Las jornadas «Poesía: taxi de ida y vuelta» celebran la concordia entre las dos metrópolis con un agitado fin de semana poético en el aniversario de Lope de Vega.
Las jornadas Poesía: taxi de ida y vuelta desplegarán en la capital del estado un fin de semana poético que unirá a poetas y recitadores de Madrid y Barcelona. Arrancarán el viernes 24 con las palabras de la escritora Carme Riera y, a continuación, un recital de poesía de Amalia Bautista, Ernesto Pérez Zúñiga, Luis Antonio de Villena, Josep Pedrals y Àngels Gregori en la sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Callao. La jornada se cerrará con la actuación de micropoesía nocturna de Ajo en el Teatro La Madrilera, un espacio abierto a la creación sin ánimo de lucro en el corazón de Malasaña.
La segunda jornada contará con la presencia poética de Ana Rossetti, Juan Carlos Mestre, Jesús Aguado, Gabriel Planella y Teresa Colom, nuevamente en Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Callao. Esta segunda jornada tendrá su colofón en una intervención llena de poesía y nocturnidad de Dionisio Cañas en La Madrilera. Las jornadas han sido coordinadas por dos poetas inquietos y heterodoxos, Gonzalo Escarpa y David Castillo, que también es presidente de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña. Ellos también estarán a pie de obra y serán los encargados de introducir las sesiones.
El codirector de estas jornadas Poesía: taxi de ida y vuelta, Gonzalo Escarpa, que actualmente dirige La Piscifactoría Laboratorio de Creación y el Máster de Creación Poética de Madrid, nos habla de este agitado fin de semana poético en la metrópolis.
¿Qué tipo en encuentro poético quiere ser Taxi y ida y vuelta?
Se trata de una idea de David Castillo, quien reivindica la relación histórica entre dos ciudades, Barcelona y Madrid, que están mucho más cerca de lo que algunos creen. Como él dice, “el objetivo de estas jornadas es volver a entablar el diálogo entre dos ciudades que se admiran y se eluden mediante la poesía y todo lo que comporta”. Celebramos el cumpleaños de Lope de Vega (el sábado 25), y celebramos también la concordia y la cultura compartida y la poesía, que no tiene bandera (y si la tiene, es el viento, como decía Carlos Edmundo de Ory). Y lo hacemos con grandísimos autores, con una lectura compartida, con una conferencia inaugural y con dos presentaciones en un teatro como defensa permanente de la increíble pervivencia de la oralidad.
¿Cómo os ponéis de acuerdo dos poetas aparentemente tan dispares como David Castillo y tú? ¿O no tan dispares?
No sé quién decía que todos los poetas somos almas gemelas. Tengo la suerte de compartir con David un proyecto precioso que nos lleva a recitar poemas en colegios. Es un huracán permanente, no tiene fin, así que lo mejor es acompañarle en todas sus propuestas. Concebimos la poesía de forma similar: como un juego sagrado, donde cabe el humor, la seriedad y el precioso espacio intermedio que combina el humor y la seriedad.
¿Qué nos encontraremos en Poesía: Taxi de ida y vuelta?
Con el lenguaje construimos la realidad y expandimos los límites de nuestro de mundo. De eso va este encuentro en el que tendremos ocasión de contar y de escuchar a algunos de los mejores rapsodas de nuestra época.
¿En medio del griterío y la bronca de estos días, la poesía tiene fortaleza suficiente para tender un puente entre Madrid y Barcelona?
Creo que este encuentro demuestra que sí. Hay que hablar y también hay que escuchar. Y eso es lo que vamos a hacer en estas jornadas en Madrid, que creo que van a ser muy importantes. Ojalá sirvan para que nos entendamos todos un poco más.
En este encuentro la literatura tendrá voz…
Escucharemos la poesía porque la nació siendo canto. Por eso este encuentro es importante para el ejercicio de leer/escuchar. Estaremos cantando las cosas que de verdad importan porque defender oralidad y defender poesía es lo mismo.
Habrá en estas jornadas poetas de estilos y generaciones diversas. Incluso formatos diferentes…
No hay que tener miedo a los nuevos soportes ni a las nuevas maneras que encuentra la poesía. La hibridación es enriquecedora, siempre lo ha sido. Hace cinco siglos Garcilaso de la Vega tocaba la vihuela y ahora el poeta maneja un portátil. A principio de siglo empezamos a hablar del tiempo de las individualidades, cada poeta como una isla. Pero empieza a haber archipiélagos: repentismo, improvisación, Freestyle (el encuentro de RAP y poesía)… hay como un retorno a una neo-juglaría. Desde el principio ha convivido la poesía más académica de los libros, la poesía undreground y al poesía de los raros, que es la que a mí me interesa y que está empezando a convivir con todo lo demás.
¿Cómo ves la controversia sobre la poesía llamada 2.0, con el epicentro en los videoclips de youtube o las redes sociales?
Los poetas de las redes han tenido el acierto de tocar la música que mucha gente quería escuchar y que les llega. La calidad es diversa, pero es indudable que han hecho algo beneficioso para la poesía: hoy día uno puede decir que es poeta sin que parezca una rareza y también es importante su contribución al rejuvenecimiento de los públicos. Es normal la controversia, los poetas siempre han de estar discutiendo por algo.
Has trabajado mucho tiempo en el Laboratorio de Creación Poética en La Piscifactoría de Madrid y en un Máster en creación poética. ¿Se puede formar a un poeta?
No solo se puede, sino que se debe. Hay una parte técnica como en la música y otra inexpresable. García Lorca decía que la poesía es ritmo y misterio. El ritmo se puede aprender, pero el misterio también, aunque sea de forma más fantasmal. Se puede relacionar al poeta con el pianista: hay que pasar horas entrenando los dedos aunque eso no sea exactamente la música.
¿Y cómo se aprende el misterio?
Puedes adiestrar la atención distraída. La poesía es un pez dorado que si quieres atraparlo se escapa; es cuando no lo quieres coger cuando se acerca.
¿Cuál es el lugar del poeta en esta época de velocidad y relaciones apantalladas?
Antonio Gamoneda, actualmente el poeta más importante en España en las jornadas L de Lírica nos habló de algo que me parece muy importante: “el deber de la alegría”. Los poetas han de explicar las cosas más difíciles. Y cuanto más difíciles son las cosas afuera, más deber de alegría tenemos.
¿Y visto el panorama, no se hace a veces difícil la alegría?
Tenemos un ojo para lo prosaico y otro para lo poético, pero parcheamos el poético. Nos produce atracción morbosa mirar lo negativo, nos llama más la atención un accidente terrible que un nacimiento. Por eso es importante abrir bien ese ojo que ve lo maravilloso que nos rodea.
En uno de tus poemas nos dices: “Yo no comprendo nada. No por eso me rindo”. ¿La poesía como acto de resistencia?
Lo es. La poesía me permite pensar sin ideas. Hay gente que sufre por no entender pero es que la vida no tiene sentido… ¡pero tiene sentidos! Es lo que nos dice el poema de Claudio Rodríguez: “Estamos en derrota nunca en doma”.