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Judit Civit Miquel

Soy Judit C. Miquel y seguramente me conocerás por mi pseudónimo Dolcerossa, un proyecto artístico que aúna prosa poética, fotografía intimista e ilustración minimalista, tres mundos que me fascinan.

Mi trayectoria profesional ha pasado por agencias de comunicación, el marketing digital, el desarrollo web, entra otros campos. También me dedico de forma profesional al modelaje y a la interpretación publicitaria. La predilección por la escritura y la fotografía, en cambio, empezaron mucho antes. Recuerdo a una niña muy tímida, largas tardes en silencio y una necesidad insaciable de libertad, pero esa es otra historia.

Soy muy curiosa, perseverante y me obsesionan los detalles, aunque escribo de forma desordenada desde que aprendí a agarrar un lápiz. Además, tengo una conexión especial con la naturaleza, los animales, la luz y la oscuridad. He nacido, crecido y estudiado en catalán, sin embargo redacto en castellano y, desde hace ya unos años, hablo y pienso en italiano. Una mezcla explosiva que me pertenece y que seguramente apreciarás al leerme.

Me gusta acompañar mis palabras con imágenes e ilustraciones porque así es como las visualizo en mi cabeza. Son como fuegos artificiales. Olas de inspiración repentina. Algunas, como las que encontrarás en esta web, las he realizado yo o son de mis sesiones como modelo y otras, en especial las que dan vida a mi libro, son obra de dos grandes profesionales (y amigas). Hablo sobre ellas en la página dedicada a Plumas negras.

Podrás apreciar que mis escritos están llenos de referencias marinas. El agua me libera y me atrapa por igual. Durante el día tengo pavor a las profundidades, pero, cuando llega la noche, me invade la necesidad de sumergirme. Y es que me ahogué y renací muchas veces antes de aprender a nadar.

Nací en un cuerpo equivocado, en un mundo

incorrecto y en un tiempo inexacto.

Fui una niña arrugada ya de corazón,

el cual no perteneció nunca a nadie,

pero los anheló a todos con todas sus fuerzas.

Para escribir uso el ordenador, nunca redacto a mano. El método clásico no me funciona, el papel en blanco me bloquea. Me siento más cómoda pudiendo borrar, mover, copiar y pegar a mi antojo. Cuando estoy fuera de casa, o en la cama, uso la aplicación de notas de mi móvil. Sonará extraño, mecánico, poco romántico; pero así es. Y así soy, además de emprendedora, pelirroja, amante de los gatos, hija de padres separados y treintañera.

No sé hasta donde me llevará esta aventura. No sé si escribo algo con pies ni cabeza. Ni siquiera sé qué día de la semana es hoy. Lo que sí sé es que esta locura me ha traído hasta aquí, que continuo con la misma pasión (o incluso más) con la que empecé, que mi mayor éxito ya lo he conseguido y ha sido reencontrarme con mi esencia, y que, como dice el refrán, «quien la sigue, la consigue». Y yo, querido lector, seguiré persiguiendo este sueño con todo mi corazón.