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Una ‘Jerusalén liberada’ para nuestro siglo
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Una ‘Jerusalén liberada’ para nuestro siglo
  24/12/2024



E l poeta, filólogo y traductor José María Micó asume el reto de volver a poner en circulación en el ámbito hispano una obra maestra de la literatura universal

La Jerusalén liberada fue un vendaval incluso antes de publicarse en 1581, sin permiso de su autor, Torquato Tasso, encerrado en el hospital de Santa Ana a instancias de su protector, el duque Alfonso II d’Este, amo y señor de Ferrara.

El poema épico, quince mil trescientos treinta y seis endecasílabos repartidos en veinte cantos, tuvo una profunda repercusión, plasmada durante las posteriores centurias más allá de las ideas que lo habían inspirado, las de la Contrarreforma, no en vano su lírica despliega la conquista de Jerusalén durante la Primera Cruzada (1099), cuando los caballeros cristianos encabezados por Godofredo de Bouillon derrotaron a los musulmanes.

Su éxito disipó lo cruento de su gestación, la abjura de su autor casi al final de sus días y su carga simbólica al escribirse en la época de las grandes luchas en el Mediterráneo entre católicos y otomanos, con la batalla de Lepanto (1571) como supremo paradigma, circunstancia olvidada por todos esos músicos que se inspiraron en la Jerusalén liberada , enamorados de sus personajes. Las óperas de compositores como Händel o Rossini tuvieron su hermanamiento pictórico en lienzos de artistas como Nicolas Poussin o Francesco Hayez.

⁄ Despliega la conquista durante la Primera Cruzada, por los caballeros encabezados por De Bouillon
Lo que nunca desapareció de la discusión fue la continuidad discrepante en el género de la poesía épica con su inmediato precedente, el Orlando Furioso , de Ludovico Ariosto. Ambos comparten homenajear a la familia D’Este, con Rinaldo como antepasado proverbial en la Jerusalén , y cultivar en versos que narran un preludio de la futura novela europea, si bien Tasso nunca negó su intención de proseguir la senda inaugurada por Homero y Virgilio. En España el libro tuvo mucha fortuna, pero los gustos y tendencias se modifican. La versión del poeta José María Micó llena un vacío prolongado desde 1915, cuando Emilia Pardo Bazán recuperó la traducción de 1887 del mexicano Francisco Gómez del Palacio.

En la introducción, Micó declara su noble reto de volver a poner en circulación en el ámbito hispano una obra maestra de la literatura universal. La idea es aún más loable al ser una acción que vuelve a situar en nuestro canon un poema con riesgo de caer en la más absoluta desmemoria, algo ahora remediado con esta adaptación en estrofas de ocho versos, sueltos los seis primeros y en rima asonante o consonante los dos últimos. El resultado convierte la lectura en algo más que ameno, sumergiéndonos sin dificultades en ese universo tan lejano, aquí veloz con la rima mesándonos en esa prodigiosa aventura en la que Tasso creó una armonía de discrepantes al hilvanar lo heroico con los amoríos.

Rinaldo, Armida, Tancredo, Argante, Godofredo o Clorinda han sufrido distintas resurrecciones a lo largo de los siglos, siempre más apagadas por la menor incidencia social y literaria de la poesía. Quizá el último fogonazo de la Jerusalén liberada acaeció en la Italia de los años cincuenta, envuelta en la guerra fría y su dualismo encarnado por la Democracia Cristiana y el Partido Comunista.

⁄ En la novela de Calvino, el trozo bueno del vizconde Medardo lee el poema de Tasso a su enamorada Pamela
Su incidencia en el debate cultural de ese decenio puede leerse en un fragmento de El vizconde demediado , de Italo Calvino, novela publicada en 1952. El trozo bueno del vizconde Medardo, un noble con todas las de la ley, lee el poema de Tasso a su enamorada Pamela, que no presta ningún interés hasta que, de repente, irrumpe en la función el lado malo y despedaza el libro. Su vuelo por los aires encanta a la chica del pueblo, fascinada por las páginas en libertad.

Calvino jugaba, se divertía y planteaba una cuestión aún candente. Es un deber reeditar los clásicos, pero los mecanismos culturales impiden su difusión más allá de una élite lectora. Tanto la trilogía Nuestros antepasados del escritor italiano como la Jerusalén liberada podrían ganar mucho si, desde su intrínseca raíz lite­raria, se adaptaran a todos los públicos mediante otras artes, como el cómic o el cine de animación, capaces de hacer atractivo un mundo no tan distante del mainstream de superhéroes y siempre aquejado de mostrarse con un exceso de solemnidad entre el poso poético y el peso de la tradición.



Jordi Corominas - La Vanguardia




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