El salario del amor al arte
14/4/2010
Por Antonio Tello
En el imaginario popular, los artistas han de vivir del aire y por amor
al arte. Sobre esta creencia se ha sustentado una brutal campaña contra
los derechos de autor y la propiedad intelectual.
Algunos ideólogos ultraliberales -Stephan Kinsella, Joost Smier-
defienden la desaparición de los derechos de autor y de la propiedad
intelectual para reducir los costos de producción de los productos
culturales negando el principio de originalidad. Sobre estos supuestos
principios erróneamente vinculados a la libertad de expresión y el
derecho a la información, algunos grupos de internautas reclaman la
gratuidad de los contenidos culturales por el simple hecho de aparecer
en la red.
Estas argumentaciones han abierto la caja de los truenos y muchos
artistas parecen haber tomado conciencia de la naturaleza de su trabajo
y han comenzado a reflexionar sobre los aspectos profesionales y sobre
sus relaciones con las distintas industrias que explotan sus
producciones artísticas. Esta toma de conciencia ha hecho aflorar a la
superficie el desamparo social y laboral de miles de creadores, cuya
situación es equiparable a la de un obrero textil del siglo XVIII.
La mayoría de los trabajadores artísticos va constatando que las
condiciones en las que desarrolla su labor creativa no son las de un
trabajador independiente y autónomo [lo es sólo en tanto creador] sino
las de un trabajador en relación de dependencia encubierta. Esta
relación laboral espuria es la que determina los abusos empresariales,
los contratos draconianos y la incomprensión social. Sobre estos
supuestos, y no obstante la precariedad de sus trabajos y los largos
tiempos de elaboración de sus creaciones, no son considerados
profesionales y los gastos de producción y las cargas sociales e
impositivas recaen exclusivamente sobre ellos, redundando negativamente
en sus economías domésticas.
A fin de paliar esta situación, grupos de artistas españoles
–escritores, traductores, guionistas, bailarines, escenógrafos,
coreógrafos, creadores audiovisuales, ilustradores, etc.– a través de
sus asociaciones más representativas han constituido la PECA
(Plataforma Estatal de Creadores y Artistas) con el propósito de
redactar un Estatuto del Artista y exponer su problemática y la
necesidad de una legislación que ampare no sólo sus derechos artísticos
sino también sus derechos como trabajadores.
(Publicado en el blog de Antonio Tello, Cuaderno de notas)
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