Jueves, 21 de noviembre de  2024



Català  


Maica Duaigües y Miguel Escobar cierran la temporada de Veus Noves
27/5/2013



(Foto: Carme Esteve i Pla)
 

En esta última sesión de Veus Noves –que coordina Albert Tugues–, Carmen Plaza, poeta y narradora, presentó a Maica Duaigües. Citando a Juan Ramón Jiménez y a Walt Whitman, Carmen Plaza señaló la devoción a la naturaleza en la poesía de Maica Duaigües, así como el sentido del humor y la dramatización espontánea que aplica en sus lecturas públicas para acercar más los poemas al oyente. También mencionó su gestión cultural en favor de la poesía, su labor divulgadora como activista poética a través de lecturas en bibliotecas y programas en emisoras de radio de Calafell, Sarrià, etc., invitando a poetas conocidos, pero también dando a conocer a poetas jóvenes, a voces nuevas.

Por su parte, Teresa Martín Taffarell, poeta y ensayista, presentó a Miguel Escobar, valorando en su poesía la luminosidad y la fusión con la naturaleza, además de la presencia del paisaje urbano en su obra. Después, entró en diálogo con el autor y hablaron del ámbito poético en el que se había formado, con varios miembros poetas en su familia, y mencionaron el disco de Paco Rabal recitando poemas de León Felipe, las canciones de Paco Ibáñez y, en general, resumió el autor, “el contacto que había mantenido con la musicalidad de las palabras, ya desde la infancia”.

Miguel Escobar es, asimismo, dibujante y autor de letras de canciones, de coplas que han sido grabadas por cantaores de flamenco, y que también fusiona con el jazz en el próximo espectáculo, Duke Ellington con duende. Ambos poetas ofrecieron una lectura de sus poemas, y finalizó el acto con el coloquio habitual y la participación del público.

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Maica Duaigües
Barcelona, 1946. Sus aficiones: la lectura y el dibujo. Hizo tres cursos de dibujo en la Llotja y un curso de verano en la escuela Massana. Trabajó por primera vez a los catorce años, y por la noche continuaba estudiando. Se licenció en Psicología a la UB. Estudió cuatro años de francés en la Escola d’Idiomes. Ha publicado los siguientes libros: El amor que se escribe, Aunque la voz se oponga a la palabra y Vers un país de poesies. Fundó y preside el grupo de poesía Poemes al Nas de la Lluna. Hace propuestas de poesía para radio, y varias tareas de gestión cultural: recitales, talleres o lecturas.

'Kin kas!'
[Estrany poema dedicat a un amic per respondre a un poema (ben estrany) que em va dedicar]

Deu-ni-do, quin embolic més gros,
llegir-te un tros
i no saber el que em dius
i cercar més avall
per trobar algun detall
que em faci entenedor
el to
d’aquest poema que
m’has dedicat.

Ai, quin esglai, m’agafarà un desmai,
i miro de llegir-te de costat.

per veure si li trobo l’entrellat,
Però, Rubén, per a mi ets massa modern,
i el teu profund missatge se m’esmuny,
per més que  premo el vers dintre del puny

Un xic picada, també estic,
i això que et dic va de debò :
ja sé que  sóc carrossa, però no tant,
perquè  m’engeguis a Fontainebleau:

Brindem per l’Orson Wells, que és al cantó!

'Queda...'
(repressió)

I queda tot
en un impuls
que ràpid tor-
na al seu indret
i no s’allu-
nya del meu front;
és com un nú-
vol molt espès
que ningú mai
no pot desfer.
I queda tot,
tot tremolant,
passes amunt,
passes avall,
ferint el cor
sense parlar.
I queda tot 
ben vigilat,
dintre d’un lí-
mit ben marcat,
amb tot el cos
ja transparent
per un dolor
tenaç...tenaç.
I queda tot,
en una car-
ta sense obrir,
que no s’ha escrit,
I queda tot,
tot sense dir,
inconscient,
I queda tot
en l’exaltat
pressentiment.
I queda tot
en el camí
tan gran que hi ha...
de tu a mi!

'Última cita'
Última cita de la meva agenda:
Sra. Mort.
Data desconeguda.

