El poeta y periodista David Castillo reúne en su último libro una selección de poemas extraídos de un dietario inédito. Versos en los que
el yo estalla en pedazos
El título de la crítica corresponde a un verso del libro. Siempre ha habido indisciplina, en la escritura lírica de David Castillo (Barcelona, 1961), a quien
los sesenta no embotan la hoja del verso ni rebajan su energía simbólica. Poeta, novelista, veterano periodista, vitalicio dinamizador cultural, Castillo es
una suerte de insurrecto oficial que,con su obra radicalmente libre, pone a prueba las costuras del sistema. Y que quiere creerse lo que deja escrito en este otro verso: “Poesia com a definició de l’impossible”.
La obra lleva el subtítulo de Antologia 2007-2023, pero todos los poemas son inéditos. La selección se hizo a partir de un dietario lírico que no verá (íntegramente) la luz, pero del que, gracias a esta muestra, podemos deducir sus gigantescas proporciones. Por el libro pasa el tiempo del confinamiento y sus privaciones. Asimismo se da una definición del amor, de un amor sereno: “Tot i que has sortit fa pocs minuts / la casa s’ha buidat més que la tassa”. El fallecimiento de la madre del poeta nos ofrece algunos versos estremecedores.
La obra glosa, también, una sociedad en la que el sentido de la revolución brilla por su ausencia. Castillo hace estallar el yo en infinidad de pedazos. Sus poemas, repletos de referentes, vivifican el recuerdo de ciertas obras de la generación beatnik, pero también el de nuestro Blai Bonet. En ella me sigue admirando la memoria de una Barcelona –la que arranca en los años ochenta– en la que las adicciones y enfermedades de algunos miembros destacados del underground se convierten en rictus amargo: “Em vas dir que hauries pogut escriure un fulletó / sobre com desaprofitar la vida, / però no ens vas deixar ni un epitafi”.
Capital del nihilismo que convive, en una relación de íntimo vecindario, con muchos otros lugares del planeta (Grecia, Roma); y en que el tiempo reciente
se proyecta en épocas distintas de la historia. En la poesía del autor, van de la mano el verso desgarrado como un aullido de himno punk y palabras que
parecen prestadas a los libros sapienciales: “Dolça i abandonada vestal / al camp pervers, [...] / vestida de dol dins una llitera / al sepulcre amb una llàntia”. ¡Castillo en estado puro!
Jordi Llavina - La Vanguardia