El acto tuvo lugar en la Casa del Lector de Madrid, el 26 de junio pasado.   Miguel Ángel Curiel, ya un sólido poeta con importantes premios en su haber, se mostró como un gran amigo del autor. Él se encargó no sólo de prologar, sino también de presentar el libro. Comenzó hablando de esa amistad cómplice que ha hecho que durante años hayan intercambiado sus opiniones sobre títulos, versos, corrigiéndose mutuamente muchos textos. También habló del largo conocimiento que él ya tenía sobre la gestación del poemario, cuyo origen de inspiración era la tierra de ambos, Extremadura. Habló largo y tendido de cómo se entronca esa tierra de los primeros ojos con la poesía del libro, una poesía según él que se construía con un lenguaje vivo y, por ello, perdurable. Aquí dejamos algunas ideas extraídas del prólogo “Este es un libro de haikus que pueden ser leídos como un largo poema, o una infinita escalera donde en cada peldaño está escrito la visión de un hombre que asume la revelación de la poesía como una dicha para el ser, o una manera de salvarse junto a los otros, si esos otros son capaces de ver lo que él ve en el instante que debe ser visto. Es un libro que merece ser leído con la atención de una obra que genera lo que podríamos llamar reverberación poética, nunca se lee el mismo poema siempre que éste esté habitado por poesía, y así es en esta ocasión”.

Tras intervenir Curiel, el autor hizo algunas puntualizaciones, como que el poemario era una trilogía, y  que en las dos primeras partes los poemas se unían en grupo de dos, tres haikus, complementándose entre sí, pero intentando que cada uno guardase su autonomía. La última parte, “Naturaleza en vilo”, volvía al haiku solitario, para ganar, según el autor, mayor levedad. En sus propias palabras “No hay temática, cada poema es como un fotograma de un momento presente, exento de anécdota humana. He querido atrapar con un lenguaje mínimo una poesía echada al mundo,  abandonada y sola, que tiene el privilegio de pertenecerse a sí misma, sin necesidad de nosotros”.

Paco Moral, de la editorial Tigres de Papel, comentó que lo importante, el espíritu que emanaba del libro -da igual las palabras elegidas- sí estaba plenamente conectado con la esencia tradicional del mejor haiku de siempre.  Para terminar, el autor sugirió la idea de que fuera el público quien indicara los haikus que les leería, algunos al azar.