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Literatura de la Raó. Crònica de les jornades organitzades per l'ACEC celebrades els dies 12 i 13 de juny
F. Cornadó16/6/2018



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En tiempos líquidos nos preguntamos cómo puede justificarse la celebración de las jornadas sobre la Literatura de la Razón. Sabemos de la dificultad que supone caminar sobre lo viscoso o navegar sobre turbulencias y, aun así, desde la Associació Col·legial d’Escriptors de Catalunya (ACEC) nos arriesgamos a emprender la travesía y nos atrevimos a cruzar el estrecho fatídico que separa Escila de Caribdis. 


La decisión fue kantiana. Pensamos en la metáfora de Kant que afirmaba que la razón es una isla rodeada por un mar de tinieblas. Las tinieblas son las supersticiones, el arrebato irracional, la oscuridad caótica y el mar tempestuoso cuyas olas erosionan el acantilado de la isla.


Hoy se hace necesario constatar la dureza de las rocas del acantilado de esta isla perdida y comprobar la capacidad de aguante de los estratos rocosos para ver si podemos cimentar sobre ellos el edificio de la razón, que es la obra más completa y bella que ha edificado el ser humano.


Las acometidas del mar son terribles, basta contemplar el panorama literario y artístico actual y el conocimiento todo. Las aguas se precipitan como un tsunami y la sinrazón inunda la isla.


En el campo inundado, la penuria y la exigüidad creativa producen escalofríos. Las rocas se disgregan. Yo creo que nos esperan setecientos años de miseria creativa, de desolación social. Marina Garcés habla de “condición póstuma”, ella dice que “nuestro tiempo es el tiempo del todo se acaba”.


Podríamos decir que es el tiempo de la erosión. En la geología de la razón aparecen grietas y oquedades profundas que se van rellenando con la arbitrariedad y los fanatismos.


Quedó atrás el afán de ilustración, atrás las luces de aquel siglo iluminado, que tampoco vamos a reivindicar, pero sí afirmar que vivimos en un tiempo de antiilustración con destellos que deslumbran al artista más pintado.


Sin apenas llorar por la razón perdida, observamos como el arte y la literatura actuales se producen sin compromiso estético y, lo que es peor, sin ejercitar una crítica inteligente que nos permita zafarnos de la sinrazón.


Los periodos de la historia del arte en los que predomina la razón duran poco tiempo. El hombre se cansa enseguida, se duerme y no despierta hasta que llega una luz viva o el estridente chirriar de la guillotina. 


Mantener la razón en vilo requiere esfuerzo y la índole humana sufre del mal de la pereza y la galbana. Confunde el espíritu racional con el porvenir de una ilusión y cuando esto ocurre, acude la melancolía y más de un artista contempla su ombligo o se hace psicólogo de los pinceles o del cincel. Escribe partituras con una gran profusión de voces inaudibles y dice que la verdad está en el interior.


Unos hablan de verdades profundas y otros convocan sínodos para proclamar algún dogma o nos invitan a asambleas para confundirnos con arcadias imaginadas, donde las fresas serán más dulces y las madres tendrán más leche.


En medio de las luces de neón, la crítica racional y sistemática brilla por su ausencia y nos invade la amnesia. Ya no recordamos que el arte supo ganar en nobleza y situar al hombre como centro de toda creación artística e intelectual y que gracias a esto pudimos mirar la naturaleza con objetividad.


La historia nos explica cómo, tras unos periodos de irracionalidad, siguen otros en que la razón ofrece unos métodos precisos para que podamos medir la naturaleza: la profundidad de la piel, la dureza de las rocas o el peso de un pétalo de rosita de pitiminí. Además, las biopsias nos permiten saber cómo es el interior del ser humano. Disponemos de instrumentos de medición precisos, conocemos el método científico, incluso llegamos a entender aquello de la Libertad, Igualdad, Fraternidad, el lema de la ilustración, pero tercos nos obstinamos en caminar entre las nieblas espesas de la sinrazón y el arte y la literatura se resienten. 


En la (ACEC) quisimos reflexionar sobre la isla de la razón y las acometidas del mar tempestuoso que la rodea y para ello organizamos dos debates sobre la influencia de la razón en la literatura y en el arte en general. Dos sesiones-diálogo donde hemos debatido sobre la racionalidad, el arte y la literatura de la razón. En los diálogos han intervenido, Pere Montaner, Alfons Barceló, Francesc Cornadó y José Florencio Martínez moderados por Marga Iriarte.


Francesc Cornadó
14 de junio de 2018







   
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