Pere Gimferrer, uno de los poetas contemporáneos más importantes en lengua española y en lengua catalana, recibió ayer el Premio Giménez-Frontín en un acto celebrado en el Ateneu Barcelonés de la capital catalana. La Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC) instituyó el premio José Luis Giménez-Frontín en 2010 para rendir homenaje y mantener vivo el espíritu de la obra de quien fue fundador, presidente y secretario general de la entidad, un escritor barcelonés que fue también un activista cultural que trabajó de manera especialmente intensa en el acercamiento entre culturas.
Gimferrer es un autor con el perfil idóneo de la concordia cultural y los puentes tendidos entre lenguas, ya que su obra se expresa con la misma profundidad en catalán y castellano. De hecho, es de los pocos autores que tiene premios de máximo nivel literario en las dos lenguas. Lo mismo vemos en su currículum el Premio Nacional de Poesía (por dos veces), el Premio Nacional de las Letras Españolas, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Premi Nacional de Literatura de la Generalitat de Catalunya, La Creu de Sant Jordi o el Premi Josep Carner de l’Institut d’Estudis Catalans, por duplicado. El escritor acaba de publicar un nuevo poemario titulado con un verso de Ovidio: Tristissima Noctis Imago.
El acto de entrega se realizó en un ambiente familiar, con la presencia del hijo de Giménez-Frontín, Daniel, y de su viuda, Pilar Brea. También con la asistencia de la esposa y los sobrinos de Pere Gimferrer, Hugo de Cominges y Lidia Penelo, y de la sobrina-nieta, la pequeña Rita, que -muy atenta- no se perdió nada de lo que sucedía en la sala, absorta con las explicaciones y la lectura de fragmentos poéticos.
Inició el acto como presentador el periodista y escritor Víctor Fernández, que inmediatamente advirtió que “no era un presentador imparcial” porque el premio a Gimferrer resultaba para él y para toda la junta de la ACEC “un día de alegría”. El presidente de ACEC, el poeta y novelista David Castillo, afirmó que Gimferrer “es un poeta que sorprende” y explicó que “cuando lo descubrimos en los años 1970 fue un enorme impacto. Compilé una antología de la contracultura y me di cuenta de que había muchísima influencia en los autores jóvenes de Pere Gimferrer”.
Castillo procedió a leer fragmento de algunos libros del escritor, como Muerte en Beverly Hills y destacó la capacidad de Gimferer para mezclar las imágenes doradas de la juventud con el clasicismo, su manera de fundir la solemnidad y la verdad práctica. “Su poesía se mueve en una red de símbolos. Para los que nos gusta la poesía, es un autor que tiene mucha pegada. Hoy le damos el premio Giménez-Frontín, pero merecería el Premio Nobel”. No es la primera vez que se pide para él el máximo galardón de la literatura internacional.
Al tomar la palabra, Pere Gimferrer señaló que había tratado mucho y de manera cordial a José Luis Giménez-Frontín, Con él había coincidido en la universidad, en los ciclos literarios de La Pedrera , en la editorial Kairós o en la editorial Seix-Barral, donde Gimferrer ha sido un editor crucial en estos años. También se congratuló de recibir como premio una estatuilla de Antonio Beneyto, escritor y artista plástico “al que traté mucho” y precisamente estuvo en la reciente presentación de su libro-homenaje en el Palau de la Virreina.
Gimferrer se sintió especialmente contento y agradecido porque este premio Giménez-Frontín “simboliza en él la honestidad, la coherencia y una idea clara de lo que era adecuado y justo de hacer y no hacer, porque fue siempre una persona ejemplar, también como escritor. Todo va junto”.
Al finalizar el acto, le preguntamos a Pere Gimferrer si la literatura sigue teniendo su importancia en medio del bombardeo mediático y la crispación de las redes sociales y nos contestó con ese brillo de unos ojos que ven más allá de lo que vemos los demás: “Naturalmente que la tiene. No hay que olvidar que la literatura es una forma de conocimiento”.