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Català  


La entrega del Premio Ángel Crespo a Gabriel Hormaechea pone el acento en la excelencia de la traducción
21/12/2012



(Foto:Carme Esteve i Pla)
 

El profesor y traductor Gabriel Hormaechea fue el gran protagonista del acto de entrega del XV Premio de Traducción Ángel Crespo, celebrado el pasado miércoles 19 de diciembre en el Ateneu Barcelonès. Su traducción al castellano de los cinco libros de Gargantua et Pantagruel, escritos por François Rabelais durante el siglo XVI, fue valorada por el jurado del galardón como una obra “excelente y excepcional”. El secretario del premio –convocado por CEDRO, el Gremi d’Editors de Catalunya y la ACEC–, el también traductor y profesor Lluís Maria Todó, se refirió al trabajo de Hormaechea como una “versión magistral, que se ha enfrentado a una de las traducciones más difíciles de hacer de la tradición literaria occidental”.

Y es que la obra de Rabelais está formada por 1.500 páginas llenas de arcaismos, dialectismos, helenismos y neologismos, acompañados por un número vertiginoso de juegos de palabras, figuras retóricas y chistes. Para Todó y el resto del jurado, el gran valor de la traducción de Hormaechea es que cada expresión genuina de Rabelais está adaptada al castellano, con un lenguaje “impecable y bellísimo, a partir de su equivalencia linguïstica y cultural de la sociedad de llegada”. Un concepto que los profesionales de la publicidad han bautizado como “transcreación”, que se fundamenta en el proceso de adaptación a cada cultura de un mensaje concebido globalmente.

Además de su valor intrínseco, el jurado también premió la génesis de esta traducción. Gabriel Hormaechea se propuso hacer una tesis doctoral sobre las traducciones castellanas de Rabelais y, después de darse cuenta de que no existía ninguna adaptación completa al castellano, se animó ha hacerla él mismo. “Ha seguido el itinerario que va del trabajo académico a la práctica traductora, un camino que en los últimos años no se dado muchas veces en el ámbito de la traducción y la traductología”

Por su parte, Gabriel Hormaechea se mostró “muy orgulloso” de recibir un premio que recuerda la figura de Ángel Crespo. El traductor vasco se definió como un “apasionado del lenguaje”, hasta el punto de recurrir a un familiar que navega y a una asociación de pájaros para que le ayudasen a traducir fragmentos de Gargantua et Pantagruel que requerían unos conocimientos avanzados del vocabulario marinero y ornitológico. En referencia al vocabulario, Hormaechea también recalcó que la traducción le obligó a recuperar el “castellano de finales del siglo XIX”, con muchas expresiones que había oído de sus abuelos.

Un total de 26 obras se presentaron a la decimoquinta edición del Premio de Traducción Ángel Crespo, en una de las participaciones más altas de los últimos años. En esta ocasión, como novedad, las bases permitían que las obras de ficción competiesen en el mismo concurso (hasta ahora, lo hacían en años alternos) y las obras que concursaron eran traducciones del catalán, gallego, portugués, italiano, francés y alemán. 



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