Hace años que el escritor Andreu Martín y Joan Miquel Capell, ex mosso y actual responsable del gabinete de prevención y seguridad de la Diputació de Barcelona, se conocen. “No recuerdo cuando empezamos a hablar, pero sería allá por el año 95 o 96”, coinciden ambos en una entrevista a La Vanguardia. Por entonces, el novelista buscaba asesoramiento para hacer más verídicos sus escritos y el policía le brindó su atención. Ahora, publican Policies (Alrevés) una novela a cuatro manos en clave de homenaje sobre los orígenes y competencias de los Mossos d’Esquadra y que está ambientada en la Barcelona Olímpica. Una historia que, por cierto, “dejamos al lector que averigüe por su propia mano qué es real y qué ficción”.
Ambos proponen una trama que parte con la trágica muerte de Melody Coughran, hija de un piloto de coches de California, pero acabará derivando en narcotráfico, crimen organizado, malas praxis médicas, falsificaciones de documentos, tráfico de menores y persecuciones frenéticas. Los protagonistas colaborarán con Lou Díaz, un investigador norteamericano que ofrecerá su perspectiva en el caso, así como las diferencias que existen en los modus operandi de distintos países.
“Hemos intentado acercar al lector un poco más la realidad del cuerpo. Siempre al policía lo planteaban como el tonto de la película. Alguien que no es capaz de resolver ningún crimen y que para colmo es alcohólico, violento y muchas veces putero. Yo no me sentía identificado con nada de esto […] Cuando se crearon los Mossos, nosotros queríamos construir por entonces una policía normal, en un país normal y con una gente normal. Por ello era importante dejar de estar tan blindados como en la época del franquismo. Y ahí los escritores podían ayudar a normalizar nuestra profesión y que la ciudadanía no nos viera como unos seres extraños que han venido a reprimir, denunciar y sancionar. Queríamos que la gente viera que tenemos también familia, sentimientos y emociones. Y en esta novela hemos seguido con esta práctica”.
Sobre el proceso de escritura, los autores aseguran que “es mucho más difícil escribir a cuatro manos”. Martín, por su parte, añade que sin su compañero “habría sido imposible escribir nada de esto [...] Él fue testigo de cómo nace el cuerpo y toda esta información es oro. Además, no es algo que aparezca en muchos libros anteriores”.
Capell aprovecha también para desmontar algunos mitos como, por ejemplo, "que un agente se encargue largo y tendido de un solo caso... es imposible. Nosotros, sobre todo en los inicios, teníamos que atender muchas cosas a la vez", señala. "O que vayan dos agentes y se fugue alguien y uno de ellos vaya a perseguirlo. Si van dos, es por algo, no deben separarse. Imaginemos que el otro se queda con la víctima en cuestión. Tal vez una única persona no sea suficiente para atenderla. Pero esto no se acostumbra a ver en la novela policial, donde muchas veces se prioriza la acción a la realidad".
