La librería Xoroi y el Fòrum Psicoanalític Barcelona presentaron en la ACEC el libro “De Tregurà a Setcases: Retalls de la vida de Caterina Descamps i Moliner”, de M. Dolors Camós, escritora y psicoanalista (publicado por “Gradefajol Edicions”. Archivo fotográfico: Miquel Perals y Manel Canes. Setcases (Ripollès), 2012).
Después de unas palabras de la secretaria general de la ACEC, Pura Salceda, el libro fue presentado por Àngels Petit, especialista en psicología clínica y psicoanalista, y Pere Maragall, profesor y escritor, que entraron en diálogo con la autora para hablar sobre el personaje real del libro: Caterina Descamps (Setcases, 1920), hija de una familia ganadera, que ya de niña pastoreaba ovejas por las montañas de Tregurà y Setcases, y que hoy, a los noventa años, vive en una residencia de Sant Joan de les Abadesses, pero cuya vista aún le permite leer y escribir, dice M. Dolors Camós. Un día, por ejemplo, la encontró leyendo “un libro de color amarillento de Salvador Espriu”.
Después de la introducción de Àngels Petit sobre el proyecto y elaboración del libro de M. Dolors Camós, la autora comentó que, “en un momento determinado, comprendió que en realidad eran dos las autoras del libro: la autora literaria y la autora de su propio relato, de su propia vida, Caterina Descamps”.
Acto seguido, intervino Pere Maragall, que destacó el buen trabajo de la autora sobre la personalidad y el lenguaje espontáneo y directo de Caterina Descamps, estableciendo algunas relaciones literarias: “La narració de la vida d'aquesta dona forta de muntanya a mi m'ha fet pensar de seguida en una novel·la que em va impactar i em continua impactant, i que sempre he intentat fer llegir als meus alumnes de llengua i literatura: es tracta de “Pedra de tartera”, de Maria Barbal. Fins i tot l'estil el·líptic de la narració, que exigeix l'esforç del lector per anar seguint el fil cronològic i dels personatges, és proper a aquella novel·la, i no només el tema: una dona de muntanya que de ben petita s'ha d'enfrontar a proves dures de supervivència(...).
Hi he trobat un dels moments àlgids en els capítols III i IV, quan al personatge protagonista s'hi afegeixen amb categoria pròpia els animals, la gossa Carlota, les vaques (“la Corba havia eixordat damunt les roques”), i quan la narració es torna coral, gairebé èpica, amb l'aparició del Miquel i del Cisco. Aquest és el personatge que l'autora relaciona amb la figura del pastor que surt a “Elogi de la paraula”, de Joan Maragall, però que de seguida m'ha fet pensar també en el pastor Gaietà de “Solitud”, de Víctor Català”. Pere Maragall también citó unas palabras de una entrevista de Andreu Alfaro en la revista “El Temps”: “Cada vez me siento más cerca de la gente de la calle, de su habla”.
La autora, M. Dolors Camós, explicó que lo que le había interesado más de Caterina Descamps al escribir el libro, era su “voz”, su estilo al hablar, la correspondencia de la palabra exacta y viva con el pensamiento, aproximándola al poder ético de la “palabra viva”, dijo citando al poeta Joan Maragall, que Caterina Descamps había leído, así como también conocía las obras de Mercè Rodoreda, Maria Barbal, Federico García Lorca, Pío Baroja, Danielle Steel y otras novelistas inglesas y norteamericanas cuyas heroínas de ficción la acompañaban y estimulaban.
M. Dolors Camós citó la etimología de la palabra “stilus” (estilo, punzón con que se escribía haciendo incisiones en tablillas de cera o arcilla), para explicar que era en ese sentido que utilizaba la palabra “estilo”, como esa huella, como esa señal que el lenguaje deja en nuestra existencia (siguiendo el “concepto de estilo” de Roland Barthes): “El estilo como instrumento de singularidad”, que marca y da un voz determinada a cada persona. Y era esa voz personal, singular, “esa distancia justa entre la palabra y el pensamiento con la que se expresaba Caterina Descamps”, lo que cautivó a la autora y la animó a escribir el libro.
Su lenguaje espontáneo y claro: “Lo que dice y cómo lo dice al contar su historia personal y familiar”, al explicar la lucha constante de su vida en un entorno rural. Un estilo verbal transparente y sintético al contar sus experiencias vividas a lo largo de tantos años, sin argucias verbales, con una sintaxis sorprendente por su lucidez y claridad, sin rodeos de retórica vacía. Pensamiento y ética en el decir, sin frases tergiversadoras de la experiencia ni del sentido: “la ética del bien decir”, afirma la autora. Por ejemplo, al mirar una fotografía de la familia y verse a sí misma, Caterina exclamaba de pronto: “¡No sé qué hacía yo aquí!”. Pero no lo decía como si lo hubiera olvidado, sino redescubriéndose en la imagen, como si fuera otra persona y dudara de la necesidad de su presencia en aquella fotografía.
Pere Maragall y M. Dolors Camós leyeron fragmentos de “El Comte Arnau”, de Joan Maragall”, y de “Solitud”, de Víctor Català, como ejemplos de “palabra viva” encarnada en el texto. También citaron a Italo Calvino, Primo Levi y al poeta catalán Joan Vinyoli.
Al finalizar el acto, Pere Maragall comentó que existen unas cartas, un epistolario muy interesante y poco conocido entre Víctor Català y Joan Maragall, que aún permanece inédito en su mayor parte.
A. T.