Las recuperadas Conversaciones Literarias de Mallorca congregan a fieras de la talla de Annie Ernaux, Ida Vitale, Felix de Azúa, Jorge Herralde o Manuel Vilas, entre otros, en torno a lo monstruoso.
Si el sueño de la razón produce monstruos, como quería Goya; el tráfico asíduo con las letras les insufla vida, dentro y fuera de la página impresa. Fieras, ogros y bestias son una constante en la literatura y en el mundo del libro. Pero cada criatura tiene su nota diferencial, de acuerdo a la pluma que la describe o el actor que la personifica. Quizá por ello el lema escogido este año en las tradicionales Conversaciones Literarias de Formentor, dirigidas por el director de Fundación Santillana Basilio Baltasar, fuera tan rica de matices y diera tanto de sí: "Monstruos, bestias y alienígenes". El encuentro y el premio internacional recuperado en 2011, con el patrocinio de la Fundación y el mecenazgo del hotel homónimo de Simón Pedro Barceló, remite a las legendarias seciones de Carlos Barral y la crema editorial europea de los 60 (Gallimard, Einaudi, Rowohlt, entre otros).
"Un escritor vive rodeado de monstruos a los que tiene que derrotar. Los que hay en mi obra son todas esas cosas que no me apetece abordar y que giran en torno a lo sexual", confesaba la escritora francesa Annie Ernaux, poco antes de refoguearse a conciencia en su discurso de recepción del prestigioso Premio Formentor 2019, en relevo del rumano Micea Cartarescu de la pasada edición. Dueña de una prosa seca y demoledora, en primera persona y sin un gramo de ficción, en torno a experiencias tan espinosas como el aborto clandestino, las violencias de género o la opresión del matrimonio con libros tan poderosos como La mujer helada o Memoria de chica (ambos en Cabaret Voltaire). Ernaux tuvo que atravesar un páramo de años y años hasta que la crítica y la academia gala le hiciera caso más allá de la etiqueta de "literatura femenina", o la tildara de "obscena", "cachonda" o incluso "transfuga de clase" a causa de su humilde extracción. Y aunque no lo diga en estos términos el monstruo con el que aun lucha para "subvertir las jerarquías sociales, masculinas, culturales" es el heteropatriarcado.
Más sabia que buda y más dulce que un terrón, la poeta uruguaya Ida Vitale, último Premio Cervantes y de la FIL de Guadalajara, se mostraba en cambio más pudorosa y en paz con sus monstruos a los enérgicos 96. Si acaso "la nostalgia" le araña el corazón, al "sentir más pena por lo que uno deja atrás, que alegría por las cosas nuevas que encuentra", confesaba mientras desgrana deliciosos recuerdos como la visión de Juan Ramon Jiménez que pasaba escondido tras un biombo en su piso de NY para no saludar a las visitas de su mujer, o los años del exilio en México con Octavio Paz, de los que habla en Shakespeare Palace (Seix Barral).
Pero quien entra al trapo de lleno al juego de lectura e interpretación de las Conversaciones, en las que cada autor invitado propone una visión sobre una obra de la literatura universal es Félix de Azú. El veterano novísimo y académico de la RAE viene a la isla para hablar de la poco conocida Noventa y tres de Víctor Hugo, "Aquí aparece un monstruo radicalmente moderno, el que se cree con derecho a matar al otro pero no ya con una justificación religiosa, porque ha sustituido a Dios por la ideología: el partido, la nación, la identidad", explica. Azúa no se refiere solo a la intolerancia, sino algo más peligroso y perverso que llama "el monstruo ideológico". Y su elección de tema no es nada inocente, porque en lo personal confiesa: "Yo he tenido suerte porque sólo he conocido dos modalidades de monstruos", señala. "Franco y los franquistas, y los nacionalismos vasco y catalán que he vivido de cerca", fustiga el escritor fugado de Barcelona hace ocho años "porque no podía dejar que a mi hijita la educaran en Cataluña", remarca.
Los monstruos de Manuel Vilas son mucho más íntimos, no en vano escoge comentar la kafkiana e incómoda novela de Tomeo Amado monstruo, llevada con éxito al teatro. El poeta y narrador aragonés vive un momento dulce, no sólo por los reconocimientos y popularidad de su Ordesa, sino porque Ernaux lo señaló como su descubrimiento preferido en español. "Es una satisfacción, porque soy un gran lector de ella y siento una afinidad ética", dice el autor, preocupado "por el lugar de la literatura en el capitalismo global, que busca la utilidad y la rentabilidad". "Los monstruos que nos habitan son los de la culpa", resume. "El temor de haber hecho mal a quien te quiere bien". La joven Premio Herralde de Novela, Cristina Morales le imprime un matiz: "Si la escritura se enfrenta a algún monstruo es el de la corrección, no política sino el monstruo del saber, el estilista, el de la pericia, que componen el canon literario. Me gustaría combatir el monstruo del canon literario castrador", dispara.
Pero si hay un monstruo editorial por antonomacia, una fiera invencible, el veterano Jorge Herralde, que se lleva el protagonismo del encuentro, a pesar de compartir cartel con el director de Einaudi Ernesto Franco y con Antoine Gallimard. Las "fieras" de su catálogo, Marcos Giralt, Marta Sanz, Sara Mesa y Jordi Gracia lo homenajean por el 50 aniversario de Anagrama. Pero el último mohicano de la edición acepta a regañadientes el monstruo y prefiere hablar de los "monstruos reales" a los que se ha enfrentado en su larga trayectoria: "la censura franquista y el capitalismo", dice en referencia "la lucha de los dos grandes grupos editoriales" que definen "el duopolio" de la edición en español.
Y un homenaje encubierto a otro gran monstruo literario ausente es el regreso es la obra teatral Sergio Vila-Sanjuán La agente literaria. Aunque el narrador y periodista cultural se escude en al ficción, las referencias a Balcells en su ácida comedia son evidentes. Con Mercè Sampietro, Montse Germán y Francescca Piñón, la lectura dramatizada de la obra dirigida por Manel Dueso, producida por la Fundacion Romea, se llevó los aplausos de Formentor. "He conocido a grandes fieras del mundo del libro en Barcelona y éste es un homenaje a este tipo de personalidades mitológicas, que también fueron Barral o José Manuel Lara padre", que promete un pronto estreno en el Valle Inclán de Madrid, a la espera de un montaje teatral completo.
Matías Néspolo
El Mundo