Leo a La Vanguardia, que es donde aparecen estas noticias, que ha muerto a los 99 años en José Garcia López, que fue catedrático de Literatura y profesor mío al Instituto Milà y Fontanals, donde estudié aquello que entonces se denominaba Bachillerato Superior.

A mediados de los años sesenta aquel Instituto tenía un cuadro de profesores extraordinarios. Quiero recordar por ejemplo los de Casulleres, de Matemáticas o Candel de Geología. Pero para mí destacaba por encima de todos  Garcia López. Fue no sólo un profesor de su especialidad sino que me enseñó a escribir y en cierto modo a razonar y a expresarme. Era un brillante profesor universitario pero las purgas de la dictadura lo confinaron al ámbito de la enseñanza mediana, como hicieron también con su mujer, la también brillante catedrática del Instituto Montserrat, Carmina Pleyan. Los dos fueron una pareja de intelectuales estimadísimos por las generaciones que pudieron disfrutar de sus enseñanzas.

Permitidme que en mi condición de editor me conceda el privilegio de un breve ejercicio de nostalgia y pueda recordar sus explicaciones sobre las corrientes literarias y la vida en general mientras el aula se llenaba del olor del tabaco de sus cigarrillos que liaba uno detrás de otro con el tabaco que tenía en una petaca de cuero. Y cuando sonaba el timbre anunciando el final de la clase todos hubiéramos preferido no sentirlo.

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