«Durante décadas el libro ha navegado solo, sin formar parte de un plan de trabajo con las Administraciones». Editores, libreros y distribuidores se han unido para analizar la situación actual del libro ante la COVID-19, y han solicitado al Gobierno y partidos políticos un Pacto por el Libro y la Lectura.
El sector del libro, reunido en la Federación de Cámaras del Libro (FEDECALI), ha enviado una carta abierta al Gobierno porque considera que ahora «es más necesario que nunca» que se realice una apuesta por alcanzar este pacto, según ha explicado la Federación en un comunicado, el pasado 2 de julio.
Las consecuencias de la pandemia provocada por el coronavirus han sido y continúan siendo muy graves para todo el sector, que calcula unas pérdidas de 840 millones de euros para 2020. «En estos meses, el sector ha recibido positivamente las medidas de liquidez», según FEDECALI, sin embargo ha asegurado que «ha resultado del todo decepcionante que no se haya adoptado ni una sola de las propuestas de activación que se habían solicitado».
Entre ellas, por ejemplo, se encuentra un programa de adquisición de fondos para bibliotecas, el lanzamiento de un bono-libro para los ciudadanos y un plan especial para impulsar el mercado exterior. También se ha planteado la reconsideración de las fórmulas de los programas de gratuidad de
libros de texto y sustituirlas por un programa de cheque-libro.
La lectura, un valor para la sociedad
El índice de lectura de los españoles se incrementó en un 4 por ciento durante los meses de confinamiento, como refleja el estudio
La lectura en tiempos de COVID-19, situándose entre las actividades que más ha ayudado a los ciudadanos a sobrellevar la cuarentena. En este sentido, FEDECALI ha recordado que la del libro también constituye «la primera industria cultural española. Sus empresas facturan alrededor de 3.000 millones de euros, tanto en el mercado interior como en el exterior». Además, este sector cuenta con más de 222 filiales en países de todo el mundo con una facturación similar, especialmente en Latinoamérica.
Hasta ahora, como se ha explicado desde esta Federación, el libro ha navegado solo: «El mejor reflejo de esta situación han sido los presupuestos dedicados al libro, la discontinuidad de programas o la ausencia de voluntad y visión políticas para potenciar este activo del patrimonio cultural de nuestro país».
Por todo ello, los editores, distribuidores y libreros creen imprescindible que ahora, más allá de seguir reclamando medidas, es el momento de convocar una mesa para alcanzar un pacto donde se fije una estrategia a largo plazo, y en la que se reconozca «el valor de la lectura y el papel que la industria del libro tiene en la sociedad española actual».
La estrategia, como consideran desde FEDECALI, debería de fijar unos objetivos claros, establecer políticas y dotar de recursos que contribuyan a la difusión de la cultura, de la misma manera que ha sido posible en otros países de nuestro entorno, considerando «el libro como un bien esencial».