Van pasando los días
llega el verano insomne
las noches son eternas sin palabras
cuando el cuerpo amanece
y vuelve de la sombra
buscando una respuesta escondida
detrás de todas las verdades
que guardamos un día
en el silencio.
En la tercera parte del libro Desconcierto, de M. Cinta Montagut, se abría con un lema de Ángel González que afirma “Otro tiempo vendrá distinto a éste”, y así es diferente la experiencia que nos narra esta vez el yo poético. Aunque Sin tiempo, al igual que Desconcierto, interroga las señales incomprensibles de la vida, la antigua historia de la perplejidad ante el paso del tiempo y sus oscuros regalos.
En el breve libro que es Sin tiempo, compuesto a su vez de breves poemas, se halla la indagación acerca del sentir y del sentido primero de la existencia, indagación en el amor, en la finalidad de la experiencia del amor que abre nuevos caminos. Y, a la par, la poeta emplea un léxico relacionado con la luz y la sombra individual, y con los supuestos límites del tiempo. Es una poesía descriptiva, que parte de lo anecdótico y da un vuelco hacia lo abstracto.
La autora ha accedido a un decir claro y limpio, sin adornos retóricos que tan a menudo entorpecen.
Vemos que Sin tiempo es una búsqueda, como queda patente en el poema VII de la segunda parte, cuyos dos últimos versos concluyen:
Y la luz indaga
hasta llegar al hueso y la mañana
Hay que señalar la específica presencia del cuerpo en toda la obra poética de Montagut. Y también es digno de mención el interés de Montagut por autoras italianas actuales como, por ejemplo, las feministas italianas de la Librería de Mujeres de Milán, y por otras autoras que nos han precedido; así su último trabajo en esta línea, publicado en 2012, es El otro petrarquismo, del que es la responsable de la selección, traducción e introducción de las mujeres poetas italianas del s. XVI.
Este poemario es afín no sólo a Desconcierto, como he dicho, sino también a Teoría del silencio y a El tránsito del día, pues en los cuatro libros aparecen unidas alquímicamente las vivencias del pasado y del presente. Podría hablarse de una especie de dietario en el que se detalla subjetivamente el transcurrir de los trabajos y los días, como bien dijo Hesíodo; y en el que abundan reflexiones acerca del sentimiento de extrañeza que provoca casi cotidianamente la vida.
También aparece la búsqueda agotadora de un lenguaje nuevo, “las palabras para decirlo”, como indicaba Marie Cardinal, así el poema XVIII que cierra la segunda parte:
Habría que saber cuáles son las palabras
para nombrar aquello
que entero cabe siempre
en el instante mismo
de su abandono
o de su pérdida
Si bien el libro habla, aunque más desde la esperanza que desde la confianza, de la voluntad de durar, de que las experiencias agradables e intensas duren, la tercera parte relata la posibilidad de la derrota, de lo que ocurre “más allá del olvido”, como dice M. Cinta Montagut.
El libro acaba siendo una reflexión acerca de la atracción de la vida; y como bien diría Erich Fromm “La vida sólo tiene un sentido: la realización de la vida misma.” Y en este aspecto, podemos concluir que Sin tiempo ha descrito el tempo de una realización amorosa en la que el sujeto poético, después del fin de las ilusiones, puede acceder a la transformación, al cambio real; así el último poema del libro:
Cancelar la memoria
aprender que el pasado
no duele en el estómago
no existe en ningún lado.
Porque no hay ningún fuego
las noches no se encienden
detrás de las cortinas,
en los ojos no brilla
el inútil cuchillo de otros ojos.
Cancelar la memoria
y ya no tener sed
Destacaría, una vez más, el poderoso afán de abstracción que hay en el último libro de M. Cinta Montagut. Así, aunque se puede afirmar que el poemario Sin tiempo parte de la descripción de una anécdota, las consabidas y tradicionales, literariamente, cuitas de amor, es el camino hacia la abstracción el que nos depara lo esencial y convierte el poemario en un decir plural. En Sin tiempo está reflejado gran parte del amor de Occidente actual con la belleza y la incertidumbre precisas.