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El Premio Ángel Crespo lleva a Selma Ancira a la FIL
30/11/2009

La traductora mexicana defiende en Guadalajara que “no hay textos intraducibles”


Mercedes Guhl, Selma Ancira y Juan Fernando Merino (Foto:ACEC)
 

La traductora Selma Ancira, ganadora del duodécimo Premio de Traducción Ángel Crespo, ha sido invitada a la Feria Internacional del Libro (FIL), de Guadalajara, México, a participar en el coloquio “El traductor, el texto y las peripecias conjuntas”, en el marco del Congreso de Traducción e Interpretación San Jerónimo, que se celebra con motivo de la feria, la más importante en lengua castellana. La invitación fue hecha por Consuelo Sáizar, la flamante titular del Consejo Nacional por la Cultura y las Artes (Conaculta) mexicano, con motivo del Premio Ángel Crespo ganado este mes de noviembre por Selma Ancira, traductora mexicana afincada desde 1988 en Barcelona. La obtención del premio convocado por la ACEC, Cedro y el Gremi d'Editors de Catalunya– por parte de Ancira ha tenido una gran repercusión en el mundo cultural de México.

La sesión se celebró el pasado sábado en el Salón de los profesionales de la FIL. Ancira compartió mesa con los traductores Juan Fernando Merino y Mercedes Guhl en un agradable coloquio que se desarrolló en torno a la condición del traductor como autor. En esta línea, Ancira defendió que “no hay textos intraducibles. No estoy de acuerdo con el hecho de que la traducción tenga que significar pérdida” y manifestó la necesidad de la implicación que el traductor ha de efectuar con el texto en el que trabaja: “una traducción es mejor cuando vibras  con la misma cuerda que el autor; si no lo haces así, puede llegar a ser digna, pero no es lo mismo”.

Selma Ancira habló sobre su experiencia como traductora de Marina Tsvietáieva en unos términos similares expresados cuando recogió el premio Ángel Crespo, el pasado 9 de noviembre en el Aula dels Escriptors: “en el año 1979, cuando estudiaba en Moscú me dieron un manuscrito con las cartas de Marina para que las leyera en un fin de semana. Cuando lo hice tuve la sensación que no podía continuar viviendo si no lo traducía al español. Una vez empecé a traducirlo, ya no pude dejar de hacerlo… y ya hace 29 años que traduzco a Marina Tsvietáieva”. Durante su intervención, Selma Ancira contó al auditorio una recomendación que le hizo Sergio Pitol –entonces agregado cultural en la embajada mexicana en Moscú– cuando empezó a traducir a Tsvietáieva: “para un traductor, no hay nada mejor que cada mañana, al comenzar el día, leer media hora de buen castellano”.



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