Divendres, 22 de novembre de 2024



Castellano  


¿Cómo se atrapa al lector? ¿Por qué un personaje nos gusta?¿Por qué un final sin sorpresa nos decepciona?
acec14/7/2022



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En 1949 el profesor norteamericano Joseph Campbell publicó El viaje del héroe, un tratado de mitología cuya relevancia no tardó en sobrepasar el ámbito académico: el llamado viaje del héroe es utilizado por guionistas y escritores. Campbell sintetizó el viaje iniciático en una sucesión de etapas o pruebas que deben superarse. Y descubrió que esta estructura se repetía en mitos procedentes de culturas sin ninguna conexión entre sí. Todos compartían una misma estructura narrativa, que sigue siendo la que, de manera diáfana o disfrazada, vemos replicada en novelas y películas de los géneros más diversos.


Unas décadas antes, en 1928, ya lo había apuntado el formalista ruso Vladimir Propp en La morfología del cuento, con una esquematización más compleja en forma de listado de 31 puntos o funciones . Los relatos populares de tradiciones muy diversas compartían elementos estructurales comunes. Es decir, cuando narramos –sea en una novela, un cómic, una película o una serie de televisión– repetimos ciertas pautas cuya eficacia probada se remonta a la antigüedad. Algo similar pasa con la llamada estructura en tres actos , presente en el teatro griego y que sigue funcionando en cualquier película –salvo las muy experimentales–tanto si es de Hollywood como si se ha rodado en Alcarràs.


Hace años que imparto cursos de novela en la Escola d’Escriptura del Ateneu Barcelonès y siempre empiezo la primera clase con el viaje del héroe de Campbell, porque contiene sintetizada la esencia de toda narración. Se han escrito centenares de libros que tratan de explicar esa fórmula mágica y de responder a preguntas del tipo: ¿cómo se atrapa al lector?, ¿por qué un personaje nos despierta empatía?, ¿por qué un final sin sorpresa nos decepciona? Por afición y por profesión he ido acumulando un buen número de esas obras y ahora llegan a librerías varias novedades, entre ellas algunas que dan un paso más allá del simple manual de técnicas narrativas y las conectan con la neurociencia. Tratan de explicar por qué leemos lo que leemos y qué estímulos busca nuestro cerebro en una narración.


Es el caso de Érase una vez en tu cerebro de Eduardo Vara, que explica que nuestro cerebro busca estímulos en lo nuevo e inesperado y al mismo tiempo trata de controlar el entorno. Con la combinación de ambas cosas debe jugar una narración exitosa, poniendo en práctica algo en apariencia paradójico: tener elementos reconocibles –piénsese por ejemplo en el lector de género policiaco, que busca encontrarse con una estructura clásica: detective investiga crimen–, pero al mismo tiempo, sobre estos elementos con los que el cerebro está familiarizado debe ser capaz de lanzar retos al lector, ofrecerle giros inesperados, chocantes incluso, sin los que no habría estímulo. Y la tercera cosa que busca el cerebro es coherencia, de modo que al final todo debe cobrar sentido, cada pieza del puzle encajar en su lugar, aunque en la vida real no siempre sea así (y tampoco tiene por qué serlo en la novela más experimental o vanguardista, que sería la excepción a la regla).


Una trama no tiene por qué ser realista, pero sí verosímil; este es un pacto básico con el lector que el autor no puede transgredir

La ciencia de contar historias de Will Storr es otra exploración de las claves de la eficacia narrativa conectándola con el funcionamiento de nuestro cerebro, que procesa información constantemente y está especialmente alerta al cambio. Por eso la primera regla para Storr es captar la atención del lector con la amenaza de un cambio inesperado, el tipo de arranque de novela que resulta imbatible. A partir de aquí el desarrollo narrativo debe seguir los parámetros de pensamiento de nuestro cerebro: se plantean preguntas y se responden. La narración óptima es una sucesión de causas y efectos, porque el cerebro entiende así el mundo. El autor apunta otro aspecto interesante: el hombre primitivo sobrevivió creando grupos y lo que mantiene cohesionado al grupo a través del lenguaje es el chisme, que es el origen de todas las narraciones, el deseo de saber de las vidas de otros.