Misteriós viatge sense postals ni lletres,
l’adéu en un sospir que no s’escoltarà,
en enfrontar-me, sola, 
a tot l’ignot,

com fa tothom: no hi ha dama més justa.
L’amiga Mort esperarà amb paciència
tant de temps com el joc d’aquesta vida,
li guanyi la partida. Sap que avui o demà,
o bé dintre d’uns anys jaurem entre els seus braços.

Sorprenentment, Amor i Mort s’assemblen
tot parlant: Amor...mort....amor...mort....amor... mort...,
i estimant i morint acomplim
el cicle assenyalat.

Sento la consciència; equipatge invisible
que m’acompanyarà quan l’anima s’escapi
del meu cos rovellat.

La vida, aquesta vida; 
aquesta banda del mirall que ens enlluerna.
Darrere del vitrall: un altre joc, 
amb altres regles..., 
potser.

(del llibre Vers un país de poesies)

'Esmorzar amb poemes'
Poesía necesaria como el pan de cada día.
Gabriel Celaya

Pa, amassat amb poemes,
quants versos calen per a fer un pa?
un panet,
que no es mira,  que es menja,
que no s’escolta, es menja,
que no s’exposa dins d’un marc, es menja
amb el plaer i la gana d’un poema.

Pa, enfocat a la boca
com un micro que espera
rebre la veu, i rep... les dents
que el masteguen!

Masteguen el  poema
amassat  amb farina de blat
pa  blanc,
vers blanc...

Poema  fet al forn,
daurat.
Aquest és el poema del forner,
el panet del poeta,
que qualsevol "algú"
es mengerà per esmorzar,
demà, o dintre d’un segle,
amb oli i sucre,
amb vi, llet o mantega.

I unes bones ulleres
per assaborir els versos...
més gustosos!

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Miguel Escobar
Barcelona, 1962. Nace en el seno de una familia de poetas. Sus primeras lecturas: Jorge Manrique, Quevedo, Machado. Las canciones de Paco Ibáñez. Empieza a escribir muy pronto y, a los dieciséis años, su primer poemario, Litrual, consigue un accésit en el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Moratalaz. Estudió Filología y Bellas Artes. Se dedica profesionalmente a la creación publicitaria, que ha podido compaginar con la poesía, guiones de cine, videojuegos, letras de canciones, literatura infantil. En 1990 publica su primer poemario, Lentos paseos, con xilografías de la pintora Leticia Feduchi (Colección Tabelaria). En la actualidad está desarrollando varios proyectos sobre la promoción de la lectura entre los niños, escribiendo poemas, cuentos infantiles y letras de canciones para un espectáculo titulado Duke Ellington con duende.

'Siesta'
Crezco en la higuera,
ando por las ramas. 
Amo y señor del aire se deshilan las nubes a mi paso.
Muerdo la luz y la desangro en sombra.
¡Qué parda crece la agonía,
cómo se extiende del amarillo al ocre,
del ocre al siena,
desorbitando
mis ojos de pintor 
sobre la tierra!.

Quiebro la sal del mar levantando las olas.
Me llego brisamente hasta alguna ventana,
entro en la casa perfumado de higuera.
Me reciben las huellas de un ágape:
dos raspas de pescado sobre un plato
señalando la hora del descanso;
los restos oxidados de la fruta del tiempo.

Meso el cabello de una mujer vencida en el sofá,
La gasa del vestido ondea con mi roce,
esculpo su perfil,
siento sus poros,
el vello levantado trata de retenerme.
Entre sus suaves muslos,
la acaricio,
sonríe.

Empujo a una mosca hasta el mentón de un niño
dormido en una hamaca 
mecida entre dos pinos.
La soga de la hamaca abrasa la corteza,
huelo a  resina, a higuera, a pinar.

Asciendo con la brisa sobre la cala
hasta morir ahorcado 
en el grito blanco
de una gaviota.

'Dejà vu'
Voy con los huesos por delante.
Armados de futuro, adelantados,
desafían las leyes
¡Cómo suenan los muy condenados!
Clavándose en tierra de rastrillo,
hasta el tarso,
y van echando un pie
detrás de otro,
arañando unos surcos
absurdamente biográficos.
[Les precede mi paso desarticulado. Acto de aquel andar
que fuera mío, encuentra,
en plena huella, su camino.]

