Dijous, 31 d'octubre de 2024



Castellano  


Cedro contra Google. La entidad de gestión de derechos de autor demanda al gigante de internet
acec2/12/2020



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Carmen Cuartero, responsable de comunicación de Cedro –entidad de gestión del cobro de derechos de autor por las copias o reproducciones de los contenidos escritos–, me llama para contarme que han puesto una demanda a Google por el impago de 1,1 millones de euros en derechos de autor. Me dice que “se trata de los derechos de propiedad intelectual derivados de la agregación, por parte de Google Discover, de fragmentos de noticias de publicaciones digitales sin remuneración alguna; mientras que otras compañías como Upday o Huawei sí lo están haciendo”. La cantidad es un tanteo porque en función de los contenidos tomados la reclamación podría llegar hasta los 14 millones de euros.


Para que me cuente este pulso de David contra Goliat me pongo al habla con el presidente de Cedro, Daniel Fernández, que también es el editor de la histórica Edhasa. Le confieso que esto de Cedro durante años me había sonado mal, como una SGAE de libros… “La SGAE es otra cosa. Nosotros estamos auditados de arriba abajo y somos absolutamente transparentes”.


Me explica que tienen más de 28.000 socios “y no solo es una entidad sin ánimo de lucro encargada de defender y gestionar de forma colectiva los derechos de propiedad intelectual derivados de la utilización secundaria de libros, revistas, periódicos y partituras. También informamos y formamos sobre propiedad intelectual, pagamos a los autores los derechos de autor recaudados y damos otros servicios de apoyo a nuestros creadores”.


Muy pocos gobiernos se atreven a toserle a Google… ¿Y va Cedro y los lleva a los tribunales? “Alguien tenía que hacerlo. Nada me gustaría más que habernos sentado a dialogar, pero ellos no quieren el modelo europeo socialdemócrata de negociar con entidades colectivas de gestión sino el modelo del capitalismo salvaje y establecer pactos individuales con editores a su manera. Es la antigua fórmula del divide y vencerás, porque un editor no tiene fuerza para enfrentarse a Google. Gastan fortunas en abogados y un lobby que presiona para mantener el discurso falaz de que están por la libertad de prensa. A algunos editores de periódicos digitales les pasan dinero a cambio de romper la gestión colectiva que protegería a los más débiles. Es la vieja táctica del rompehuelgas, algo muy feo”.


Le digo que a otro gigante como Amazon le dan muchos palos, pero de Google pocos hablan… “Porque tienen el poder de decidir que alguien en las búsquedas salga antes o después, que aparezcan antes las informaciones negativas o las positivas. No soy un conspiranoico, pero el mundo se está volviendo un lugar enloquecido”.


Me pongo de abogado de Google: mucha gente está feliz de poder acceder a esas noticias en sus pantallas sin coste… “Cuando algo es gratis, siempre hay alguien que cobra por ello… y no somos nosotros. Desde que apareció la ley no han hecho retribución alguna por esos contenidos que han ido agregando. Naturalmente que queremos que las noticias y los libros lleguen a mucha gente, pero queremos que el que saca beneficio de unos contenidos remunere a los creadores de esos contenidos de forma adecuada. Los grandes monstruos de internet se adueñan de todo y eso parece normal. Unas grandes empresas tecnológicas que, por cierto, en esos países donde algunos las defienden tanto, no pagan impuestos y tratan de eludir todos los tributos”.


Con recaudaciones como esa que no quiere soltar Google, que cuesta sangre, sudor y pleitos, Daniel Fernández me explica que Cedro paga, por ejemplo, las ayudas Covid que se dieron en verano a publicaciones que vieron caer en picado su recaudación con el cierre de quioscos, las gafas graduadas –herramienta de trabajo imprescindible– a los escritores mayores de 50 años que lo solicitan o dinero para autores mayores en situación difícil: “Me siento impresionado cuando acceden a bolsas de ayuda modestas personas que lo agradecen muchísimo. Hay situaciones tremendas, escritores en situación de vulnerabilidad a los que esos 1.000 euros les han permitido parar un desahucio. Me dejan con el corazón herido”. Habrá que seguir pleiteando con los googles del mundo.


Antonio Iturbe




   
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