El pasado 16 de diciembre, el poeta Santiago Montobbio impartió una conferencia sobre la poesía como descubrimiento y como vivencia y realizó una lectura de poemas de su libro Los soles por las noches esparcidos en el Col·legi de Notaris de Catalunya, en un acto organizado por su comisión de Cultura. El colegio posee el archivo notarial más importante de Europa –sólo puede decirse que el de Génova le supera en antigüedad– y cuenta con una exposición de documentos de altísimo nivel. Una muestra muy simbólica y significativa de la historia de Barcelona y de Catalunya, como un texto de Fernando el Católico, el contrato de compraventa de los terrenos de la Sagrada Família, el plano del Parc Güell con la firma de Gaudí o el testamento de Jacint Verdaguer, del mismo día de su muerte y en el que se encuentra su firma.
En este auditorio histórico, abrió el acto el tesorero del Col·legi, Joan Carles Farrés, que manifestó su satisfacción porque el poeta Santiago Montobbio fuera a impartir esta conferencia y se realizara este acto de cultura vinculado a la poesía en su entidad. Pasó la palabra a Eladi Crehuet, encargado de presentar al poeta. Crehuet manifestó que en Santiago Montobbio se dan y aúnan las dos formaciones –la jurídica y la literaria– y expresó diversas apreciaciones sobre su poesía y su valor y la estimación que merecía. Realizó también unas penetrantes observaciones sobre la poesía y la prosa, la poesía y la prosa, que hay en el arte y en la vida.
Santiago Montobbio manifestó su alegría y su agradecimiento por haber sido invitado a impartir esta conferencia y comentó que, como había señalado Eladi Crehuet, era un hombre de derecho además de un hombre de letras. De hecho, tenía una doble formación, ya que había cursado a la vez las carreras de Derecho y Filología Hispánica en la Universitat de Barcelona, y había ejercido las dos profesiones. Eso le permitía conocer muy bien la dimensión humanística que podía haber en el derecho y sus profesionales, y que un hombre de derecho es y podía ser un hombre de letras y de cultura.
Para indicar el carácter misterioso de la poesía, Montobbio se refirió a algunas observaciones que hizo Borges en las conferencias que dio en la Harvard University. Borges recordaba la afirmación de San Agustín sobre el tiempo (“Si no me preguntan qué es, lo sé. Si me preguntan qué es, no lo sé”) y decía que él pensaba lo mismo de la poesía. También recordó que Paul Valéry afirmaba en sus Cahiers que esta afirmación de San Agustín sobre el tiempo puede predicarse de cualquier cosa, pero que él estaba de acuerdo con Borges y la hermanaría con la poesía, que tiene este carácter misterioso e insondable, o inefable, como se dice de la palabra de los místicos.
A través de la lectura de los poemas, Santiago Montobbio abordó el posible sentido y la realidad que en poesía permite y constituye el título de este libro. La conciencia que esta poesía tiene de sí misma y manifiesta en los poemas, y que puede verse en la primera palabra de este libro: “Escribo”. Además, destacó los aspectos afirmativos que aparecen en este libro –la necesidad de amor y de música, la presencia de la infancia y la inocencia, y también su necesidad y el carácter santo del arte–, junto con otras constantes que también aparecen y retoman las de sus poemas de juventud, ya que en ellos también están la soledad, el miedo, el amor, la tristeza, la lluvia, el olvido y el gozo de vivir, quizá más manifiesto o expresado con mayor serenidad en estos poemas de madurez.
Santiago Montobbio concluyó que era un placer hablar en este colegio de Salvador Espriu, hijo de notario. A continuación, hubo un diálogo con los asistentes y, por último, Eladi Crehuet quiso preguntar al poeta dos cuestiones: la presencia de su familia y qué importancia había tenido su formación jurídica en su poesía. Crehuet señaló, al hacerle estas preguntas, que había poetas sin hogar, pero que era manifiesto que él era un poeta con hogar y con profesión.
Santiago Montobbio reafirmó la presencia muy íntima de se su familia en su obra y cómo pueden rastrearse diversos elementos en sus poemas que denotan su formación jurídica. Comentó que el lenguaje de la creación artística, a diferencia del usual y sólo informativo, es plurisignificativo y desarrolla –como indicó Jakobson– la función poética del lenguaje, en la que se incluía –como decían los formalistas rusos– la deformación creadora del escritor, que llevaba a la transgresión y vulneración de la norma.
Pero, a la vez que esto es así en cuanto al lenguaje que es propio de la creación literaria, sabía muy bien por familia y por su padre que el derecho es la vida y es cultura. Es una profesión ligada a la palabra y, en el caso de los notarios, a la escritura. Como refirió, la escritura tiene siempre también algo de notarial. Y que, en efecto, aunque en sus poemas haya un gran desamparo, era un poeta con hogar y profesió. Eladi Crehuet dijo al poeta que había contestado perfectamente, y el tesorero del Col·legi de Notaris de Catalunya dio por concluido el acto.