Pocas presentaciones necesita a estas alturas Nazario (Sevilla, 1944), incluso para quien sólo esté remotamente familiarizado con el cómic underground y la contracultura de los setenta. Nazario vuelve a ser noticia estos días por partida doble: en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAC) de Sevilla hay en marcha una retrospectiva sobre su obra y en Barcelona es uno de los protagonistas de una exposición en el Palau Robert sobre la contracultura en Catalunya.
Actualmente hay una retrospectiva sobre usted obra en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAC) de Sevilla y en la exposición en el Palau Robert de Barcelona, ‘L’underground i la contracultura a la Catalunya dels 70: un reconeixement’, figura en un lugar destacado. ¿Se considera un referente?
Yo no me considero un referente, me consideran un referente. La época de los setenta en Barcelona tuvieron una importancia que no se le ha reconocido. Espero que algún día se le reconozca. La exposición del Palau Robert es una especie de aperitivo, donde estoy como parte de una coral o un colectivo. La exposición de Sevilla es una retrospectiva, tengo un espacio enorme para mi obra, tanto de cómic como de pintura o fotografía, que es lo que estoy haciendo desde hace unos 15 años. Fotografías de la Plaza Real, fotografías de mis novios en la cama, fotos de espectáculos, de acontecimientos, de fiestas, de correfocs en la plaza… En otra sala hay más de 50 fotografías de desnudos de novios, amigos… La exposición del Palau Robert está muy bien porque es casi una exposición salida de la nada y el espacio es minúsculo. Le han sacado un partido enorme al espacio, con mucho éxito, porque la gente tiene curiosidad por ver esto de los setenta, ver qué es.
¿Por qué dejó el cómic?
En un momento me puse a dibujar y noté que la vista que tenía, fantástica, que la comunicación entre el pincel, la plumilla y el papel, que era la misma cosa, era una especie de barrera. Tengo una especie de glaucoma, que me trato, una catarata en el ojo derecho que es complicada de operar porque tengo la retina envejecida… Todo esto hace que escribir en la pantalla del ordenador o hacer fotos sea más fácil. La precisión que tenía para dibujar… Si no es con esa precisión no me apetece hacer nada.
He leído en una entrevista a Shangay que hay un proyecto en marcha para hacer una serie de televisión sobre Anarcoma. No sé si tiene alguna cláusula de confidencialidad, pero me interesó mucho…
… medio hay una cláusula de confidencialidad. Pienso que a raíz de La Veneno, como tuvo tanto éxito, alguien se dijo que esto de Anarcoma podría estar bien.
Estos años se ha hablado mucho de la Ley Trans. En Anarcoma te adelantaste al hacer del protagonista un transexual.
Lo considero un acierto. Ten en cuenta que esto era al final de los setenta.
Por eso...
Comencé a publicar las historias de Anarcoma en una revista que se llamaba Rambla, que era una de aquellas revistas de la época de destape. Publicaba dos páginas en blanco y negro de las primeras historias de Anarcoma. Fue un acierto. Quería hacer una historia con continuidad. Lo disfruté mucho. Yo participaba, y me dibujo, yo y Ocaña, junto con Anarcoma. Me gusta mucho este juego de meter a los personajes dentro de mi vida. La seguí con cariño. La tercera parte la tenía terminada, se resolvían las tramas y todo esto. Pero me cansé de la historia. Un día descubro que tengo el guion. Lo pasé a texto y me lo publicó Laertes. Tiene un poco el problema que es un libro sobre cómic, pero es un libro, en las librerías no saben si colocarlo en un apartado o en el otro.
Vive en la Plaza Real, uno de los lugares más céntricos de toda Barcelona. ¿Cómo ha visto desde aquí todos los cambios que han ido ocurriendo en la ciudad desde los setenta, después de las Olimpíadas, después del Forum? Para llegar hasta aquí casi hemos tenido que abrirnos paso a codazos entre los turistas.
Pasa en todos lados. Para la inauguración de la exposición en Sevilla me invitaron a alojarme en un hotel que está justo al lado de la Catedral, que es un sitio insoportable. Les dije que no quería ese hotel. El hotel tiene terraza, piscina, se ve la Giralda… Esto a mí no me llama la atención, a los turistas sí. Sales a la calle y todo son restaurantes para turistas. La verdad es que estaba incómodo. Lo mismo pasa si vas a Córdoba o a cualquier otra ciudad. Los centros han perdido carácter. Todo son tiendas de souvenirs. Tienes que huir un poco de lo que es el centro.
Además de la ciudad, también ha cambiado mucho la situación política…
… tenemos a un partido de ultraderecha como tercera fuerza y un aumento de agresiones homófobas, algo que no pasaba desde hacía años. Pero eso de la homofobia... En el fondo el problema es mucho mayor. Donde ven una grieta para meter cizaña, se meten. Y eso estando en minoría. Si se meten con el PP a gobernar, porque hoy Ciudadanos no cuenta…
Algo que he hablado en alguna ocasión con el artista y activista heretik radikal es cómo la cultura gay ha pasado de ser contracultura a estar más o menos normalizada, pero también se ha convertido en un nicho de mercado. ¿Qué opina del llamado 'capitalismo rosa'?
Bueno, los homosexuales, muchos de nosotros al menos, tenemos un poder adquisitivo que ya lo querrían para sí muchos, pero vamos, que no tiene comparación con el poder adquisitivo que pueden tener los heterosexuales… Que nosotros tengamos un poder adquisitivo, que formamos un lobby… todo eso es exagerado, casi es la forma de pensar de los antisemitas, como si fuéramos una elite. Lo que pasa es que está saliendo a la luz gente que antes estaba en el armario. Muchos jugadores de fútbol todavía no se atreven.
Yo diría que casi ninguno.
Pues eso. O cualquier tipo de deportista o personaje público… Los políticos igual sí porque piensan que vende. Todos quieren sacar un poco de tajada. Como lo del Premio Planeta y Carmen Mola. Mucha gente piensa que se han puesto el pseudónimo de mujer porque realmente es un atractivo comercial hoy en día. Debería ser algo totalmente normal. También no por ser homosexual vas a ser mejor. Hay muchos homosexuales que son fachas, que son de Vox.
Seguramente.
Seguramente no, que lo son. Yo hubo un tiempo en que consideraba ser homosexual revolucionario. Y no. Ser homosexual, descaradamente, y hacer una apología de la homosexualidad, o no una apología, sino una afirmación: puedo tener tantos derechos como pueda tener cualquier independientemente de lo que yo haga en la cama, porque en la cama toda la gente no funcionamos igual. Vete a saber lo que haces tú en la cama, siendo heterosexual, u otro homosexual. Las relaciones sexuales tienen tal variedad que dividirlo en homosexual y heterosexual ya casi me parece aberrante. Yo los dividiría más bien en sexuales y asexuales: personas interesadas en el sexo, ya sean heterosexuales, homosexuales o como quieras llamarlo, y asexuadas, gente que están medio castradas, bien mentalmente, bien por su condicionamiento religioso, social. Esto sí que es una verdadera división formal del sexo. Pero la otra me parece equivocada.
¿Por qué cree que votan a Vox?
Deben tener sus razones. Ellos se deben preguntar por qué voto a Podemos, otra gente vota socialista o independentista. Vox apoya la religiosidad, los toros, la cacería, la tradición… Y hay muchos homosexuales que son tradicionalistas, a los que les gustan las procesiones, las vírgenes, los santos, los ritos. Ahí es donde está ese nexo de unión entre algunos tipos de homosexuales y la derecha o Vox.
Foto: Ferran Sendra