“Más que su currículum yo destacaría la humanidad de Elena, ella hace fácil lo complicado”, dijo a modo de introducción Ricardo Fernández sobre Elena Peralta, la protagonista de la última tertulia de El Laberinto de Ariadna del pasado viernes 7 de febrero.
Peralta que nació en Aragón, vive en Madrid y escribe y habla perfectamente el catalán presentó De lágrimas y acero, una antología de poemas escritos por los internos del centro penitenciario de Alcalá Meco. “Cuando supe de este proyecto y me propuso de presentarlo dije que sí por el puro tema social, para mi lo literario era secundario, pero leyéndolo me ha sorprendido gratamente. El hecho de que los autores estén en esta situación especial se refleja en los poemas y no solo por el tema. Hay mucha moral, mucha experiencia personal, muchas referencias a los clásicos castellanos. Hay poemas barrocos, otros surrealistas… es un libro que tiene calidad, hay buenos poemas”, afirmó con entusiasmo Josep Anton Soldevila, quien se encargó de describir el contenido del libro.
“Estoy muy orgullosa de todos estos chicos, todos los poemas que escriben están escritos sobre la marcha en clase, y sacan maravillas. Son muy perezosos para escribir por ellos solos. Además hay gente de todo tipo, pero la mayoría es gente que no ha leído poesía ni nada, gente que empieza a leer ahora”, comentó Elena.
Cuando Elena llegó a la cárcel apenas había libros de poesía, y decidió llevar los de su casa. Ahora, tras un llamamiento en las redes sociales ha conseguido 200 libros de poesía. Cuando pensó en editar esta antología, fue seleccionando lo mejor de cada uno de sus alumnos. Todo son hombres excepto el último poema, que es de una interna de otro módulo de Alcalá que se cartea con uno de sus alumnos, y al conocer la existencia del proyecto del libro pidió participar en él.
Vertiente literaria y social
No cabe duda que su labor en prisión tiene una vertiente literaria y social. “Cada vez me enriquezco más de ellos, son muy agradecidos y entre ellos hay gente que está en la cárcel porque ha roto un escaparate porque no tenía donde comer, ni dormir… Hay tanta gente fuera que debería estar dentro, hay muchos motivos por estar dentro. Algunos por acumulación de multas, delito informático, etc. Pero yo no me planteó por que están dentro, son todos mis alumnos”, reflexionó la poeta.
Para ella entrar en la prisión no es una tarea difícil, el sentir como se cierran las puertas detrás de ella no la impresiona. No me llevo sus cargas a casa, cuando salgo desconecto, tengo tantas cosas que hacer que no queda tiempo para pensar. Los lunes voy al psiquiátrico, los jueves a la cárcel… suena a chiste, pero es lo que hago. Todo esto me da muchísimo trabajo”, contó con naturalidad.
Rapsoda y poeta, alumna de Enrique Gracia Trinidad, Elena Peralta además del taller de poesía en Alcalá Meco, imparte un taller de poesía en un hospital psiquiátrico, también trabaja con adolescentes con problemas de drogo dependencia, y forma parte del grupo de teatro la Luciérnaga. Sus poemas han merecido varios premios literarios. Un poema una voz, un audio libro promovido por la ONCE, recitados por ella y musicados por Cesc Fortuny, es uno de sus proyectos más conocidos.
Y es que Elena que de pequeñita leía a Espronceda, pero abandonó el género poético a los 16 años, regresó a él con fuerza cuando empezó a perder la vista. Sin embargo, su situación no le impide continuar con todos sus proyectos.“Vivo sola y tengo un gato que todavía no sabe escribir a máquina”, responde para quitar hierro al asunto cuando le preguntan si tiene a a alguien que la ayuda. Y a pesar de que su poesía es triste y un poco gris, en sus versos se filtra la esperanza.