Presentación del libro de Mireia Farriol ''Hágase según arte''
Teresa Martín30/4/2015
(Foto:Carme Esteve)
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HÁGASE SEGÚN ARTE
El título de este poemario proviene de la ciencia: es la fórmula que, a modo de orden, o quizá como invitación, cierra las prescripciones médicas, a fin de que el farmacéutico obre según los preceptos y reglas necesarios para hacerlo bien, que esto es el arte.
¿Qué tiene esto que ver con la poesía? Pues, mucho. Porque arte es también la expresión creadora que se suma al buen hacer del poeta, al conocimiento de las leyes que rigen la poesía, para obedecerlas pero, sobre todo, para transgredirlas, convirtiendo el texto poético en una expresión única y original.
Una de las funciones de la palabra poética, y no la menos importante, es su valor terapéutico. Como ya señalaba Aristóteles en su teoría catártica, la poesía tiene un poder de estimular y descargar la fuerza emocional, ayudando a desahogar sentimientos y conmociones que subyacen tanto en el creador como en el receptor, también éste creador.
Pero hay algo más: el arte del poeta comparte con otras artes la magia de la creatividad, es decir la capacidad de transformación que llevan a cabo con sus combinaciones y sus palabras el farmacéutico, el cocinero, el poeta, los niños y los artistas en general… Y también las brujas o los chamanes. En tiempos antiguos se curaba a los enfermos con ensalmos y palabras mágicas, mezcladas con hierbas medicinales. Eso hacían los hechiceros, las brujas medievales… y las actuales. Las pócimas curativas evolucionaron y se convirtieron en preparados, jarabes, píldoras, comprimidos… y palabras, que nunca dejaron de pronunciarse para curar dolores, males de amor, y desconsuelos de toda índole.
Cuando el poeta entra en su laboratorio que, es el espacio de la escritura, cuenta con toda una batería de elementos que con la ayuda de un instrumental formado por lápices y cuadernos, papeles y ese otro papel que es la pantalla del ordenador, le permitirá realizar la elección de los ingredientes, la medición, la cocción para llegar al manjar completo, a la fórmula ideal, es decir al poema.
Dice Miquel Martí i Pol: “A los cuarenta años una enfermedad para-toda-la-vida provoca un trastorno considerable y obliga a replantearse casi todas las cuestiones a partir del cero absoluto que establece […] Intenté compartir la enfermedad, universalizarla, a través de aquello que más me interesa e íntimamente me representaba: la interiorización, la reflexión y, como consecuencia casi inevitable, la poesía.”
Pareciera que aún estoy en el prólogo de esta presentación pues aún no he hablado de del libro de Mireia es decir de éste nuestro libro, (ella ya no es la dueña, ahora el libro es nuestro, de los lectores), pero no es así: Hágase según arte, que se haga el libro, que se haga el poema, que se haga el lector, todo desde la mirada de la autora, que ejerce el arte de la medicina y de la poesía. La palabra de la ciencia y la ciencia de la palabra.
El poemario está compuesto de cuatro partes que corresponden a cuatro series de poemas cuyos temas ofrecen bálsamos para las dolencias que nos rondan o que nos invaden y para las cuestiones que nos preocupan: el amor, los espacios, el tiempo y muchas otras cosas que nos producen dolores de cabeza o del corazón, para lo cual también hay remedios en la poesía. Leer p.121
La casa, las ventanas, el teléfono, el jardín, la música, el mar, la luz o las estaciones, y también cosas como el tranxilium, la coca de vidre o el vaso de vino, convocan imágenes, palabras, ritmos que nos van envolviendo en una atmósfera ideal a través de la voz del yo que Mireia erige en sus poemas, y que trasunta a esa Mireia, no tanto condescendiente, sino más bien insumisa. A veces evocadora, a veces rebelde, a veces sumida en una especie de ensoñación, esperando más de la vida, del mundo, o mirando lo que tiene y lo que espera con una cierta ironía. Leer p. 25
Mireia es consciente de sus aptitudes y su arte de poeta. Sabe que tiene mucho que decir y que cuenta con un rico lenguaje y con una mirada atenta al transcurrir de la vida, en ella y en los demás, en la memoria y en los acontecimientos del mundo. De ahí el trabajo incansable y la dedicación sincera a esta tarea.
Con respecto al lenguaje, quiero destacar el hecho de presentarnos un poemario bilingüe, en que los poemas en catalán y en castellano se miran como en un espejo y multiplican la mirada del lector. Si bien toda lengua es fuente de conocimiento, forma de reconocimiento y afirmación de la propia identidad, también es cierto que el diálogo con otras lenguas, sobre todo si son hermanas, es un puente de unión que enriquece a los hablantes de ambas lenguas.
Volvamos a la farmacia, a la medicina, que Mireia con su doble mirada de científica y poeta ha trasfundido al lenguaje para conseguir un poemario que leemos con seriedad, pero sobre todo con placer y con una sonrisa de alivio cuando nos sentimos confortados con sus palabras curativas.
Galería fotográfica
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