Aunque no aborda de manera específica la creación literaria, La especie desbocada, coescrito por un compositor y un neurocientífico –Anthony Brandt y David Eagleman–, puede ayudar a entender por qué básicamente estamos contando siempre las mismas historias y sin embargo estas siempre nos parecen nuevas. El libro analiza la creatividad en sentido amplio, la que sirve para crear un cohete lunar o un iPhone, pero también para revolucionar las artes plásticas o la arquitectura. Según los autores, la creatividad se basa en tres elementos nucleares que ellos denominan doblar, romper y mezclar. Se trata de tomar elementos ya existentes –nunca partimos de la nada– y manipularlos, forzarlos, reelaborarlos hasta crear algo nuevo.


Los tres últimos libros que comentaré son manuales de técnicas narrativas escritos por autores con grandes éxitos a sus espaldas. Es el caso de Les estructures elementals de la narrativa de Albert Sánchez Piñol, cuya primera novela, La pell freda, se convirtió en un best seller internacional y desde entonces no ha dejado de estar en las listas de más vendidos. Su propuesta es muy técnica, pero servida con encomiables dosis de humor y abundantes ejemplos tanto de novelas como de películas de todo tipo. Él no entra a explorar el cerebro, sino que se centra en proporcionar fórmulas infalibles para construir una trama eficaz. Proporciona un esquema compositivo que después cada uno debe rellenar con su imaginación y su talento. Para él son cruciales el desencadenante con el que arranca la acción, los giros narrativos bien dosificados que mantienen al lector en vilo y lo que los guionistas denominan el midpoint (el punto intermedio, también llamado de no retorno), un momento de gran intensidad dramática, que se sitúa en el centro de la historia y en el que el protagonista debe tomar decisiones trascendentales que cambiarán el curso de la trama.


Brandon Sanderson es otro autor superventas, en su caso especializado en fantasy . Su Curso de escritura creativa es la transcripción de las clases que imparte en la Universidad Brigham Young. El libro está enfocado a la fantasy , pero las reflexiones teóricas que plantea son en su mayoría aplicables a otros géneros. Explica, por ejemplo, sus celebérrimas leyes de la mágica o leyes de Sanderson, que acotan qué se puede hacer y qué no con la magia en una novela; son un buen ejemplo de cómo generar verosimilitud en una narración fantástica a partir de respetar el principio de coherencia: una trama no tiene por qué ser realista, pero sí verosímil; este es un pacto básico con el lector que el autor no puede transgredir.


A partir de elementos con los que el cerebro está familiarizado, la narración debe lanzar retos al lector, ofrecerle giros inesperados

Kurt Vonnegut también escribió literatura de género –ciencia ficción–, aunque con la ambición de romper las barreras de ese género, y también dio clases de escritura en una universidad. En su caso en la de Iowa, en el mítico Writer’s Workshop por el que han pasado, como profesores o alumnos, grandísimos nombres de la literatura americana. Él llegó allí a mediados de los años sesenta, acuciado por las necesidades económicas para mantener a su familia, cuando todavía no era un autor reconocido. Compadezcan al lector reconstruye y explica esas clases, a partir del material recopilado por una de sus alumnas. Hay en esta obra pistas creativas explicadas con el característico humor del autor que ya insinúa el ingenioso título. Explica, por ejemplo, cómo construir personajes interesantes manejando los claroscuros que los dotan de complejidad y por tanto de humanidad. Pero sus reflexiones van más allá de las técnicas narrativas para adentrarse en para qué escribimos y cuál es el sentido de la ficción en la sociedad (les recomiendo el documental Kurt Vonnegut: a través del tiempo , que se puede ver en Filmin y les apunto que Blackie Books está rescatando su obra en una biblioteca de autor, cuyo título más reciente es la deslumbrante Desayuno de campeones).


Desde los mitos ancestrales de Campbell al siglo XXI, pasando por las tragedias y comedias griegas, Dante, El Quijote, Shakespeare, las películas de Hitchcock, los cómics de Tintín o la serie Breaking Bad, el cerebro humano pide ficciones que lo seduzcan. Como seres dotados de lenguaje y de pensamiento, necesitamos contar y que nos cuenten historias. Son un modo de entender y ordenar el mundo no siempre ordenado, de entendernos a nosotros mismos.






   
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