Martes, 26 de noviembre de  2024



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Marga Clark recuerda a su tía, la escultora Marga Gil Roësset, que se quitó la vida a los 24 años por amor a Juan Ramón Jiménez.
acec10/12/2019



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La escritora y fotógrafa Marga Clark (Madrid, 1944) ofrece, en la Biblioteca de Aragón, este martes 10, a las 19.30, una conferencia sobre la figura de su tía, la escultora Marga Gil Roësset (1908-1932) que, a la edad de 24 años, en 1932, tras destruir la mayor parte de su obra, se quitó la vida por un amor que ella consideró imposible hacia el poeta Juan Ramón Jiménez, que conquistaría el Premio Nobel en 1956.

 

"En las últimas décadas yo intento reivindicar su memoria y su figura como artista y creadora, ya que fue silenciada durante muchos años. Por esto escribí el testimonio novelado: 'Amarga luz', y el poemario 'El olor de tu nombre' (Premio Villa de Madrid 2008). Son mis dos formas de homenajearla y rescatarla del olvido", explica Marga Clark, que ha expuesto en varias ocasiones en Zaragoza, en la galería Spectrum Sotos y en el monasterio de Veruela.

 

Aunque ha avanzado un poco su figura, ¿quién fue Marga Gil Roësset? ¿Cómo la definiría usted?
Fue una joven niña prodigio y una mujer de una fuerza y un espíritu apasionado, con un talento extraordinario para la escultura y el dibujo. Yo la definiría como una artista autodidacta, transgresora, innovadora, única y genial. Siempre adelantándose a su tiempo, como hacen los grandes creadores.

 

Creo que se había contado, y le habían contado, poco de ella...
Sí, estuvo enterrada en la tumba del olvido durante más de 65 años. Marga era un tema tabú en mi familia, tal vez la quisieron proteger de los prejuicios de aquella época, pero desgraciadamente así también silenciaron la genialidad de su obra.

 

Era escultora e ilustradora. ¿Cómo valora su obra?
Está considerada como una artista de vanguardia, sus obras son muy originales y personales. El primer cuento de dibujos que ella misma escribió y que todavía conservamos: 'La niña curiosa', lo hizo a los siete años. Marga impresiona por su dominio de diversas técnicas, porque va del dibujo a la escultura en pocos años y también en apenas diez años pasa del modernismo a la vanguardia.

 

Como artista, ¿al lado de quién la situaría?
Dentro de ese grupo de mujeres, artistas, intelectuales y creadoras como son las que pertenecen a la Generación de 27, como María Zambrano, Maruja Mallo, Rosa Chacel, María Teresa de León y otras muchas.

 

¿Qué vínculo tenía con Zenobia Camprubí Aymar, la esposa de Juan Ramón Jiménez, que era escritora y traductora?
Marga y su hermana Consuelo la admiraban mucho porque era la traductora de Tagore, que ellas leían con gran avidez, y cuando Zenobia la conoció aceptó encantada que le esculpiera su busto.

 

¿Se enamoró locamente de Juan Ramón Jiménez o la enamoró él?
Todo son suposiciones. Lo que sí conocemos son algunos hechos objetivos y lo que Marga nos cuenta en el emocionante e íntimo 'Diario' que escribió durante el último mes de su vida. Pero yo siempre me he preguntado si Marga se enamoró del hombre, del poeta o de lo imposible.

 

¿Cree que intentó que él la salvase o había decidido el suicidio?
El último día de su vida Marga fue a casa del poeta para hablar con él, ella ya llevaba el revólver envuelto en papel, que dejó sobre un mueble en la entrada. También le dejó su 'Diario' advirtiéndole que no lo leyera hasta más tarde. Yo siempre me he preguntado qué pretendía verdaderamente con esta visita. Acabó suicidándose con ese revólver.

 

¿En qué medida sería, también, una 'sinsombrero'?
En la medida que era un espíritu libre, tremendamente creativo y muy avanzada para su época, como eran todas ellas.

 

¿Ha crecido su figura como creadora con el paso del tiempo o no?
Sí, su obra ha comenzado a trascender y a despertar el interés de críticos y estudiosas a nivel internacional. Su obra lenta pero inexorablemente empieza a brillar con luz propia. Algunas estudiantes están haciendo su tesis doctoral sobre su obra. Ya hemos conseguido que el municipio de las Rozas, donde ella murió, le conceda la distinción de Hija Adoptiva y que la Biblioteca de las Matas lleve su nombre.


 

A usted poeta y fotógrafa, ¿qué le ha dado Marga, además del nombre?
Mi tía Marga siempre ha sido una ausencia muy presente en mi vida. Se convirtió en una especie de voz interior con la que yo hablaba constantemente, sobre todo cuando de muy joven me fui sola a estudiar a Estados Unidos, y no me cabe la menor duda que alimentó mi espíritu y que me inspiró para lanzarme al mundo de la creación.

 

Antón Castro
Heraldo



   
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