En un encuentro celebrado en el marco de los Diálogos on line que organiza a la Asociación Colegial de Escritores de Catalunya (ACEC) se han encontrado el propio presidente de ACEC, David Castillo, el miembro de la directiva de ACEC, Víctor Fernández, con el presidente de CEDRO, Daniel Fernández, y su director general, Jorge Corrales. La situación del sector, la función social que desarrolla CEDRO o la piratería han sido algunos de los asuntos que se han puesto sobre la mesa. O sobre la pantalla, ya que es un encuentro que pudo seguirse a través del canal de ACEC en Youtube.
Sobre la naturaleza de CEDRO, entidad de gestión de derechos de propiedad intelectual del texto escrito con 28.700 socios, Jorge Corrales explicó que “Para nosotros es primordial el desarrollo de la función social. Hay ayudas de urgente necesidad, ayudas a casos en que hay riesgos de subsistencia. También un bloque de ayudas sociosanitarias en las que nos hacemos cargo de ayudar a pagar gafas, tratamientos dentales y otros. También ofrecemos formación y se trabaja en combatir la piratería, además de la tarea de repartir a los autores y traductores las cantidades que correspondan por el uso de sus obras”. La emergencia creada por la pandemia ha hecho que se hayan tomado medidas extraordinarias: “Además de las ayudas asistenciales habituales, este año pasado hubo un fondo covid de medio millón de euros para autores y traductores que sufrieron percances con el objetivo de darles un soporte económico”.
Daniel Fernández señaló que “además de fondo covid hemos aportado más de cuatrocientos mil euros a un fondo social para casos de urgente necesidad. Cantidades modestas, de 500, 1.000 o 2.000 euros, pero este año han aumentado las peticiones para cubrir situaciones como la posibilidad de perder la vivienda o pobreza energética”.
Fernández recordó que “Cedro no cobra cuotas, asociarse es gratuito. Únicamente hay que demostrar que se tiene obra publicada. Escribir es un oficio solitario que necesita para defender sus derechos estar mutualizado, en un sindicato o en una asociación y unirse. La unión es lo que hace realmente la fuerza. El viejo lema sindical sigue siendo verdad.”
El presidente de Cedro, al ser preguntado por Víctor Fernández por el estado clínico del mundo del libro, recurrió, echando mano de su ilustrada ironía, a un clásico término médico: “estable dentro de la gravedad”. Al recapitular lo sucedido en este año que ahora se cumple del inicio de la pandemia señaló que, en medio de la enorme tragedia humana y económica, nos ha dejado algunas paradojas: “la pandemia ha supuesto una reactivación de la lectura como actividad de ocio y disfrute de la gente. Sin embargo, ha sido un momento muy difícil para los autores. Aunque en los planes de reconstrucción económica las ayudas en el sector cultura no hayan sido todo lo generosas que debería ser, se ha estado aportando dinero a técnicos que se han quedado sin trabajo, a actores, músicos y gente del sector cultural, pero en los autores no piensa prácticamente nadie. Se mantiene el estigma de esa idea de que el escritor debe tener un trabajo serio que le permita ganarse la vida… ¡No pretenderá vivir de los libros!”.
Castillo y Fernández le señalaron que había habido un incremento lectura pero también de la piratería y les solicitaron datos. Jorge Corrales explicó que “en el inicio del periodo pandemia, el acceso a portales con contenido ilícito aumentó un 50%, con un porcentaje de internautas que acceden páginas ilegales a descargar libros del 33%. Mientras en el resto industrias culturales va descendiendo el porcentaje de accesos ilegales, en libro sigue aumentando. Los archivos libros son de poco peso y en redes sociales vuelan. En 202 se piratearon 597 millones de contenidos y el lucro cesante al sector fue de 230 millones de euros, que es lo que se hubiera recuperado en el sector con una mayor eficacia de lucha contra la piratería”.
