Dijous, 31 d'octubre de 2024



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En ‘Enemiga íntima’, la escritora Susana Peix narra un crimen real ocurrido en la ciudad de Vilanova i la Geltrú desde la perspectiva de Ismael, que mató a su padre
acec18/4/2023



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Ismael Molina mató a su padre creyendo que este pertenecía a una mafia y que quería hacerle daño a su novia (ficticia) y al grupo secreto de la policía (ficticio) al que él mismo pertenecía. Tras el juicio, se decretó que el parricida sufría un brote psicótico. En Enemiga íntima (Al revés, 2023), la escritora Susana Peix nos da la versión de los hechos de Ismael, y todo parece indicar, según esta versión, que el crimen fue inducido por una tercera persona.


Era el día del 21 cumpleaños de Ismael Molina, el 8 de junio de 2019. Ese mismo día, aprovechando la oportunidad de que su padre dormía (era vigilante jurado con turnos de noche), su hijo se acercó a la habitación conyugal y le clavó una navaja de pescador. Lo hizo sin sentir nada, nada más que alivio. Antes, sin embargo, había agarrado del mueble bar una botella de whisky y bebido todo lo que pudo, de un solo trago. No se sentía nervioso, pero sí tenso. Todo había durado menos de treinta segundos.


Acto seguido, cogió todos los productos de limpieza que pudo: lejía, amoniaco, limpiamuebles, alcohol de quemar, salfumán. Los vació todos en un cubo, en la habitación, y estos comenzaron a reaccionar. De la mezcla emanaban vapores, formando una gran nube. Los ojos le lloraban, sentía la quemazón ácida de la mezcla sobre su piel. Pensó que la casa podía explotar, así que bajó el interruptor general del cuadro eléctrico. Con una especie de antorcha hecha con un periódico trató de pegarle fuego a la habitación, pero aquello no prendía; hasta que prendió. Se dijo: ya está hecho, ahora la gente de Balx vendrá al rescate, ellos saben cómo resolver estas cosas. 


La sorpresa fue que Alba (Álvarez), su hermana, su amiga, quien le había metido en -y lideraba- Balx (el grupo de investigación secreto de los Mossos d´Esquadra) le acaba de dejar tirado: apáñatelas como puedas, le dijo. E Ismael no supo más que hacer que ponerse a caminar. Se fue por el paseo marítimo de Vilanova i la Geltrú hasta el Faro, caminando en paralelo a la vía del tren para alejarse de la ciudad en dirección a Sitges. Habiendo llegado a una zona solitaria, reseteó el móvil, le sacó la tarjeta SIM, lo rompió pisoteándolo y acto seguido lo lanzó al mar (todo siempre siguiendo las órdenes de Alba). Seguro que vienen ahora mis compañeros de Balx a rescatarme y a arreglarlo todo, pensó. Tenía una misión y la había cumplido. Alba, su amiga, su hermana, su confidente, le había dicho que si no mataba a su padre (de quien le había hecho creer que estaba metido asimismo en una mafia), las mafias acabarían con todos ellos, con el grupo secreto de Mossos d’Esquadra (Balx), del que tanto Ismael como su novia (Julia), como la propia Alba formaban parte. El problema es que todo era una invención: ni existía Balx, ni las mafias, ni su novia virtual (Julia), ni los dos hijos que ésta le había hecho creer que había tenido por medio de la inseminación artificial. Lo que sí existía era un cadáver.  Y una culpa que Ismael Molina habrá de arrastrar consigo el resto de su vida.  


Para entender cómo un joven de aspecto bondadoso, tranquilo y de natural protector con los suyos acabó matando a su propio padre, hay que retroceder a la primavera de 2018 y que hay que comprender dos aspectos básicos: el hecho de que Ismael nunca había tenido una novia (y lo deseaba) y que su sueño era el de dedicarse a cualquier cosa relacionada con la informática (cosa que le prometieron que haría en Balx: dedicarse a la investigación policial a través de la informática forense). 


Esa primavera Ismael conoce a Alba, novia por aquel entonces de Arnau, con quien Ismael tenía amistad desde los tres años. Ismael y Alba poco a poco van compartiendo confidencias. Ismael le confiesa que cree que las chicas no se fijan en él porque está gordo y es feo. Así, un día Alba le dice que le ha enseñado una foto a su amiga Julia y que le ha dicho ésta que él le gusta mucho. Alba le da el teléfono para que le escriba y, poco a poco, comienza una relación entre ellos (que siempre será virtual, nunca llegarán a conocerse, ya que quien decía ser Julia era la propia Alba). Después de esto, otro día, Alba les confiesa a Ismael y Arnau que forma parte de un grupo secreto dels Mossos d´Esquadra llamado Balx, al que habría entrado -supuestamente- después de haber sufrido un escalofriante periplo de malos tratos, vejaciones y violaciones por parte de un exnovio, y que si quieren sumarse al equipo. Ambos aceptan en septiembre de 2018. Su trabajo consiste en hacer vigilancias: anotar matrículas y avisar en un grupo de Whatsapp (en el que también están Xavi y el Chino, un supuesto informático; ambos personajes inventados por Alba) si ven a alguien sospechoso de pertenecer a una mafia (en realidad, acabarán pasando las horas delante del Clarel en el que trabajaba Alba). A partir de este momento todo se convierte en una espiral de secuestros, violaciones y tiroteos (que solo sucederán en el terreno de la ficción, ya que ni Arnau ni Ismael nunca presencian nada de esto, todo sucede vía telefónica o en mensajes de Whatsapp o Signal de Alba/Julia). La clave aquí, sin embargo, cuenta Susana Peix, «son los ‘acoasmas’, alucinaciones auditivas que no consisten en percibir palabras o voces, sino sonidos». Así, el cerebro de Ismael escuchaba «sirenas y enseguida las relacionaba con los tiroteos, con lo que le contaban». Dicho de otra forma: le daba verosimilitud a la ficción. Y es que lo que le contaba Alba era una espiral de asesinatos, tiroteos, chantajes, extorsiones, secuestros y violaciones. Con ello, la ficción se volvía real en la mente de Ismael: todo, para él, entonces, tenía sentido y era verosímil (le cegaba la lealtad, la confianza y el amor).


