Este libro está dedicado a todos ellos: sostienen el peso de la Historia, son nuestros «guardianes de la memoria», hombres y mujeres que cedieron su futuro para que nosotros tengamos un pasado. Antes de que los nazis bombardearan Gernika; antes de que el reactor IV del complejo nuclear de Chernóbil saltara por los aires; antes de que Bram Stoker transformara al héroe nacional de Rumanía en un vampiro; antes de que la Virgen se apareciera a una niña en Lourdes; antes de que un millón de personas fueran asesinadas en Auschwitz II-Birkenau; antes de que todo eso ocurriera, las ciudades y regiones aquí reseñadas tenían un futuro al que hoy sus habitantes han renunciado. Y lo han hecho para que nosotros tengamos un lugar al que ir cuando queramos recordar de dónde venimos.
Europa es un continente que mira atrás, lleno de cicatrices, un territorio que aglutina más pasado que presente. Álvaro Colomer nos propone cinco itinerarios por ciudades europeas que no pueden desprenderse de ese pasado –Gernika, Chernóbil, Transilvania, Lourdes y Auschwitz–, y que constituyen una peculiar geografía de las emociones: la Historia las ha paralizado, no les permite avanzar; los turistas las visitan atraídos por el acontecimiento que les dio fama mundial –un bombardeo, una catástrofe, una leyenda, una aparición, un genocidio– y nadie se interesa por el resto de atractivos que presentan.
Nuestra mirada sobre aquellos lugares está condicionada y, consciente o inconscientemente, hacemos todo lo posible para que no se modifique. Los nacidos en esas «ciudades estigmatizadas» de la vieja Europa soportan la imposición de un estilo de vida que, en la mayoría de casos, satisface antes a los extranjeros que a los nativos; han demostrado una grandeza de espíritu fuera de lo común; han aceptado que el mundo necesita lugares a los que acudir para rememorar el pasado; en definitiva, son prueba del mundo de ayer.