El estudioso y poeta, Alfonso Levy y el escritor y poeta Valentí Gómez i Oliver presentaron, el pasado miércoles 6 de febrero, en la librería La Casa del Llibre, el nuevo poemario Luzernario (Huerga y Fierro, Madrid, 2012), de la poeta y artista fotógrafa Marga Clark.
Valentí Gómez inició el acto haciendo un recorrido a través de la obra artística y literaria de la poeta (sus fotos, cajas áureas, arqueotipos, novela, poesía, ensayo y libros de bibliófilo, en www.margaclark.com), equiparando su obra fotográfica a la literaria. Según las mismas palabras de la poeta: “Una de mis imágenes es el reflejo instintivo de uno de mis poemas y viceversa”. Valentí anunció que Luzernario “no es un punto de llegada, sino más bien un punto de partida hacia algo deslumbrante”. Sitúa Luzernario en la tradición de la literatura “sapiencial” y hace referencia a “las habitaciones de la sangre” de García Lorca, donde se esconde el duende que surge de la luminosa oscuridad del poemario.
Alfonso Levy comenzó definiendo el libro como “transparente y confesional”. Leyendo una carta de Boris Pasternak, declaró que Luzernario es un libro que nace después de una caída; y mencionó un texto poético de Mallarmé que dice: “Después de ver la nada, busqué la belleza”. Mencionó que en la obra de Marga siempre está presente el amor propio, un agradecimiento, un orgullo, en el buen sentido de la palabra. Y menciona “la humildad del que ha estado en el paraíso y ahora sólo tiene unas florecillas que va recogiendo”.
Según Levy, en este libro hay una necesidad de mostrar las gotas del rocío después del fragor, de desnudar a la palabra, de llegar a su esencia: “Todo el libro es un intento de redención, de renovación, es una invocación, una oración”. La autora, según él, pone en esta obra mucho más allá de las palabras y dice: “La hora de la verdad debe llegar antes que la hora de la muerte”. Luzernario –dice– tintinea el rocío, tiembla y da luz. Y acaba regalándonos unas bellísimas palabras de Emily Dickinson: “No hay que querer atar la mariposa ni trepar por la verja de los éxtasis; permanecer en la inseguridad es una condición de la alegría”.
Luzernario se compone de dos partes. Según la poeta, la hebra que une su poesía y toda su obra creativa es una luz que a veces es penumbra y otras oscuridad. “Es un viaje hacia el interior del vacío donde la luz y la oscuridad se fusionan para crear la transparencia”. Son poemas breves, como puntadas de luz, meras pinceladas, pero profundas.
Marga Clark confiesa que, a medida que va avanzando más en esta andadura suya poética, le gustaría desnudar a la palabra, despojarla de su significado para que esta actúe como un mantra que la vaya conduciendo cada vez más a la esencia de las cosas. Marga Clark nos propone al final del libro una ardua y valiente empresa en la que ella persevera, como dice el poema: “Arranca el antifaz de la mirada/arráncalo del alma”.
Como punto final del acto, Marga Clark nos mostró el vídeo Auras, sobre su obra al mismo tiempo que la maravillosa soprano Ana Rey nos deleitó con unos fragmentos de Tarquinio de Merula, Juan Hidalgo y Frederic Mompou.