La muestra comisionada por Yolanda Ochando y Luis Ordóñez presenta la obra poliédrica de Francisco Ferrer Lerín. Las múltiples facetas de este poliedro irregular configuran el mundo creativo del poeta. En los vértices y las aristas del poliedro hay una búsqueda incesante de renovación que lleva al artista a transitar por diversas formas de expresión.
En las distintas salas del Rectorado encontramos vitrinas con sus publicaciones –prosa y poesía-, dibujos, caligramas, cartas, grandes pantallas donde se proyectan imágenes de “arte casual”, altavoces que reproducen “alaridos”, un rincón sórdido con una mesa de póker, fotografías y restos de muladares y grandes fotografías con “envolvimientos”.
Ferrer Lerín es ornitólogo y se ha dedicado a la conservación de aves necrófagas, ha suministrado carroña y animales muertos a buitres y quebrantahuesos y, como “experto en artes infrecuentes y dudosas”, el poeta lanza su mirada sobre objetos y materiales que, sin pretensión artística, producen una emoción estética, reflexiona sobre ello y nos presenta un conjunto de imágenes de “arte casual”.
Grita y nos muestra un repertorio de “alaridos” que podemos escuchar en la exposición. Envuelve los cuerpos –el propio y el ajeno- y convierte cabezas y extremidades en muñones vendados que vemos reproducidos en grandes fotografías.
Ante esta diversidad no somos capaces de esclarecer si su poesía es producto de este universo tan heterodoxo o si la poesía de Ferrer Lerín es un estrato que nutre las miradas y los gritos como si fuera un muladar envolvente.
La exposición permanecerá abierta hasta el 4 de enero de 2019, cuando todos seremos un poco más viejos.
Francesc Cornadó