Cuando uno lee Enemiga íntima, y no solo a través de las declaraciones del propio Ismael, sino de lo que se desprende de conversaciones de chats, es que la estrategia de Alba estaba clara: o ellos o nosotros. Así, progresivamente esta va alejando a Ismael de sus amigos y de su familia cada vez que quien quiera que fuese contradecía lo que ella decía. Quien ponía en duda cualquier suceso, evento, opinión u orden era directamente acusado de pertenecer a alguna mafia, de poseer oscuros secretos o de conspirar contra ellos o Julia (en su invención, Alba había creado un personaje multimillonario, a quien todo el mundo quería robar el dinero y violar). La cosa llegó al punto de que la palabra de Alba era norma y ley para Ismael, y no había nadie quien pudiese poner un poco de cordura en el asunto o servirle a Ismael de contrapunto sensato. En resumen: Ismael acabó aislado de todo el mundo. Y esto desencadenaría el parricidio: Ismael se convenció de que su padre quería violar a su novia y robarle su dinero (sí, en esta historia hay una indecible presencia obsesiva de la violación, lo que daría para otro artículo).


Cuando sucedió el asesinato, Susana Peix vivía en Vilanova i la Geltrú. Ismael había sido compañero de su hijo en el colegio desde los tres años y hasta segundo de Bachillerato. Estando Ismael en el modulo psiquiátrico de la prisión y a través de su abogada, se puso en contacto con su hijo, pues quería retomar el contacto (de hecho, su hijo es uno de los amigos que aparecen en el libro como perteneciente a una mafia). A finales de 2021, Susana Peix le dijo a su hijo que le comentara a Ismael que le gustaría escribir su historia y quiso la providencia que el mismo Ismael lo hubiera pensado también, que Susana Peix debiera escribir su historia. Así las cosas, ambos comenzaron a trabajar en el libro después de que Ismael saliera del módulo psiquiátrico de la prisión, el 11 de marzo de 2022. Fue un trabajo exhaustivo y minucioso. Ambos se reunían en largas entrevistas y trataban de ordenar, ligar cosas, relacionar chats, transferencias (pues, a partir de determinado momento, Alba comenzó a pedirle dinero a Ismael para realizar supuestos cursos de formación para el grupo secreto policial al que pertenecían).


Ismael ya llevaba varios años de trabajo con los psiquiatras, quienes le ayudaron poco a poco a que fuera cuestionándose lo que había pasado. Pues, como curiosidad se ha de decir que, como nos cuenta Peix, Ismael no se entera de que todo es mentira sino hasta seis meses después del asesinato, cuando, antes de realizar las primeras declaraciones (en noviembre de 2019), le preguntó a su abogada si Julia y los niños existían y esta le dijo que no. En ese momento es, para él, como si una pieza de dominó cayera y fuera arrastrando consigo a todas las demás. Y es justo a partir de ese momento cuando Ismael comienza a estabilizarse.


Dice Susana Peix que a Ismael «el libro le ha servido para desbloquear muchísimos recuerdos, para ordenarlos en el tiempo, para entender también cómo ha ido pasando todo. Hay, además en todo ello algo muy emotivo, ya que para él es una manera de poder contarle a todo el mundo qué es lo que pasó, pero también y especialmente de contárselo a su padre». Sobre el tema de la culpa, «Ismael lo ha trabajado mucho, pero sabe que la culpa no se la va a poder quitar nunca, le han enseñado a vivir con esa culpa, a minimizarla, porque sabe que es responsable de lo que sucedió, pero sabe igualmente que no lo hubiera hecho si no hubiera estado como estaba», afirma Susana Peix.


La base (y el logro mejor) de Enemiga íntima es el hecho de contar las cosas como si hubieran sido reales; es así como Susana Peix e Ismael Molina lo trabajaron. La máxima que le dijo la escritora fue la siguiente: «Quiero contar la historia tal como tú la viviste». Ello provoca una lectura trepidante, angustiosa, desasosegada, asfixiante y opresiva, ya que vivimos como reales todos los sucesos que así lo fueron en la mente de Ismael. Y ello apoyado no solo en la narración de la escritora y en las declaraciones de Ismael, sino que se incluyen chats reales, muchos de los cuales ni siquiera están en el sumario del juicio. 


El quid de la cuestión de este caso es que los psiquiatras no saben con exactitud cuándo comenzó el brote de Ismael, pues todo acaban siendo suposiciones. De otro lado, tampoco se ha podido probar (de momento) que Alba indujera a Ismael a cometer el asesinato del padre de éste. De cualquier forma, la fiscalía ha pedido que se repita el juicio por considerar «insuficiente, arbitrario y contradictorio» el veredicto emitido por el jurado popular que juzgó el caso. A fin de poner orden, temporalidad y sentido en esta historia real «que parece tan inventada que jamás podría escribirla un novelista», como dice Marta Robles en el prólogo del libro, Enemiga íntima ofrece un relato coherente que ayuda a entender por qué Ismael actuó de la manera en que lo hizo y a participar de su miedo y de la angustia que vivió en los meses en los que pensó que las personas a las que más quería podían estar en peligro.






   
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