A mitad de las vacaciones de agosto me llega la triste noticia del fallecimiento en Zaragoza de Pilar Gómez-Bedate, la catedrática de literatura, crítica y traductora que unió su vida a la de la inolvidable figura del poeta, traductor y ensayista Ángel Crespo (Ciudad Real 1926-Barcelona-1995).
Ambos estuvieron estrechamente vinculados a la ACEC a través de su amistad con José Luis Giménez-Frontín, uno de los fundadores de nuestra asociación y con quien hasta su fallecimiento colaboré desde la Junta Directiva.
A Ángel Crespo no llegué a conocerle pero a Pilar sí, y trabé con ella una hermosa amistad que perduró mientras vivió en Barcelona. Ella, cuyo mayor desvelo era cuidar y mantener viva la obra de su marido, fue la inspiradora de la creación del Premio de Traducción Ángel Crespo, proyecto al que Giménez-Frontín y la Junta Directiva de la ACEC prestaron todo su apoyo y en el que participé desde sus inicios. Pilar, en calidad de uno de los miembros del Jurado, y yo como Secretaria del mismo en sus primeras ediciones, trabajamos codo a codo instituyendo un certamen que, en colaboración con el Gremio d'Editors de Catalunya, sigue vigente en la actualidad y cuenta entre sus ganadores a nombres muy destacados del mundo de la traducción literaria.
Sólida en sus conocimientos, sosegada en sus maneras y discreta en su forma de actuar, su figura vinculada a la de su amado Ángel, perdurará en el recuerdo de cuantos tuvimos la fortuna de conocerla en la ACEC.
Descansa en paz, querida Pilar.
Montserrat Conill
Ex-presidenta de la ACEC