La presentación en la librería +Bernat de las memorias de su directora, Todo pasa en la calle Buenos Aires, fue un ejercicio sin intermitencias de cariño y calidez por parte de oradores y asistentes que llenaban la sala.
Y es que desde su arranque el día de Sant Jordi de 1979, pero sobre todo desde la ampliación de la librería en 2010 absorbiendo el local de un sex shop vecino –caso probablemente único en la historia universal de las librerías–, no han dejado de pasar cosas en este local, hoy alma del barrio del Eixample donde se ubica, entre otras empresas, el grupo Godó donde se integra La Vanguardia.
Hace cuarenta años Montse Serrano era una recién licenciada en Ciencias de la Información; le habían diagnosticado un linfoma que le dejaría severas consecuencias, hasta impedirle caminar. Detectó un pequeño local que se traspasaba; el padre le ayudó: “Me compró la joya que yo quería en ese momento, qué maravilla”.
Junto a su amiga Isabel del Castillo se lanzaron a la aventura, y pronto estaban vendiendo la Guía del autoestopista galáctico de Douglas Adams, El factor humano de Graham Greene, La historia interminable, de Michael Ende o El nombre de la rosa, de Umberto Eco, que aún hoy tiene en sus estanterías, aunque no lo llegó a acabar.
Un día decidió poner dos sillas frente al mostrador; la gente se sentaba allí a hojear los volúmenes y hablar de literatura o de la vida. Se dio cuenta de que una librería, además de un lugar de venta de libros, es un espacio de encuentro.
Montse Serrano recuerda una confusión entre Erasmo de Rotterdam y “el asno de Rotterdam”, la historia de amor entre dos clientes, o el señor que iba cada día a leer el diario y cuando no lo encontró, pidió “el del día siguiente”.
Por las memorias de Montse Serrano –que ha contado con la ayuda redaccional de Enrique Murillo, y que publica Edicions +Bernat- – desfilan obras que constituyeron la educación sentimental de varias generaciones de lectores; muchas anécdotas de librero.
La gran ampliación del año 2010 se hizo a partir de un crowd-funding liderado por el extenso clan de los Milá, que aún hoy sigue abierto. Entre tanto, +Bernat, con su equipo de colaboradores voluntarios, se ha hecho un hueco en el mapa cultural barcelonés y en las novelas de Enrique Vila-Matas, vecino del barrio. Mucha gente ha oído hablar del niño, hijo de los propietarios de un restaurante chino cercano, que acude a leer cada tarde y cuenta con silla reservada.
Las presentaciones, tertulias, clubes de lectura y conferencias, y las cenas con escritores y políticos, propician que en la calle Buenos Aires pase de todo, cada día y muchas noches, gracias a la tenacidad de Montse Serrano.
Sergio Vila-Sanjuán
La Vanguardia
