Al iniciar la rueda de prensa para presentar su nuevo libro, Otra Cataluña, seis siglos de cultura catalana en castellano, Sergio Vila-Sanjuán se disculpa por hacer su intervención en castellano “para poder ser más preciso en sus consideraciones”. Disculparse por hablar en público en castellano es habitual en Cataluña. Por eso resulta especialmente oportuno y necesario el libro del propio Vila-Sanjuán, licenciado en Historia en la Universidad Autónoma de Barcelona pero ganado para el periodismo. Es coordinador del suplemento Cultura/s de La Vanguardia, ganador del premio Nadal de novela y autor de ensayos sobre el mundo del libro como Pasando página o Código best seller. Una de las personas con mayores conocimientos en este país sobre periodismo cultural.
Sobre este ensayo, que se lee con el interés de una obra narrativa, afirma que : “me he dedicado a buscar puntos de encuentro entre la literatura en catalán y la literatura en castellano hechas en Cataluña”. Es significativo que el último estudio publicado de cierta magnitud sobre la literatura en castellano escrita en Cataluña se remonta a una serie de artículos extensos de Miquel dels Sants Oliver, entre 1909 y 1910. Un siglo sin tratar a fondo el papel de los autores catalanes en castellano parece mucho. Uno piensa que debe ser porque desde las instituciones catalanas se les considera demasiado españoles y desde las instituciones del estado se les considera demasiado catalanes.
El libro arranca diez años atrás: un 23 de abril, día de Sant Jordi, en Barcelona. Vila-Sanjuán está haciendo la crónica de rigor y se topa en una librería con el entonces muy honorable Jordi Pujol. Pujol le dice que es un buen momento para la narrativa catalana y le nombra varios títulos de autores en catalán. Él le recuerda que acaba de publicarse una novela importante ese año –Una comedia ligera- de un autor barcelonés que escribe en castellano, Eduardo Mendoza. Pujol le responde tajante: “No és el mateix” (No es lo mismo). Mendoza es un autor catalán que ha convertido Barcelona en materia literaria, con traducciones en cinco continentes, novelas en la recomendación escolar y premios de prestigio… pero no es lo mismo. Y de ahí parte la incógnita que se quiere responder a sí mismo el autor: ¿La tradición literaria catalana en castellano no es tan buena como la otra? La respuesta a esta y a otras cuestiones es este entretenido viaje, documentado y riguroso, por seiscientos años de cultura catalana en castellano. El libro arranca a principios del siglo XV con Enrique de Villena y llega hasta nuestros días con Ruiz Zafón, Marsé, Margarita Rivière o Javier Cercas.
Vila-Sanjuán fue uno de los impulsores, tal vez el primero en proponer la idea, de que la literatura catalana fuera la cultura invitada a la feria de Francfort en 2007 y en su suplemento se atiende tanto a autores en catalán como en castellano. Subraya lo importante que fue en los años 80 la recuperación del catalán: “Era una recuperación obligada y necesaria y se pusieron todas las energías en eso y era lo que había que hacer. Eso nadie sensato lo discute. Lo que sucede es que desde algún sector del nacionalismo catalán se proyectó la idea de que el castellano era algo traído por el franquismo y que antes de Franco la cultura catalana se expresaba hegemónicamente en catalán. Y no es así. Uno de los patrimonios de la cultura catalana es el de la pluralidad, desde la Edad Media. Ya a primeros del siglo XV Enrique de Villena empieza a escribir en catalán y luego se pasa al castellano o, poco después, con Boscán (Barcelona, 1492) como referente que revoluciona la literatura española de su época junto a Garcilaso”.
Otro lugar común explotado por algún sector del nacionalismo ha sido señalar a los autores catalanes que escriben en castellano como autores de derechas. El autor dedica un amplio espacio del libro a contar cómo el federalista Pi i Margall escribía en castellano y cómo el movimiento anarquista y la izquierda radical tienen como referente a Ferrer Guardia o Federica Montseny, que utilizaron preferentemente el castellano. Nos cuenta, con el hallazgo de algunas curiosas novelas, que el movimiento anarquista de la agitada época del pistolerismo de principio del siglo XX, enfrentado a la burguesía de manera radical, se expresaba en castellano.
Vila-Sanjuán señala también la importancia de la industria editorial: A partir del 1.500 la primera lengua en que se imprime en Cataluña es el castellano y es algo que se mantiene hasta nuestros días, con Barcelona como capital mundial de la edición en castellano. Por eso este escritor y periodista insiste en que “hay que abordar el tema cultural en serio, sin exclusiones ni dogmatismos”. Lo dice en las últimas líneas de su libro: “En tiempos como los actuales, conocer bien la historia e interpretarla correctamente constituye el inesquivable instrumento para promover una buena convivencia”.
Antoni Iturbe
Librújula