"Procuro que cada libro que escribo niegue el anterior", dijo el poeta Carles Hac Mor (1940-2016) cuando ganó los Juegos Florales 2012 con Dietari del pic de l'estiu. "Estoy un poco harto del prefijo anti-. Ahora soy el infrapoeta Carles Hac Mor". Este lúcido poeta, autor de más de unas cuarenta de obras, una treintena de las cuales son de poesía, ha muerto esta madrugada a la edad de 76 años.
El poeta, su nombre verdadero era Carles Hernández i Mor, explicaba que escribía quizás para comunicar, "pero para decir, en primer y primordial lugar a partir del impulso de quien escribe. El escribir extremo, que es como decir el vivir extremo". Acostumbraba a recitar con camisa roja y calcetines rojos y, por él, poesía y activismo eran prácticamente sinónimos. Traducido a varias lenguas ganó, entre otras, el premio Joan Fuster d'Assaig (1999) y el Rosa Leveroni de Poesia (2003).
"La poesía vive de la escritura extrema en todas sus bajantes, remontadas, océanos y llanuras", defendía el poeta. "Se manifiesta en múltiples voces y dicciones, tonalidades y métricas, en una abundante proliferación de ritmos, en el tendido de la prosa alterando la vista de la convención métrica, en la condensación de la forma y la idea a través de la pura visualidad, y en todo lo que surge de la voluntad creativa que anuda y mezcla ideas, sentimientos y palabras por decir", añadía.
El 1977 debutaba con Tú'm és no m's . Desig/enuig . Escalaborns a la revista Tecstual .Un poco antes formó parte del Grup de Treball (1973-1975), que exploraba los límites de la práctica artística sin rehuir el compromiso político e ideológico -a la izquierda de la izquierda-. Después seguirían obras como S'ha rebentat l'hospici (Cafè Central, 1985), La fi del món (Empúries, 1994), El desvari de la raó (Empúries, 1995), Cabrafiga (Emboscall, 2002) o M'he menjat una cama (2004).
Jordi Marrugat rindió homenaje a Carles Hache Muere, con el prólogo que escribió para la Obra Completa Punt U del autor (Pagès Editors, 2012). Marragut explicaba que el poeta escribía "contra las jerarquías espirituales y sociales, contra el poder subyugador de las estructuras lingüísticas, contra la cultura empleada como herramienta represiva". En los años setenta, relataba Marragut, Carles Hac Mor, "abolía las normas de género convirtiendo en poesía antipoética la escritura esbozada todavía en proceso, los versos sin unidad rítmica, las listas de palabras, la narración, la prosa antilógica, las fotografías, unas instrucciones, las obras para escena, los recortes de textos propios y de otros… La única norma era la de no tener ninguna". Para Marrugat, la obra completa de Carles Hac Mor, editada por Pagès Editors, es "un adoquín arrojadizo para derrocar y reconstruir barricadas: se siente la lengua de una liberación que ya nunca podrá volver a la esclavitud".
