Martes, 26 de noviembre de  2024



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La estadounidense Joyce Carol Oates agradece la concesión del premio Pepe Carvalho... que está retenido en la aduana de New Jersey
acec26/1/2021



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Carlos Zanón, comisario del festival BCNegra, lo ha desvelado todo, en la entrega (virtual) del premio Pepe Carvalho a la estadounidense Joyce Carol Oates. La autora se apareció por pantalla, desde su casa en las afueras de Princeton (New Jersey), no sabemos si antes o después de ir a correr, actividad que practica a diario. Al otro lado, en el Saló de Cent del ayuntamiento, el teniente de alcalde de Cultura, Joan Subirats, y el propio Zanón.


“Ya me habría gustado ver a Sam Spade enfrentado a los aduaneros 1, 2 y 3”, explicó el comisario Zanón. Resulta que la organización le envió por correo a Oates la estatuilla y... “nuestro Carvalho no ha llegado aún, está en la aduana de New Jersey. Ha sido interrogado y retenido. Una de las preguntas era ‘¿de qué material está hecho?’. Y nuestro detective es del material con el que se construyen los sueños”.

Oates, en conversación con la periodista Anna Guitart, ahondó sin quererlo en la herida: “Las primeras obras de nuestra tradición literaria, las tragedias griegas, hablan del mal, que a veces es el intento de alguien de hacer el bien” (caso, suponemos, del aduanero).


Aunque la autora –candidata al Nobel– es prolífica, y ha abordado casi todos los géneros, opina que “la literatura seria siempre está enfocada hacia el crimen, la violación del tejido social”. Ella, personalmente, descubrió el terror con la Alicia... de Lewis Carroll, “libro lleno de violencia que me provocó pesadillas” aunque, con los años, fue cobrando otro cariz. “Los niños tienen un sentido de la justicia innato –opinó–, de la equidad, que se va perdiendo al crecer”.


Evocó su infancia, en una granja junto “a mis padres, que eran muy pobres y trabajaban de sol a sol. En casa no había libros, aprendí a leerlos en la escuela y luego iba a una biblioteca a diez kilómetros de mi casa. Leer es como soñar, viajas a otros mundos, y va creando tu conciencia”.


Optimista (sobre todo, tras la victoria de Biden sobre Trump), dijo que “la resistencia” vive en las redes sociales. “La brutalidad policial empezó a denunciarse en internet, se rompieron las barreras del monopolio de los medios por parte del establishment, cualquiera con un móvil podía lanzar un vídeo al mundo. Para los poderosos, esto es muy revolucionario. Es una apertura, surgen nuevas perspectivas, las de los pobres, los negros...”. De hecho, afirmó, “yo escribo para dar voz a los que no la tienen, especialmente las mujeres y las niñas”.

Oates –que acaba de publicar Delatora (Alfaguara), centrado en el asesinato de un niño negro– recordó los tiempos en que “estuve muy deprimida y devastada, no podía escribir. El dolor y la pérdida intensos te absorben la energía... pero luego vuelve. En aquella época, leer poesía fue el mejor consuelo, porque va a la esencia. No podía leer novelas, que exigen mucha atención y tiempo. La poesía te eleva en una sola frase, es como la música”. “No tengo una personalidad fuerte, soy más bien como una transparencia –concluyó–. Me interesa reflejar las vidas de los demás”.


Xavi Allén



   
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