Nació en Barcelona cuando la ciudad se preparaba para el Congreso Eucarístico. Fue a un colegio regentado por jesuitas. En la adolescencia quería ser agente secreto de cabeza fría, pulso firme y mirada penetrante o, en su defecto, Gunter Sachs. Estudió derecho sin verse en absoluto pleiteando. Se le acusa de haber participado en la gestación de Ajoblanco. Fue judoca laureado y escudero (algo impertinente) de Carlos Barral. No resultó chamuscado cuando la distribuidora de libros Enlace, en la que trabajaba, sufrió un atentado terrorista. Vivió en Venezuela y el País Vasco durante varios años. Ha leído todos los libros. Ganó el concurso literario internacional “Geoda” con un relato en el que el protagonista era víctima de un pelmazo. Ha escrito cientos de artículos en periódicos y revistas de España y Latinoamérica tildados a menudo de sarcásticos. Ex muchas cosas. Se ha casado tres veces, tiene tres hijos. Fumaba muy bien. Hace un tiempo, cuando le preguntaban por su personaje literario favorito, decía: Dorothea Casaubon (ahora ya no lo sabe). Pierde los paraguas. Se ha hecho sexagenario. Un hombre del novecientos que tiende a despedirse a la francesa.