Durante setenta minutos lel aula dels Escriptors de la ACEC (Asociación Colegial de Escritores de Catalunya) en el Ateneu Barcelonès recibió el aura de la América de los desposeídos de Charles Bukowski, el empeño de un escritor que quiso mostrar la verdad y realidad que se arrastraba por esas calles.
Esta vez fue en mano de Domingo Sánchez Castelló que se inspiró en tales ambientes para mostrar su propia obra. El resultado fue un público entregado, que se trasladó sin miedo junto a Domingo hasta tal decadencia, abandono y ambientes de perdedor donde resurgía una pluma que transformaba esa oscuridad en belleza.
Otro lleno que seguro también aplaudió Bukowski desde el Cielo-Infierno en que se mueven este tipo de escritores con vino, cerveza y absenta.