Tugues estuvo acompañado en la presentación de su libro por el escritor Jaime D. Parra y por la editora Amalia Sanchís. En la magnífica Sala de los Atlantes, del Reial Cercle Artístic de Barcelona, llena de público, se produjo el milagro de la poesía, cuando, inesperadamente, aparecieron en escena los personajes del blog que lleva a cabo Tugues con tanto acierto, el llamado Pensión Ulises. De pronto invadieron la sala la dueña del bar, la nieta del anarquista, la hija de la bibliotecaria, la sobrina de la peluquera, el politólogo, el humorista y el poeta romántico. Pero no estaban todos porque algunos no pudieron llegar a tiempo: la cuñada del dentista, la vecina del taxista, la hermana del informático, el periodista en paro, la vidente y la librera del barrio. Los presenten realizaron un show muy aplaudido por el público.

El acto fue presentado por la editora del libro Amalia Sanchís, y a continuación Jaime D. Parra hizo su alocución centrándose en la trayectoria literaria y poética de Albert Tugues. El presentador anunció que iba a hacer una entrevista al autor, pero al final quedó todo reducido a una pregunta que él poeta no contestó. Albert Tugues informó a los presentes que este libro que nacía a la luz ahora, sus versos, habían sido publicados a finales de los ochenta, por entregas, en la revista Asimetría, fundada por el poeta Javier Lentini. Por otro lado, contestó a Jaime D. Parra sobre el porqué habiendo ganado en el lejano 1977 el premio Jacint Verdaguer, con Sang de violí a la teulada, no se había prodigado más en poesía. Tugues contestó que se consideraba más un poeta en prosa que en verso, y un cuentista más que un narrador, i que su reciente obra poética en lengua catalana, Balada de l’aprenent de joieria que tenia la mare puta (Emboscall Ed., 2016), formará parte de una trilogía de baladas que tiene en camino.

Nuevamente, los personajes de la Pensión Ulises irrumpieron y se pusieron en acción para leer cada uno de ellos un poema del libro de Tugues, Guía urbana de infancias, calles y espectros, que, con su portada de color amarillo, podríamos decir que se convierte para el lector en una especie de submarino amarillo, aludiendo al famoso submarino de los Beatles. Una vez dentro de él, uno participa en un viaje mágico a través de un universo de palabras, frases, páginas en blanco y versos rotos. Con el submarino amarillo de Tugues nos adentramos en las calles barcelonesas del Barrio Gótico, con ecos de voces surrealistas. Recorremos paso a paso las vías por donde pasaba el tranvía 24, así como los billares y los futbolines de la adolescencia, y sobre todo los espectros que nos acompañan a lo largo del viaje.

Tugues escribe unos versos expresionistas, en tono satírico, crítico y a la vez surrealista. A su paso por las calles, se le aparecen los fantasmas de los grandes creadores como Valéry, Lautrémont, Dickinson, Lewis Carroll, Mallarmé, Góngora e incluso Santa Teresa de Jesús. En definitiva, todo descrito a base de versículos que nos ayudan a atravesar por las calles de esta antigua ciudad llena de fantasmas, y nos dice el poeta: Todos los espectros me señalan con el dedo.

Ferran Aisa
Barcelona, 14-4-2018