La pasión por la pintura, la literatura y la poesía, y la idea de que las artes deben practicar el mestizaje, nos llevó a los autores el pintor Antonio Hervás Amezcua, el escritor José Luis Atienza Ferrero y la poeta Lola Irún Ruiz, a plantearnos una propuesta que, además de ser una creación artística individual, fuera un proyecto común que la trascendiera. 

La ilusión de las afinidades electivas, la admiración mutua que sentimos por los trabajos creativos de cada uno, la emoción que despliega una tarea artística de esta naturaleza y, sobre todo, el afecto que trenza la amistad fortaleció el vínculo que desembocó en el presente libro. Su elaboración, dadas estas circunstancias, ha sido fruto de un proceso natural. Unas veces, el pintor ha iniciado el camino con sus pinturas; y otras, a partir un texto o poema, ha sido él quien ha vislumbrado una acuarela.

Este terceto artístico formado por dos chicos y una chica, (motivo recurrente en el cine como en Dos hombres y un destino, del director George Roy Hill o en Jules et Jim, de Franços Truffaut), comenzó a rodarse en el restaurante de la Ermita del Bruguers, Gavá, a finales del año 2020, a lo largo de encuentros quincenales. En ellos, bien en el taller de Antonio, bien en comidas divertidas y enriquecedoras, hemos ido comentando el trabajo de cada uno en relación con el tema previamente propuesto, con la intención declarada de que este material acabara formando parte del presente ejemplar. 

No ha faltado el trabajo de campo. Antonio cogía sus bártulos de pintor y nosotros dos nos íbamos, en algunas ocasiones, a verle pintar al natural: la playa de Gavá, el Mercado de Sant Antoni, Barcelona, el Parc de Magdalena Modolell, Viladecans, etc. En otras, él hacia sus acuarelas en solitario en lugares como: Islandia, el Cantábrico, Trujillo, Jaén, Mágina. Espacios míticos en la vida de alguno de los tres autores y de sus obras. Por ejemplo, el Mercado del Barrio de San Antonio es especial para Lola, dado que nació allí y recuerda con emoción las visitas con su padre, todos los domingos, a las viejas paradas de libros, esos objetos con vida fueron la mecha,   la llama de su poesía.  El Parc Modolell, de Viladecans, que asoma en Jacaranda, es también un ámbito singular de vivencias personales, políticas y culturales para José Luis. Como lo son también para Antonio Jaén, provincia en la que nació, y la playa de Gavá, su residencia personal, su Mar insumiso. Es la ciudad donde Antonio desarrolla su actividad artística, donde se ubica la sede de la Fundación Hervás Amezcua, que él preside y de la que formamos parte activa los tres autores.

Cada prosa, poema o pintura tiene entidad por sí misma. La imagen y los textos dialogan entre sí sin perder su independencia, puesto que ni los textos pretenden describir las acuarelas ni estas ilustrar aquellos. 

El orden de aparición de las pinturas y escritos se ha elegido en función de la coherencia de las acuarelas entre sí y del sentido que desprenden los textos; sin establecer una sucesión fija que pudiera limitar la pulsión de cada obra particular. En todos los casos hay un tema descrito en el título que acompaña cada serie y que abre un haz de resonancias estéticas y personales. 

El libro consta de 22 unidades ternarias: acuarelas, poemas, textos en prosa. El número elegido tiene un carácter simbólico que está relacionado con su publicación en el presente año. En 2022 se conmemora el centenario de varios acontecimientos literarios y artísticos. Por ello, hemos querido homenajear con nuestro trabajo, de forma sencilla, algunos hechos culturales significativos que se dieron tras la Primera Guerra Mundial y que pusieron en crisis la civilización occidental y el propio lenguaje. “Las gentes volvían mudas del campo de batalla”, dijo Walter Benjamin.  Nos referimos a la publicación, en 1922, de la obra Ulysses, del escritor James Joyce, novela vanguardista que rompió con las convenciones narrativas vigentes. De La tierra baldía, del poeta T.S. Eliot, que marcó un punto de inflexión en la concepción de la poesía. El final de la composición de Las elegías de Duino, “Una tormenta sin nombre, un huracán del espíritu”, así las definió su autor Rainer M. Rilke (publicadas en 1923) De El cuarto de Jacob, de Virginia Woolf, una innovadora forma de narrar que borró los límites entre acción, lirismo y pensamiento. Del valioso y radical poemario Trilce, de Cesar Vallejo. De la publicación del Tractatus logico-philosophicus, del filósofo Ludwig Wittgenstein, una aportación novedosa a la filosofía moderna. También del centenario del nacimiento de Gabriel Ferrater, Joan Fuster, José Saramago, de Jack Kerouac, del director de cine Pier P. Pasolini, del cuadro La masía, de Joan Miró , de los decorados y máscaras de Pablo Picasso para la obra Antígona, de Jean Cocteau, de la película Nosferatu, de Friedrich W. Murnau, del descubrimiento de la tumba de Tutankamón y de la muerte de Marcel Proust. 

 La pintura y la escritura de Entretrés nos ha dado muchas alegrías personales y nos ha enriquecido artísticamente. Salir de uno mismo para inspirarse en otro ha sido un reto fascinante y una bella travesía para nosotros. Y la experiencia nos dice que lo mejor está por llegar: el libro ya en la calle y el encuentro con los lectores.

Gracias por acompañarnos.

Antonio Hervás Amezcua -  Lola Irún Ruiz  - José Luis Atienza Ferrero