oído un día” Recuerdos, infancia, mensajes que el aire lleva, que el aire trae: “Los remolinos de la infancia llevaban hasta mi puerta el polvo de las eras” Los pulmones como un sagrario, el silencio y su peso, la ausencia: “Este pez que al aire apunta/ y que en el aire se ahoga”

María Luisa Ávalos nací un 27 de septiembre de 1950 en La Puebla de Cazalla, provincia de Sevilla. Tenía seis meses cuando mi familia se trasladó a Barcelona. He tenido por ello la suerte de crecer entre dos culturas, la andaluza, en mi casa, y la catalana, en la calle. Ambas se fueron fusionando a medida que iba creciendo, enriqueciendo así mi alma y mi bagaje. A lo largo de mi vida he tenido diversas ocupaciones, habiéndome dedicado durante mucho tiempo al sector de la publicidad en prensa, pero cuando me he sentido más realizada ha sido en la época en que me formé en la Gestalt y otras terapias holísticas. Estos conocimientos me han permitido acercarme a muchas personas en situaciones complicadas, con la confianza de poder ayudarlos. El interés que siempre he sentido por la literatura y el arte me llevó en su día hasta el Reial Cercle Artistic de Barcelona i l´lnstitut Barcelonés de l´Art, donde he colaborado como contertulia y relaciones públicas.

En la actualidad estoy divorciada y tengo dos hijos, que son mi aliento de vida.

 

Saludamos con este libro la salida a la luz de la obra de María Luisa Ávalos, sabedores de que un escritor que se atreve a exponerse ante sus lectores asume, en el fondo, el íntimo convencimiento de que su voz ha encontrado la madurez deseada. Sin caer en la fácil tentación de confundir escritura y confesión personal, estas páginas permitirán adentrarnos en la experiencia del yo poético que ha proyectado sobre la naturaleza – la luz, los árboles, el mar- una mirada panteísta; que nos habla de la soledad y la lucha dolorosa por encontrar el camino hacia el futuro, pero también de amor –del que murió y el que renació–; de la conciencia del tiempo que pasa y del pasado que no se pierde, pues pervive en la evocación de la memoria. Asistamos a todo ello guiados por el fogonazo iluminador de los versos de los poetas de cabecera de nuestra autora.