Dijous, 21 de novembre de 2024



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Vila-Sanjuán: “Porcel seducía y tenía buena estrella”. El periodista y escritor publica 'El joven Porcel' sobre su rápida ascensión literaria en solo diez años
acec14/2/2021



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Llegó del mar, de su Mediterráneo. Tenía 23 años, determinación, voluntad, talento. Y con casi nada más desembarcó en Barcelona procedente de su Mallorca natal. Quería hacerse un nombre. Y lo logró. De forma casi meteórica. En tan solo una década ya era considerado un periodista de referencia y un escritor reconocido y premiado. La historia de Baltasar Porcel (1937-2009) es digna de una novela. Y eso es casi lo que ha hecho Sergio Vila-Sanjuán en El joven Porcel (Destino y Edicions 62, en catalán), con la salvedad de que todo lo que explica es real, contrastado y documentado incluso con el propio archivo personal del escritor, al que ha tenido acceso. Ambos se conocieron en los 80 y coincidieron en La Vanguardia, donde Porcel fue una firma destacada durante más de cuatro décadas.


¿Por qué ha centrado la biografía en sus primeros años?

Primero porque son los menos conocidos y segundo porque son los más intensos. Si me decidía a hacer una biografía completa con cierto tono narrativo me hubieran salido 2.000 páginas. Y decidí centrarme en este periodo, cuando dibuja su personalidad. Viene de Mallorca con cierto pensamiento existencialista y vemos cómo evoluciona la que será una de las grandes figuras de la cultura catalana y española contemporáneas. Porcel, que proviene de un ambiente humilde, se abre al mundo. Es muy novelesco.


¿Qué tenía Porcel para lograr tanto en tan poco tiempo?

Esta es la gran pregunta que me he hecho a mí mismo y que hice a casi todos los que entrevisté para el libro. La conclusión que he sacado es que era una persona muy magnética. Seducía, se ganaba a la gente. A la vez, tenía mucha seguridad, era muy taxativo. Si iba a un restaurante, decía: “este vino es el mejor”.


¿Y se lo creía?

Creo que sí, y si no, lo escenificaba de una forma que los demás sí se lo creían. Luego, tenía una cultura y una curiosidad inmensas, aunque era autodidacta. Conoce todo el mundo clásico y lo vincula a la cultura ultramoderna de los años 60, que es revolucionaria, rompedora.


Y hace muchos contactos.

Tiene una gran capacidad de atraer a gente muy poderosa. Ya de jovencito, en Mallorca, le adoptaron dos figuras importantes: Llorenç Villalonga y Camilo José Cela. De Villalonga aprende cuestiones psicológicas y de política social. Y de Cela, afirmatividad y un cierto tremendismo que aplica en sus novelas. Cuando viene a Barcelona sigue bajo la tutela de Villalonga hasta que encuentra a Pla.


Y entonces cambia de mentor.

Sí, aparta a Villalonga y Pla se convierte en su segundo padre intelectual hasta que marca distancias porque ya se ha convertido en el Porcel definitivo que sale al mundo. Ya ha aprendido lo que necesitaba aprender. Pero Porcel devolvió siempre lo que había recibido.


¿Por qué nunca llegó a escribir la biografía pactada de Pla?

Pla estaba muy interesado. En los archivos de Porcel he encontrado el guion entero de cómo la planteaba. Para Porcel implicaba trasladarse al Empordà, estar muy encima y creía que se vería demasiado obligado a quedar bien, y eso no le apetecía.


Pero acabó echando a Pla de la revista Destino cuando la adquirió Pujol y Porcel se convirtió en su hombre de confianza.

Él se arrepintió. Pero es verdad que Pla se lo puso muy difícil. Porcel estaba intentado hacer un semanario de transición democrática y Pla le colocaba artículos a favor de la dictadura portuguesa. Y rompen. Alguna vez dijo que fue un error.


¿Qué peso tuvo la novelista Concha Alós en esta etapa?

Es importante. Ella está casada, tiene once años más que él y cuando inician su relación en Mallorca es un escándalo. Comparten pasión literaria y se apoyan. Ella le traduce sus libros en castellano y él desde Planeta influye para que le den dos veces el premio. Al cabo de ocho años se enamora de otra persona, Maria Àngels Roque, que acabará siendo la mujer de su vida.


¿Cuándo llega su consagración?

Primero empieza con sus entrevistas en Serra d’Or a grandes catalanistas. A través de él reaparecen Pla, Espriu…, algunos en el exilio, como Carner. Después, ‘Los encuentros’ en Destino que le dan una gran proyección en España. Y la consagración llega con el premio Josep Pla por Difunts sota els ametllers en flors.


Tiene un enfrentamiento con Cela por el ’encuentro’ que le dedica. ¿Le llegó a enviar la carta demoledora contra él que encontró en su archivo?

Es una carta muy dura contra una persona que le había apoyado, desagradable, recordándole que había sido censor, que había perseguido a editores… creo que no la llegó a enviar porque no figura en la correspondencia entre ambos de la Fundación Cela y porque sus cartas siguieron siendo cordiales.


¿Hasta qué punto era polémico?

Era polémico y no le asustaba la polémica. A veces incluso la buscaba. A menudo le iba bien para reafirmarse. Pero creo que era honesto, no decía lo que no pensaba y si generaba discusión, no se escondía. 


¿Cómo se lo hacía para salirse siempre de las situaciones comprometidas?

Tenía buena estrella y había gente importante que sentía debilidad por él. Le ocurrió a Lara.


Le llamaba ‘enfant terrible’.

Sí, él quería un Pepito Grillo en el jurado del Planeta que le llevara la contraria. Pero un año se enfadan porque Lara quería que ganase José María Gironella, el escritor que había estado en la base de la editorial, y Porcel se opuso. Lara le perdona porque le hacía gracia. En cambio, se las carga Sebastià Juan Arbó.


Y nace una enemistad. Pero había otras…

La más famosa es con Marsé porque critica Últimas tardes con Teresa diciendo que el tratamiento de la inmigración es anticatalanista. Pero también se pelea con Terenci Moix, que habían sido muy amigos, por un artículo que consideró ofensivo.


Él vivió el boom . ¿Cómo le influyó?

Dirigía una colección en Planeta y editó algunas de las figuras del boom. Leyó y trató a Vargas Llosa y García Márquez. Probablemente el boom le cambia la forma de escribir. Pasa del tremendismo de Cela a tratar microcosmos, al estilo Rulfo.


¿Cuál fue su papel en esta sociedad que iba avanzando hacia el cambio político y social?

Él fue gran analista de la transformación socioeconómica de Catalunya. En sus artículos para La Vanguardia entiende muy bien el paso del final del franquismo con el desarrollo económico y la transformación de la burguesía clásica. Es antifranquista, catalanista, pero eso no le impide tener una visión muy abierta de la sociedad y de la cultura, está abierto al mundo, es muy polifacético y pluridisciplinar.


Ahora que ha tratado al Porcel joven, ¿habrá segundo tomo con su etapa de madurez?

La novela de no ficción de Porcel que quería hacer ya es ésta. Pero tuvo mucha relación con Pujol y Juan Carlos I. Se podría escribir un libro muy interesante sobre Porcel y el poder. Quizás algún día lo haga.



Silvia Colomé

La Vanguardia 


   
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