En el último encuentro de Veus Noves de este año, celebrado en el Aula dels Escriptors de la ACEC, Guillem Vallejo, “poeta y gran activista de la poesía solidaria”, como lo definió Albert Tugues al iniciar el acto, presentó a Elisa el Zoughby, poeta argentina, y a Eloy Sánchez, poeta nacido en Castelló.
Guillem Vallejo habló de los rasgos comunes que se pueden hallar en la obra de los dos poetas, a pesar de sus diferencias de estilo: la autenticidad, una poesía comprometida con su momento, aunque sin faltar en ambos el elemento romántico, pero no un romanticismo blando, dijo, sino comprometido con la defensa de la libertad y con la búsqueda de nuevos caminos para la expresión poética. El gusto por el decir poético y explorarlo, la “metapoética, la reflexión sobre la poesía, pero sin ovidar la exigencia y el compromiso a que nos obliga la indignación ante lo real y concreto de la vida”.
Sobre la poesía de Elisa el Zoughby, comentó Guillem Vallejo que sus poemas son de “un dolorido sentir”, a la manera de Garcilaso, dijo, “una desgarradura en la palabra, donde la poesía es comunión telúrica, respiración y comunicación musical a la vez, como ya indica el título de su libro, La respiración del saxo. Afirmación de la palabra, del canto, frente al muro de la realidad que nos rodea, que no es “el mundo hermoso y bien hecho”, que Jorge Guillén quería. “Las infamias no caducan”, como dijo la poeta al leer Los mil nombres de la infamia, poema dedicado a Miguel Hernández para denunciar la “infamia” de pretender suprimir su nombre de una calle.
Al presentar a Eloy Sánchez, el otro poeta invitado, Guillem Vallejo indicó que en su poesía se encontraban elementos opuestos, por una lado la necesidad de la palabra para afirmarse, y por otro, la dificultad e incerteza de las propias palabras, como ya sugiere el título de su próximo libro Manifiesto asténico. Astenia del poeta frente a la realidad, desencanto y debilidad, con la única certeza del desconcierto y, sin embargo, “el poema debe seguir amasando belleza”, intentando ordenar mediante la palabra el desorden que nos envuelve y derrota.
Ya en el coloquio, se habló sobre la “saudade”, la nostalgia, esa melancolía que no es queja pseudoromántica en la poesía de Elisa el Zoughby, quien al ser preguntada por una hoja seca de platanero que tenía sobre la mesa, explicó que la había recogido del suelo, en las ramblas de Barcelona, y la había traído a la lectura como amuleto.
Eloy Sánchez también se refirió a la necesidad de huir del lenguaje poético previsible en la poesía, y de intentar dislocar con la palabra el discuso, pero “no por capricho literario, sino por la exigencia de la propia expresión poética”.
Concluyó el acto con unas palabras de Guillem Vallejo invitando a los asistentes a la convocatoria navideña y solidaria de Poesía en Acción, en defensa de los niños desprotegidos, que se celebra este año en el Ateneu Barcelonès.
Selección poética