'Llueve'
Las hojas de los árboles, las flores,
se han vestido de campo
contagiando de un color olvidado
al ladrillo, que sube tono y medio en la gama de arcillas,
y al semáforo, que pasa, del amarillo hepático,
al mandarina ácida.
Barcelona gana un asfalto vivo, y las ruedas brillantes de los autos
parecen levitar para no estropearlo.
La cadena "Los Tigres"
araña a aquellos temerarios peatones
que levantan su vista. De un profundo zarpazo
el agua parece haber devuelto "las pinturas del mundo de Bruguer"
a su fútil muestrario.
Ha comenzado lloviznando. El espeso elixir de este verano
ha vencido a las hojas de los plátanos, que caían a plomo,
desprovistas del baile mortecino del otoño.
Pero al fin ha llovido y la calle mayor
podría haber menguado.
Del lloro al llanto, el agua ha desgarrado el tejido andrajoso
que el estío le había regalado.
Desnuda Barcelona muestra su piel labrada;
exóticas especies, supervivientes puros a tantísima partícula volátil.
Los metales más tóxicos aparecen depositados al fondo del matraz mediterráneo,
¿o son ese cristal oleaginoso que amortigua las olas en el puerto?
En todo caso, el agua ha vuelto a aparecer
como el telón de un acto que principia.
Hay un perro con el pelo empapado en la Plaça del Diamant junto a una estatua herida de grafittis,
hay un niño chorreando que rezuma alegría por los charcos,
hay un acordeón con sus tangos ahogados o ¿tal vez pasodobles?
corriendo entre fantasmas por el metro.
El agua es una gran culebra que sortean los pasos imprecisos
temerosos de despertar la fiera del diluvio.
El agua oblicua, ¡lluevo hacia allí!, me dice y ahora gira sobre sí misma en
Lesseps, se arremolina,
como un perro que se muerde la cola perdiéndose en un extraño vals 
en medio de la nada.
Llueve todo su gris.
Las lágrimas de acero resuenan como dardos al alcanzar su paraguas diana. Atraviesan
los ojos de un besugo que llevaba semanas sin divisar el agua y ahora ahí, con los cuencos vacíos 
con los ojos ahogados en el suelo, tan lejos de sus órbitas.
Hierve el suelo, rugen los goterones y ya todo es un inmenso puchero donde las gotas
pulverizan las ondas y levantan una nube 
hecha en la sed del cemento.
Bajo los puestos del mercado nadie se atreve a dar un paso ni a dejar de mirar.
Hacinados bajo los cobertizos, contemplan en silencio su pasado. 
Miran a su niñez perdida en tantas lluvias, 
cuando hacían carreras y apostaban a las gotas 
pilotadas en los cristales empañados del colegio, 
cuando abrían la boca hasta llenarla para escupir el cielo 
porque eso era pecado,
y ahora siguen paralizados frente al reloj que marca el tiempo del retraso.
Vagones alineados, henchida su madera,
llenan las vías muertas, 
aparecen entre el vapor de agua y el terco trueno
que sucede al relámpago. Fantasmas del pasado que al abrir sus compuertas
susurran al olfato 
el aroma de un beso robado en la alameda,
la bienvenida en algún muelle a los reyes de oriente, el deseo despertado por la blusa mojada 
moldeando los pechos.
Alguien desaparece bajo un paraguas negro bajando San Gabriel,
"ese pobre diablo" musitan unos ojos que vuelven a echar ancla 
en el pasado.
La culebra es ahora un desmedido té con leche atragantando bocas de alcantarilla
que regurgitan los duros tropezones de la acera.
Llueve. Todo el ayer se hace presente y la memoria flota sobre el agua perforada 
por todos los recuerdos,
una ciudad hecha en los agujeros, los salpicones abren las ventanas
para vestir sus casas a corte de agua y barro. 
Líquidos edificios habitados por peces como sueños,
luces de bombardeos, sombras resbaladizas,
libros que se cerraron para no liberar el suspiro atrapado.



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