La fundación Actúa Ayuda Alimenta, impulsada por Sergi Cochs, Núria Martorell, Nora Navas, Adam Colyer y Olga Cámara, entre otros, ha querido poner su granito de arena para paliar los estragos de la crisis entre los trabajadores culturales y ha impulsado un proyecto de entrega de alimentos a personas que pasan por apuros económicos en Barcelona y Madrid previa recogida de donaciones. Reparten cestas de comida acompañadas de libros. Son alimentos para el cuerpo y el alma.

La entidad completa la iniciativa con un documental en el que recoge las opiniones de personalidades de diversos subsectores culturales sobre cómo les ha afectado la pandemia de la covid. Actúa Ayuda Alimenta ya ha abordado a trabajadores de la danza, el cine, la música y el circo. Ayer le tocó el turno al mundo de la literatura. La cita fue en el Ateneu Barcelonès y la conclusión bastante unánime: el libro ha sorteado esta crisis mejor que otras disciplinas.

Carmen Berasategui, directora del festival de poesía Nudo, considera que “esta pandemia ha sido una adversidad para todos”, pero se muestra convencida de que “también es una oportunidad para cambiar cosas y crecer de otra manera”. 

Jon Botas, responsable de Trampa Ediciones, recuerda que “los primeros meses hubo mucha incertidumbre y se paralizó todo”, aunque es consciente de que “el libro ha encajado mejor este golpe, porque el acto de leer es muy íntimo”. La lectura ha sido una vía de escape en el confinamiento que ha desvelado una realidad ya incontestable: “El enemigo del libro no eran las plataformas de internet, eran los bares”.

El director literario de Debate, Taurus y Literatura Random House, Miguel Aguilar, coincide con ese punto de vista: “Ha sido un año bueno en el sentido de que la gente ha encontrado refugio y consuelo en los libros y la literatura ha recuperado el papel que tenía antes”. Para el poeta Unai Velasco, “las cosas fueron mal al principio, pero luego repuntaron por la inclusión de la literatura entre las posibilidades de ocio”.

El crítico Ignacio Echevarría, sin discrepar de sus compañeros, añade un punto de realismo y recuerda que “el sector editorial ya estaba muy sacudido por la crisis de 2008 y por la tecnológica, que ha cambiado los parámetros de lectura”. 

El librero infantil y poeta Enric Boluda recurre a la metáfora de Frederic, el personaje de Leo Leoni, un ratón que junto a sus compañeros se prepara para el invierno: “El resto de los ratones recoge comida y mira con desconfianza a Frederic, que hace acopio de palabras, de música, de colores... pero cuando llega el invierno, las historias y las canciones de Frederic son tan bien recibidas como el pan”. Alimentos para el cuerpo y el alma.

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