Eugenio Trías se fue hace diez años, el 10 de febrero de 2013, pero su palabra sigue viva. En el volumen 'Entrevistas 1970-2011' el periodista Francesc Arroyo ha seleccionado 38 piezas que constituyen una excelente introducción a su obra filosófica: «En las entrevistas, Trías se toma la libertad de aventurarse en su propia obra, y se concede con frecuencia ir más allá de lo que se permitía en sus textos escritos, donde daba preeminencia al rigor», advierte el compilador.
Esta recopilación en el sello Galaxia Gutenberg garantiza la continuidad de una obra que aspira a llegar a las nuevas generaciones de estudiantes de Filosofía, añade David Trías, hijo del filósofo: «Las entrevistas son una excusa perfecta para conocer su pensamiento a través de su voz». Arroyo recuerda a Eugenio Trías en sus tiempos universitarios: «Era muy diferente hablando que escribiendo; en las entrevistas destaca su precisa forma de expresarse, entre pausas muy marcadas. Se sentía más cómodo que cuando daba clases o impartía conferencias, como si le molestara la distancia de la tarima profesoral. En la charla, se transformaba y ganaba en soltura y claridad».
Eugenio Trías abona la máxima orteguiana de que la claridad es la cortesía del filósofo; ya en los años setenta aborda temas hasta entonces menospreciados por la alta cultura: «Me parece importante luchar contra el escapismo en que ha incurrido gente imbuida de un tipo de 'seriedad' a la que se le han 'escapado' determinados 'materiales' porque no han comprendido que debían tratarlos como a sus grandes temas», declara a Josep Ramoneda en 1970.
Entre esos temas poco frecuentados por la Filosofía al uso Trías alude a la música popular (de Machín a The Beatles) o el fútbol como seguidor del R.C.D. Español: «El Barça no me gusta nada; evidencia los peores defectos catalanes: el quiero y no puedo», le dice a Ana Basualdo en 1982.
Melómano y cinéfilo apasionado por Hitchcock, el filósofo barcelonés escucha por la mañana a Beethoven, Haydn y Mozart; Wagner, Richard Strauss o Mahler suenan por la tarde; Satie acompaña la caída del crepúsculo y despide el día con Chopin o Schumann, cuenta Ana María Moix… Para que la Filosofía salga de la torre de marfil hay que trabajar los medios de expresión: «El lenguaje debe ser lo más distinto posible al discurso científico y lo más cercano al discurso literario o poético», subraya Trías.
Fertilizar el pensamiento
Frente a las mentes confinadas por el dogma marxista y el pensamiento débil postmoderno, el filósofo reinterpreta a Nietzsche para fertilizar un pensamiento que supere el maniqueísmo derecha-izquierda. Simpatiza con los nuevos filósofos franceses como André Glucksmann: «Ya era hora de que se hiciera esto. Han tocado los aspectos que duelen. Ha sido muy liberador e higiénico, incluso para el marxismo mismo», afirma en 1978. Entre el salvajismo capitalista norteamericano y la barbarie de la URSS, en 1986 reconoce a Arturo San Agustín que lo segundo es peor.
Catalán que escribe en castellano, Trías fue ignorado por la cultura oficial nacionalista: «Parece que nuestra presencia sea una grave objeción que es necesario ignorar, o silenciar. No sólo no tenemos apoyos; somos personas non gratas». Partidario de una España sin compartimentos estancos compara su cerebro con un puente aéreo permanente entre Madrid y Barcelona: «Para mí son algo así como mi fiel mujer (Barcelona) y mi eterna amante (Madrid)...» Detesta el ensimismamiento pujolista: «No me importa la realidad catalana aislada, sino enmarcada en la realidad española».
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La biblioteca Eugenio Trías seguirá ampliándose, señala el editor de Galaxia Gutenberg, Joan Tarrida: «Publicaremos un libro al año dando prioridad a títulos que no están al alcance de los lectores».
Sergi Doria - ABC