Daniel Fernández opinó que: “está mejorando la conciencia social de que bajarse cosas gratis de internet es un robo y estamos entregando nuestra intimidad a monstruos tecnológicos en posición de dominio que son el sueño húmedo de los publicistas porque segmentan el mercado publicitario. El conjunto de Facebook y Google deben tener más del 95% del mercado publicitario occidental, es un duopolio. Henos logrado que los tribunales sean más eficaces, se está cerrando algún agregador de contenidos. Estamos con una iniciativa de lo que los anglosajones llaman follow the money. Una manea de llegar a los organizadores, a los jefes de la banda de ladrones de contenidos es ver cómo consiguen monetizar, convertir en dinero el poner esos archivos a disposición. Estamos promoviendo un acuerdo para que las grandes agencias no se anuncien en páginas con contenidos robados”.
El presidente de ACEC, David Castillo, consideró que “parece que seamos policías cuando simplemente ejercitamos una defensa”. Y le trasladó a Daniel Fernández la pregunta de cómo se podía actuar “contra esta piratería que a veces tiene la connivencia de altas autoridades políticas”. El presidente de CEDRO respondió que “A un autor por sí solo le es difícil reclamar las cosas a las que tiene derecho en este mundo tan complicado. Es inevitable convertir las negociaciones en algo colectivo. Es difícil cabalgar un tigre pero estamos intentando que la propia tecnología nos ayude a luchar contra la piratería. Hemos desarrollado herramientas para visualizar los usos ilegales en redes sociales, en servicios de mensajería o páginas de descarga directa.”, Fernández también señaló el ejemplo de Alemania, donde las multas por descargarse contenidos de manera ilícita pueden llegar a los 3.000 o 4.000 euros y explicó que “En España eso está descartado políticamente. Ninguna fuerza defiende castigar al consumidor”.
Víctor Fernández le preguntó por el apoyo en España del ministerio de cultura y Daniel Fernández celebró que, al menos, hubiera un ministerio de cultura ya que “en los dos gabinetes de Mariano Rajoy se había quedado en una secretaría de cultura y había adelgazado no solo en términos presupuestarios sino de peso político y de visibilidad”.
Jorge Corrales contó que “nos seguimos encontrando con derechos traductores y editores todavía dejados de la mano de alguna administración pública”, Contó el caso del pago por derecho de préstamo bibliotecario, que les cuesta mucho cobrar en algunas diputaciones”.
Echando la vista a atrás a lo sucedido en este año de pandemia que ahora se cumple, David Castillo dijo que “se cerraban las librerías pero se dejaban abiertos los estancos: se podía fumar pero no se podía leer, eso nos dice mucho del sitio donde estamos”. Consideró que “hay una asignatura pendiente en España, que es culturizar el país. Y no hay herramienta mejor que el libro”. A Daniel Fernández le pareció “curioso” que en algunas comunidades se mantuvieran los bares abiertos y las bibliotecas cerradas. “En los últimos dos siglos de desarrollo de la humanidad hay un correlato entre las sociedades que leen, que son las que más progresan, también en el desarrollo de sus libertades y expansión de su democracia”. Relató cómo las librerías pasaron unas semanas angustiosas con el confinamiento total de la pasada primavera, pero que en la reapertura la afluencia de lectores supuso un revulsivo a todos los niveles. Tuvo un recuerdo para la gran librera Conchita Quirós, fallecida la pasada semana a los 85 años: “Ha sido una noticia tristísima de una de las libreras más importantes, más entregadas y más dinámicas de España que era Concha Quirós de la librería Cervantes de Oviedo, una maravilla de mujer y de librera. En una de nuestras conversaciones al hablar de esa reapertura de las librerías tras el confinamiento me decía: ‘da gusto, esto ha sido una avalancha’. Por quedarnos con algo positivo: Después de que nos cerraron de repente las librerías, cuando volvieron a abrir una parte significativa de la sociedad, no tan menor como parece a veces, descubrió que le hacían mucha falta”.