Iván de la Nuez iba paseando distraídamente por Miami como tantos cubanos que dejaron atrás su isla, cuando se encontró abandonadas unas gafas de sol. Al observarlas más de cerca vio que tenían en sus lentes la bandera cubana y se las probó, muy ufano. Sin embargo, esas gafas que parecían tan estupendas le produjeron un efecto sobrecogedor: mientras más lo protegían con el manto de la patria, más le nublaban la vista.
De esas y otras muchas cosas habla en su último libro, Cubantropía (editorial Periférica). De la Nuez, ensayista y crítico de arte afincado en España, lleva muchos años fuera de la isla, pero no quiere etiquetas de exiliado y menos aún de mártir. Lleva décadas observando desde el inmejorable observatorio de la distancia esa Cuba donde se pueden visualizar todos los bandazos y conflictos de los últimos 30 años en el mundo: postcomunismo, la sombra del modelo chino, divorcio entre mercado y democracia, conflicto entre cultura y política, desajustes de la globalización, persistencias de la Guerra Fría, enfrentamiento eterno con Estados Unidos, supervivencia de un modelo de partido único en Occidente.
En su libro despliega un agudo ensayo biográfico donde se observa el vulcanismo cubano desde la cultura, el arte, la música popular, las situaciones cotidianas, los eslóganes políticos, el turismo o la capacidad de la gente de la calle para establecer su propia resistencia cotidiana. Nos habla, por ejemplo, de cómo el reguetón, una música autodidacta nada purista, se ha convertido en la banda sonora de la juventud por más que moleste a las estructuras gubernamentales y a la vieja guardia castrista de una época en que hasta el último músico callejero cubano había pasado por una academia. No es la CIA, ni el Pentágono, ni los millonarios de Miami, sino la espontaneidad de la gente acaba agrietando el rígido hormigón del régimen.
De la Nuez explica que “El libro arranca en 1989, conmigo celebrando el derrumbe del Muro de Berlín y, al mismo tiempo, alertando de que el liberalismo también se vendría abajo, aunque sólo fuera por mera energía coreográfica. Capitalismo y comunismo habían establecido su danza por la primacía del mundo en todo el siglo XX, y cuando un miembro de la pareja de baile se cae suele arrastrar al otro con ella. A algunos comunistas les molestó entonces mi celebración y a algunos anticomunistas les disgustó que estuviera aguándoles la fiesta. A los primeros les jodía que comulgara con la felicidad del desplome, y a los segundos que no comulgara con su fantasía del triunfo de ese mundo unipolar y aburrido sin apenas conflictos que nos prometieron entonces”.
El autor se desmarca de ese exotismo caribeño que tanto gusta en Europa y rompe con el estereotipo de la Cuba de los sesenta. Transita a través de múltiples episodios y ciudades para contarnos en capítulos reflexivos e impresionistas que nada puede someterse a la dictadura del blanco o negro, de la soflama revolucionaria del “patria o muerte” o de la dialéctica de la diáspora: “dentro o fuera”. Solo pueda atisbarse alguna verdad en la ambigüedad de los matices. Afirma que, por mucho que les agradara a muchos editores, se niega a ejercer de turoperador de los exotismos cubanos: “En Cuba no hay una revolución, propiamente dicha, sino un Estado comunista que en parte deviene de esa Revolución y en parte la traiciona. Lo que sí es perceptible es un proceso de reforma y contrarreforma que sacude todos los estamentos políticos del país y de la diáspora. Esa complejidad no ha sido muy asumida por el mundo editorial, que, cada vez más, preferirá al turista más o menos ilustre “de la casa” para describir, muy por arriba, lo que allí está pasando”.
Iván de la Nuez será entrevistado hoy lunes, 13 de julio, a las 19:00 h. por el escritor y periodista David Castillo, que mucho sabe de revoluciones. Será dentro del ciclo Diàlogos on line que promueve la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC), con el patrocinio de CEDRO, para abrir ventanas a la literatura, la voz de los escritores y la reflexión. Podrá seguirse la conversación a través del Instagram de la asociación de escritores @acec-escriptors y en Canal de Youtube de la ACEC.