Martes, 26 de noviembre de  2024



Català  


“El libro es el único sector cultural en que Europa gana a EE.UU.”
acec3/1/2022



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Daniel Fernández (Barcelona, 1961) es editor, licenciado en Filología Hispánica (Universidad Autónoma de Barcelona, 1984). Es el editor y máximo responsable de EDHASA (Editora y Distribuidora Hispano Americana, S.A) así como de Castalia y preside Ediciones Prensa Libre. Fue director de las revistas Saber y L’Avenç y director gerente de Ediciones Grijalbo y director literario del grupo editorial Grijalbo-Mondadori. Ha sido presidente del Gremi d’Editors de Catalunya y de la Federación de Gremios de Editores de España. También ha formado o forma parte de diversos patronatos y consejos de administración, así como de asociaciones internacionales de editores. Es miembro del capítulo catalán del Club de Roma.


Cuando el virus se haya ido, Daniel Fernández, seguramente, seguirá allí. En este 2021 que se nos acaba, el editor de Edhasa ha cumplido 60 años en el mundo y 25 al frente de la editorial, que a su vez cumplió 75 el pasado día 24. A partir del próximo 1 de enero, además, Fernández será presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, un nuevo-viejo cargo, pues ya lo ostentó entre los años 2015 y 2018. En el 2019, fue sucedido por Miguel Barrero, a quien sustituyó en funciones Patrici Tixis a principios del 2021.



¿Por qué reincide?

Debe de ser una mezcla de ego e inconsciencia.


También es presidente de Cedro, la asociación gestora de los derechos de autor.

Hasta junio del 2023. El mandato de la Federación de Gremios de Editores es para tres años. También tomaré más adelante la presidencia de las Cámaras del Libro españolas.


¿Qué tiempos de cambio vivimos?

La evolución norteamericana y la europea son diferentes. Es cierto que Biden también ha dicho ahora que las grandes tecnológicas deben pagar impuestos en los lugares donde actúan y obtienen beneficios. El modelo europeo de derechos de autor nace con la Revolución Francesa, tras algunas vacilaciones, que en 1793 lanza una solemne declaración de derechos del genio, que admite los derechos del creador sobre su obra pero lo circunscribe a un número determinado de años tras la muerte del artista. Aún vivimos allí: por eso la propiedad intelectual no es como una plaza de parking, que siempre se hereda, sino que caduca. Bajo esa idea y la posterior declaración de Berna, hemos construido la industria cultural más importante del mundo, la del libro, la única que sigue estando dominada por los europeos, pues el cine y la música son de EE.UU. de forma clara, como el capitalismo de la vigilancia. Se vienen nuevas directivas de la UE muy importantes para poner orden en este mundo de las nuevas tecnologías, que no remunera adecuadamente ni a los creadores de los contenidos ni a los editores de esos contenidos.


¿En qué estado se encuentran los editores?

Antes los bancos nos ponían la alfombra roja, se nos consideraba un negocio muy solvente, limitado pero serio. Con internet pasamos a ser unos parias. Ahora se ha movido el péndulo y vuelve a haber movimientos de la banca de inversión a nuestro favor, porque somos el sector cultural que mejor ha sobrevivido al tsunami de internet y del coronavirus.


¿Qué objetivos tiene?

Tirar adelante el pacto nacional de Fomento de la Lectura. La Federación pide que, en el año 2050, nuestro índice de lectura se sitúe en la media europea. Las sociedades más lectoras son las que más progresan en términos materiales, y son las más estables social y políticamente. Un tercio de españoles nunca pisa una librería ni compra un libro. Y una parte muy significativa solo compra libro de texto o profesional pero la lectura no forma parte de su crecimiento personal no reglado.


Usted es presidente de los editores grandes y de los pequeños...

E incluso de los medianos.


Si Amazon monta una editorial en España ¿usted sería su presidente también?

Bueno, habría que ver si Amazon querría entrar en un gremio de editores, y en cuál de ellos entraría, porque nosotros funcionamos como una federación, hay un gremio en cada comunidad. ¿En cual entraría Amazon? ¿En el de Catalunya? ¿En el de Madrid? ¿Con qué consecuencias y de qué modo? ¿Pagaría impuestos en esa comunidad? Nosotros queremos que todos respeten las reglas del juego.


Le noto receloso.

Es que parece que las grandes tecnológicas sean espíritus puros y no hagan negocios, que trabajen por el bien de la humanidad desinteresadamente, como cuando Google se puso a digitalizar todos los libros del mundo sin preguntar a sus propietarios y autores. Luego dijo que si algún editor creía tener derechos sobre alguno de los textos, les avisara para ver si llegaban a un acuerdo. ¿Sabe que hizo mi amigo, el editor Ricard Charkin, que fue presidente mundial de los editores?


No.

En una feria de libro, la Book Expo de Nueva York, se fue con un colega de Bloomsbury al estand de Google, cortó con unos alicates el cable de seguridad del ordenador y se lo llevó a su casa, dejó una nota diciendo: ‘Nos hemos llevado el ordenador porque lo necesitamos para trabajar por el bien de la cultura, si alguien cree que tiene algún derecho sobre él, que nos llame y negociaremos’. ¡Es exactamente lo que habían hecho ellos!


¿Qué reivindicaciones tienen los editores?

Muchas. La industria editorial es la más importante de la cultura en España, paga impuestos, es exportadora, tiene filiales en América Latina, no ha recibido subvenciones como el cine o la música. Por ejemplo, ¿por que el productor de cine puede desgravar y no sucede eso en la industria del libro?


¿Por dónde pueden crecer?

El castellano es nuestro petróleo, imagine qué harían los franceses si tuvieran eso. Continúa manando pero no nos aprovechamos de ello, no hay una política clara. La RAE ha conseguido una unidad de la lengua que no tienen otros idiomas como el portugués. Y hay otra cosa muy importante: el mercado del libro en español en EE.UU., que era muy residual, comienza a ser importante. No nos damos cuenta, pero ya no se puede ser candidato a presidente de EE.UU. sin hablarlo, aunque sea chapuceramente.


¿Y lo digital?

Aún vivimos un momento de transformación del libro, no se ha producido aún la integración entre el libro físico y el digital. Hay quien habla incluso de la desaparición de las bibliotecas físicas pero, cuidado, no podemos dejarlo todo en manos de un algoritmo que ya sabemos que está manipulado en beneficio de las tecnológicas. Los Reyes Magos son los padres y Los 40 Principales es una lista manipulada.


¿Y la de los libros más vendidos?

Puede fiarse de los que dicen la mayoría de librerías, sin duda, pero sucede que hay long sellers que no aparecen en las listas de más vendidos. La lista es una punta muy pequeña del iceberg enorme de la venta total de libros.


Más retos que se pone...

Tenemos que crear un Repertorio Hispánico del Libro, como el Dilve en España pero de toda el área hispanohablante. Me gustaría que a lo largo de mi presidencia pudiéramos impulsar un acuerdo entre todos los países y crear este sistema panhispánico unificado. Como un ISBN global con metadatos, para entendernos.


La pandemia le ha ido bien al libro, se dice. ¿Seguro?

Ha vuelto a poner en valor el acto privado e íntimo de la lectura, de comunión con uno mismo. También, digámoslo todo, el valor de Amazon como un agente cultural de primer orden. Pero se ha dado un aumento sostenido de la venta de libros, este año acabaremos entre el 20 y el 25% de crecimiento.






   
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