No era fácil sustraerse a la propaganda fascista de Mussolini con tan solo 15 años. Sin embargo, al joven Leonardo Sciascia algo empezó a no convencerle cuando se enteró de que el régimen pluscuamperfecto del Duce había prohibido las películas de Gary Cooper. ¿Cómo podía ocurrir? Por entonces, las tropas italianas acudían a España a ayudar a Franco y, pese a la propaganda, Sciascia descubrió el horror de aquella tragedia a través de los campesinos sicilianos que retornaban de aquella contienda a la que acudieron para sacudirse el hambre. 

Desde ese momento, la búsqueda de la verdad guiaría toda su vida. Sciascia reconstruirá a través de la literatura la realidad que el fascismo le negaba sobre la base de las pequeñas historias de sus convecinos, creando una memorable obra que al leerse parece autobiográfica, pero que es, al fin y al cabo, la memoria sentimental de un pueblo durante una época: la guerra y la posguerra mundial en Italia.

Publicado por primera vez en 1958, y de nuevo en 1960, con la añadidura del relato El antimonio, Los tíos de Sicilia es la obra con la que Sciascia alcanza la madurez creativa. Se trata de un conjunto de cuatro nouvelles, en las que el autor da buena muestra de las características que marcarán toda su obra posterior: la atención a los detalles, la confrontación finisecular entre Sicilia y el mundo, la pérdida de la inocencia y la capacidad para captar las injusticias de la historia con un inteligente humor negro.

La primera historia, La tía de América, es una deliciosa crónica de la infancia en guerra a través de un niño siciliano que tiene una tía en América. Los cambios de chaqueta, antes y después de la derrota fascista, el hambre y las necesidades de la población y, sobre todo, la relación de los americanos, muchos de origen italiano, con la población, marcan un relato que nos recuerda al Kallifatides de sus libros sobre la ocupación alemana de Grecia.

En La muerte de Stalin, segunda de las historias, el protagonista es un furibundo comunista que lucha a lo largo de toda su vida por no ser decepcionado por la Unión Soviética. El pacto Ribbentrop-Molotov, el reparto de Polonia con Hitler, la invasión rusa de Finlandia… el comunista, un zapatero siciliano, lucha constantemente con su propio pensamiento hasta conseguir dar una explicación razonable y justa a todo lo que hace Stalin, el hombre más importante y bueno de la tierra. Una divertida sátira que explica, al fin y al cabo, el devenir del comunismo, de tanta importancia en el país transalpino tras la Segunda Guerra Mundial.

El cuarentayocho es una novelita de época que nos retrotrae al siglo XIX. De estilo gatopardesco cómico, narra el fin de la época de los borbones en el reino de Nápoles y Sicilia a través de la familia de un noble, un barón que controla junto al obispo el pueblo de Castro. Como en la célebre frase de Lampedusa, todo cambia para que todo siga igual: a pesar de las revoluciones que ocurren en el reino en 1848 y de los cambios de régimen, y hasta de soberanos, siguen mandando los mismos. Sciascia nos retrata con gracia los males sempiternos de su tierra.

La última novela, El Antimonio, describe el periplo por las trincheras de España de un minero que va a luchar con la esperanza de salir de la mina y de la miseria, pero que a cambio se encuentra con grandes contradicciones: combate contra hombres de su misma condición social, campesinos pobres que, como él, solo quieren salir de la pobreza y de la opresión de los poderosos. En la mirada inocente del joven minero, Sicilia y España se entremezclan, en un sin fin paralelismos que hacen resaltar las paradojas y las infamias de la Guerra Civil Española.

Leonardo Sciascia (Racalmuto, Sicilia, 1921-Milán, 1989), tras estudiar y ejercer el magisterio, inició una brillante carrera periodística que acabará por convertirlo en uno de los novelistas italianos más importantes de la posguerra. Su labor literaria fue paralela a su activismo político, denunciando con sus textos toda manifestación abusiva del poder, un militante contra la injusticia que destacó tristemente como relator de los horrores de la mafia durante los años de plomo. 

Entre sus publicaciones destacan los títulos Todo modo, 1912+1, El contexto, El caballero y la muerte, Una historia sencilla, La desaparición de Majorana, El día de la lechuza, A cada cual, lo suyo o El caso Moro, donde salieron a la palestra buena parte de los asuntos más oscuros de la política italiana de la época.