Martes, 26 de noviembre de  2024



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‘Transversal’, la primera antología de poesía alemana en España de los últimos 40 años, sin ser panorámica, abunda en felicidades y pistas para seguir leyendo
5/1/2023



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No existe, en la historia de la poesía española, un gran historial de interés por la poesía alemana: incluso en el que quizás fuera el momento de máxima influencia, durante el Romanticismo, se tomó de forma un poco despectiva (recordemos aquello de los “suspirillos germánicos” aplicado a Bécquer, en inmortal chufla de Núñez de Arce). Si dejamos fuera monumentos como Hölderlin, Rilke, Brecht o Celan, lo cierto es que la poesía germánica no ha tenido una gran presencia ni en forma de influencias ni de lecturas muy atentas, y momentos tan ricos como el del expresionismo (Benn, Trakl, Heym, pero no solo: Edicions de 1984 publicó hace años, en catalán, la monumental antología-documento de Kurt Pinthus El crepuscle de la humanitat) han ido pasando como una curiosidad para especialistas. No extraña por tanto que Cecilia Dreymüller comience su prólogo a esta antología que ahora comentamos afirmando: “Hace casi cuarenta años que no se ha publicado en España una antología panorámica que intente dar cuenta del estado de la cuestión de la poesía en lengua alemana”. Quizás pueda resultar más llamativo que renuncie de manera explícita a llenar ese vacío en favor de “un álbum de poemas preferidos” que deja fuera a autores esenciales de la poesía germana contemporánea como Hans Magnus Enzensberger o Durs Grünbein. Lo hace porque “a sus obras no les hace falta este tipo de difusión”. Pero de Grünbein, por ejemplo, en España se publicaron dos libros a principios de siglo, hace tiempo inencontrables, en una editorial desaparecida: La poesía, señor hidalgo. Sí se incluye, sin embargo, a la premio Nobel Herta Müller, poco sospechosa de ser desconocida; o a Michael Krüger, de quien existen traducciones más recientes. Ni una palabra, sin embargo, acerca de Peter Handke, autor del que quizás sea el poema más famoso e influyente de la literatura alemana reciente, el Poema a la duración. Entre las otras ausencias podrían mencionarse a Ingeborg Bachmann (nacida en 1926, un par de años después que la primera antologada), a Reiner Kunze o a Ernst Jandl, publicado aquí por Arrebato, aunque sí se incluye a su pareja, Friederike Mayröcker. La selección es paritaria (14 mujeres y 13 hombres) y la mitad de los autores incluidos nacieron después de 1969, siendo la más joven de 1993. Se nota cierta querencia por los poemas con paisaje español: Cádiz, Madrid, A Coruña…


Esta, pues, no es una antología de poesía alemana: quien busque en ella un panorama de la lírica germana de las últimas décadas no lo encontrará. Tampoco, como hemos visto, lo pretendía. Recoge, eso sí, una amplia nómina de poetas de esa lengua, traducidos con solvencia por la propia Dreymüller y Teresa Ruiz Rosas. Y lo hace ofreciéndonos abundantes y gratas sorpresas. La selección arranca con la ya mencionada Friederike Mayröcker (1924-2021). Su tono experimental puede resultarnos hoy un poco cándido, pero un poema como ‘Qué necesitas’ justifica su inclusión en cualquier antología. El tono inicialmente algo pastoral de Jürgen Becker (1932-2021) acaba transformándose en una elegía por un mundo que desaparece. La poética de Elke Erb (1938) es una invitación a la ética: “Anda, súbete al témpano de hielo: las cosas claras, / vete del no lugar, súbete al témpano de hielo y después / al siguiente tras el susodicho primero / (las cosas claras). Cambia / tu propia posición, allí / donde te encuentras / no hay conclusiones”. Ha envejecido peor la poesía de Volker Braun (1939), a medio camino entre el grafiti y el collage, un poco ingenua leída hoy. Michael Krüger (1943) es quizás el más conocido internacionalmente de los incluidos en el libro, el más cercano a los poetas europeos de su generación en otras latitudes. Klaus Merz (1945) sintetiza las herencias de Celan y la estética japonesa: “La noticia de an- / dar erguido / lenta se propaga en / el cosmos. // Recuestas tu cabeza / en la nuca / en la cocina la / hija apaga la luz” (‘Vía Láctea’).


Según se va acercando a los más contemporáneos, resulta más difícil hacerse una idea de conjunto y del tono de cada poeta: signo de los tiempos. Pero nos aguardan sorpresas como Gerhard Falkner (1951), con poemas como ‘Schorfheide’ (“Nace lo bello de la fuerza de afirmarlo, / una voluntad debe unirlo al pensamiento, no / se encuentra en los fondos de lo existente”), Kurt Drawert o Michael Donhauser (ambos de 1956) o, entre los más jóvenes, Nadja Küchenmeister (1981), y confirmaciones como Herta Müller (1953): “No cambiará / nada la cereza ni / el sonido fricativo ni el / azúcar en casa ni el / barniz en el cuero cabelludo. Es / una extranjera créeme / solo su hueso es de aquí”.


La tarea de presentar una buena antología panorámica de la poesía alemana del último siglo queda pues pendiente. Pero esta muestra, fruto del capricho de una buena conocedora de aquella lírica y de dos excelentes traductoras, demuestra lo buen antólogo que es el capricho: abunda en felicidades y en pistas para seguir leyendo. Una ventana a una poesía menos conocida de lo que debiera hecha con gusto y más pretensión de placer lector que filológica, algo siempre de agradecer. Sería un punto de partida excepcional para esa antología que Dreymüller tanto echa en falta y que vendría a llenar un hueco incomprensible en un mundo editorial, el de nuestra poesía, tan dado a la traducción de las líricas más exóticas.







   
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