Barcelona (1958). Desde pequeña ha sido una lectora empedernida, pasión que le inculcó su madre.
Tras trabajar durante cuarenta años como técnico de laboratorio en una multinacional, le llega una jubilación anticipada a los cincuenta y ocho años, decidiendo entonces ocupar sus horas en diversas actividades, ya que la casa se “le caía encima”.
Y un día, en su búsqueda, se encontró leyendo un librito de actividades trimestrales del Centre Cívic la Barraca, del barrio de la Sagrera, que ofrecía un curso de Escritura Creativa y se apuntó, pensando que, siendo una lectora frecuente y habitual, no tendría ninguna dificultad.
Todo lo contrario pero, siendo una persona constante y tenaz, y a base de mucho esfuerzo e ilusión, consigue publicar su primer libro.