La poeta alicantina Francisca Aguirre ha sido galardonada con el Premio Nacional de las Letras 2018, según el fallo del jurado hecho público hoy, que ha destacado cómo su poesía, la “más machadiana” de la generación de los 50, está situada entre la conciencia y la memoria. El premio, concedido por el Ministerio de Cultura y Deporte, está dotado con 40.000 euros y distingue el conjunto de la labor literaria, en cualquiera de las lenguas españolas, de un autor español, cuya obra esté considerada como parte integrante del conjunto de la literatura española actual. El jurado ha elegido esta obra “por estar su poesía (la más machadiana de la generación del medio siglo) entre la desolación y la clarividencia, la lucidez y el dolor, susurrando (más que diciendo) palabras situadas entre la conciencia y la memoria”.
Francisca Aguirre (Alicante, 1930), es hija del pintor Lorenzo Aguirre, a quien le dedicó el poemario Trescientos escalones, y viuda del también poeta Félix Grande, que falleció en 2014. Su primer poemario, que obtuvo el premio de poesía Leopoldo Panero, fue Ítaca. Desde entonces, y con la excepción de la década de los 80, la autora ha continuado publicando su obra de manera ininterrumpida. Ganó el Premio Nacional de Poesía en 2011 con su poemario Historia de una anatomía (2010), libro con el que también obtuvo el premio Miguel Hernández 2010.
Además, es autora de los libros de poemas Ensayo General (Premio Esquío 1995), Pavana del desasosiego (Premio María Isabel Fernández Simal Ensayo General Poesía completa 1966-2000199, un tomo con todos los libros de poemas escritos hasta el 2000 que obtuvo en el año 2001 el Premio de la Crítica Valenciana al conjunto de una obra, Nanas para dormir desperdicios (Premio Alfons el Magnànim 2007).
Es, también, autora del libro de relatos Que planche Rosa Luxemburgo por el que consiguió el Premio Galiana en 1994 y del libro de recuerdos Espejito, espejito. Sus obras han sido traducidas al francés, italiano, portugués y árabe.