Andreu Nin es uno de esos nombres que siguen ejerciendo fascinación. El político e intelectual fue una de las víctimas de la represión ejercida por los soviéticos en suelo español durante la Guerra Civil. El rompecabezas que sigue siendo su vida, pasión y muerte son el tema de un libro firmado por el historiador Pelai Pagès. Perseguint Andreu Nin, publicado por Editorial Base, contiene nueva y valiosa información sobre la persecución a las que fue sometido Nin por parte de la policía con documentación que se extiende más allá de la muerte del protagonista de esta historia. Y es que una vez acabado el conflicto bélico en nuestro país, Nin fue juzgado -se entiende que a título póstumo- por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo.
Los primeros informes conservados sobre el político y sindicalista catalán se remontan a junio de 1915 cuando militaba en la Federació Socialista Catalana. En aquel dossier policial se agrega una misiva enviada a alguien llamado «Melia» por Nin y Julio Gómez Fabián con la intención de reorganizar el Partit Socialista probablemente en el extranjero. De esta manera podemos saber, según el citado informe, que «MELIA ha recibido cartas de Andrés Nin y GÓMEZ DE FABIÁN para que se confeccione el programa de reorganización y propaganda, detallando fechas, localidad y cantidades presupuestadas y personalidades nombradas para su realización. La idea de los socialistas significados por dirigir grupos del Partido formados por españoles residentes en el extranjero, es que el tiempo apremia y la necesidad se impone. Para esto están citados BARRIO, GARCÍA QUEJIDO, CORDERO, LUCIO MARTÍNEZ, VIRGÍNIA GONZÁLEZ, MANCEBO, LAMONEDA y OVEJERO. La creencia general es que la campaña dará principios a primeros del mes de julio».
Durante la década de los 20, entusiasmado por los acontecimientos que se estaban desarrollando en la naciente Unión Soviética, Andreu Nin se trasladó a Rusia donde fijó su residencia, trabajando en la Internacional Sindical Roja. De nuevo los informes policiales españoles permiten ir que marchemos tras los pasos de Nin. Es el caso de este documento del 4 de febrero de 1922 donde se habla de sus actividades tanto en Moscú como en Berlín, donde fue detenido por un breve tiempo. Eso es lo que podemos leer: «Dicen que cuando ANDRÉS NIN fue a Moscou [sic] con la misión que le encomendaron fue también a arreglar los fondos que se recaudan entre Moscou [sic], Berlín y España. Los envíos de dinero debían efectuarse por individuos de confianza o por operaciones bancarias realizadas en el Banco Hispano Americano o en el Banco alemán. Respecto al primero de estos Bancos en Barcelona, las operaciones se hacían con el concurso de un empleado llamado Alfredo FERRER FORTUNY, que vive en Conde de Asalto, nº 18. (...) Cuando NIN viajaba por Francia usaba un pasaporte falso español a nombre de JUAN GALLIN. En Barcelona se relacionaba NIN con el 'servicio alemán', especialmente con FEDERICO RUGGEBERG, con HARTWIG y con VON ROLLAND».
El acoso a Nin, en este tiempo, llega hasta el punto de que sus comunicaciones son interceptadas por las fuerzas policiales. De todo esto hay constancia en los archivos consultados por Pelai Pagés con joyas como esta nota del 10 de junio de 1923 en la que se indica que «NIN PÉREZ, que sigue en Moscou [sic], envía periódicamente informes en lenguaje convenido a Barcelona. En uno de ellos decía últimamente que los comunistas rusos no pueden hacer nada útil en favor de Alemania, atada por Francia de pies y manos, pero que los preparativos rusos estarán terminados en fin de Julio próximo y que, por entonces, la ayuda militar de los soviets será susceptible de poder «cambiar el estado de las cosa». Anuncia también que tres comunistas húngaros, con pasaportes checo-eslovacos, «irán dentro de poco a Barcelona».
En septiembre de 1930, Andreu Nin volvió a Barcelona para dedicarse especialmente a actividades periodísticas y culturales. Definido por la prensa como «el brazo derecho de Trotski» o «pedagogo y revolucionario», su retorno se lo puso fácil para aquellos que lo espiaban. La Dirección General de Seguridad volvió a interesarse por él y se ordenó su arresto en varias ocasiones, tanto en Barcelona como en Madrid. Con la Guerra Civil en marcha, el 16 de junio de 1937 una serie de policías venidos de Madrid detuvieron a Nin en la Rambla perdiéndose para siempre su rastro. Se cree que fue asesinado por agentes soviéticos poco después en algún lugar de Alcalá de Henares. Su cadáver nunca ha sido recuperado.
Víctor Fernández
La Razón